María Isidra de Guzmán y de la Cerda (1767-1803), también conocida por el más corto María de Guzmán- que es como ha quedado en el callejero madrileño- fue la primera mujer en alcanzar el grado de doctora en una universidad española. Además, también obtuvo la dignidad de Académica Honoraria de la Lengua.
Vivió temporalmente en el Palacio de Parcent, en el número 62 de la calle de San Bernardo. El palacio, que en la actualidad alberga dependencias del Ministerio de Justicia, también es conocido como la Casa de los Siete Jardines y sigue los cánones de las residencias nobiliarias del XVIII, que abundaban en la zona. Aún queda constancia en pie de cuando este era territorio aristocrático en otros ejemplos palaciegos cercanos, como los del Marqués de Guadalcázar, de la Marquesa de la Sonora (Ministerio de Justicia) y la Casa Palacio de Antonio Barradas.
María Isidra nació en la cuna de una de las familias aristocráticas más importantes del país. Entre su padre, Diego de Guzmán y Fernández de Córdoba, y su madre, María Isidra de la Cerda y Guzmán, reunían dieciséis títulos nobiliarios. Nada más, y nada menos, que seis veces grandes de España resumidos en la pareja y sentados a la misma mesa.
María Isidra había destacado desde pequeña por su facilidad para los estudios y los idiomas, lo que valió que su nombre fuera muy conocido en los ambientes de la corte. En 1784 fue admitida en la Real Academia de la Lengua a instancias del rey Carlos III, convirtiéndose en la primera mujer académica, con solo diecisiete años. El siguiente paso para la joven y osada aristócrata era conseguir el doctorado por la Universidad de Alcalá. Aunque en aquella época las mujeres tenían prohibido el acceso a la carrera universitaria, su familia consiguió una dispensa real.
El examen oral de grado (1785), al que acudió la joven en carroza de cristal y rodeada de boato, comprendió las materias de “griego, latín, francés, italiano, español, retórica, mitología, geometría, geografía, filosofía en general, lógica, ontosofía, teosofía, psicología, física en general, física en particular, tratado sobre los animales, tratado sobre los vegetales, sistemas del orbe, esfera armilar y ética”, según apunta Pedro Rodríguez-Ponga y Salamanca en su biografía de la Doctora de Alcalá para la Real Academia de la Historia.
Al día siguiente de examinarse, María Isidra de Guzmán y de la Cerda era Doctora en Filosofía y Letras Humanas. No faltaron vítores y orquesta en la ceremonia, que fue un punto y seguido en la vertiginosa carrera de la joven, que aún no había cumplido los dieciocho años: miembro de la Sociedad Económica Matritense (donde también fue la primera mujer), y otras sociedades importantes del momento.
Se casó en 1789 con el marqués de Guadalcázar y de Hinojares, Grande de España, razón por la cual fue a vivir por temporadas al mentado palacio de la calle de San Bernardo. La mayor parte del tiempo lo pasaron, si embargo, en Córdoba, ya que allí radicaban las obligaciones nobiliarias del marqués. Después de la boda, su vida pública intelectual pasó a un segundo plano, además de por haberse casado, por decaer el ímpetu ilustrado de los Floridablanca, Jovellanos y el propio Carlos III, en cuyo contexto se había producido su ascenso social.