La portada de mañana
Acceder
Puigdemont estira la cuerda pero no rompe con Sánchez
El impacto del cambio de régimen en Siria respaldado por EEUU, Israel y Turquía
OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

La Moda: vendiendo ropa infantil desde 1896

Natalia Martín Hernando. Museo del Romanticismo

“Señora, la cigüeña traerá a su niño, pero… desnudo. Vístalo en La Moda” Este sugerente slogan sirvió durante años de carta de presentación a esta tienda de moda infantil fundada en 1896 y que aún se puede encontrar en la calle Pez, número 30. La que un día fuera una de las más concurridas calles comerciales de Madrid, superando incluso a la calle Preciados, ha dado paso a negocios de otra índole. Sin embargo, aún podemos encontrar la huella del pasado en establecimientos como el que regenta Ángel Viñuales, cuarta generación de esta familia dedicada al textil. Ángel nos señala con orgullo, que se trata del único establecimiento centenario de moda infantil presente en la ciudad y nos remonta a tiempos en los que se podía escuchar: “Quien compra en la calle Pez, bien sabe lo que se pesca”.

Ha sido el Museo del Romanticismo el que nos ha acercado a conocer la historia de este establecimiento decimonónico dentro de la tercera sesión del programa “Malasaña Romántica: historias y comercios del siglo XIX”. En esta ocasión, la contextualización histórica que se desarrolla en las dependencias del Museo, se centró en la figura de la modista. Conocimos cómo la seducción que provocaba la moda entre las damas de alta sociedad dio lugar a la creación de numerosos talleres y casas de modas en las inmediaciones de Palacio. Comprobamos que el desarrollo económico que vivió Madrid en la segunda mitad del siglo XIX y la mejora de las comunicaciones, permitieron la introducción en el país de una gran variedad de tejidos y adornos, que satisficieron las necesidades de burguesas y aristócratas. Si bien el gremio de los sastres vio el surgimiento del oficio de modista como una amenaza, con el transcurrir del tiempo consiguieron tener una importancia y consideración social hasta entonces impensable. Las novedades que llegaban de París eran notorias y muchas de estas modistas cambiaron sus nombres para parecer francesas. Los casos más destacados serían los de Madame Petibon y Madame Honorine, quienes llegaron a ser proveedoras reales al servicio de Isabel II.

Tras poder disfrutar de publicaciones del fondo antiguo del Museo como “La moda elegante”, “El correo de la moda” o el “Correo de damas”, nos dirigimos hacia la calle Pez. Antes de encontrarnos con Ángel, nos sorprendió descubrir en el escaparate un maniquí que ha acompañado a esta familia desde la fundación del negocio, cuando contaba con un taller de confección adyacente al establecimiento, hasta nuestros días, cuando se ha adaptado a las nuevas necesidades comerciales.

Muchos de los visitantes compartieron sus vivencias relacionadas con La Moda, dejando constancia de lo querido y popular que es este comercio en el barrio. Incluso Pío Baroja, insigne vecino, lo mencionó en “El árbol de la ciencia”.

Si desean conocer más historias del barrio ligadas al siglo XIX, el programa “Malasaña Romántica” proseguirá su andadura durante este mes con la visita a la Escuela de encuadernación Beatriz Moreno (c/ S. Joaquín , 4). Se recuerda que las plazas son limitadas previa reserva.

*Más información en http://museoromanticismo.mcu.es a partir de principios de noviembre.http://museoromanticismo.mcu.es