Espíritu Santo, Corredera de San Pablo, Pez, Manuela Malasaña y, por descontado, Fuencarral y las pequeñas vías que cortan con ésta son las calles que cuentan con los precios de alquiler de locales más altos de Malasaña, unos precios que la asociación de comerciantes Vive Malasaña denuncia están ahogando al pequeño comercio local y que son la razón principal que encontramos detrás de los últimos cierres de algunos establecimientos del barrio.
María Itxaso Matas, una de las propietarias de la agencia inmobiliaria API Monteleón, con más de 30 años de experiencia en Malasaña, indica que muchos propietarios de locales de la zona están duplicando y triplicando el precio de los alquileres atendiendo a un falso rumor que indicaría que es el momento propicio para subir las rentas.
“Algún local puntual bien ubicado funciona y el negocio es capaz de asumir un aumento razonable del alquiler, pero eso crea inmediatamente un efecto contagio que hace creer a los dueños de otros locales cercanos o, incluso, vecinos, que pueden hacer lo mismo con los suyos. No es así, cada local es un mundo y en su precio inciden muchos factores que no hacen siquiera que podamos dar un precio medio por metro cuadrado en una misma calle. No son pocos los propietarios que por su avaricia lo único que consiguen es que el local se les quede vacío y después de un año sin inquilino deban no sólo recular sino alquilar por menos precio. Los negocios pequeños no dan para tanto y muchos de los que aceptan esos alquileres abusivos se acaban arruinando al cabo de poco tiempo, lo cual es malísimo para ellos, pero también es perjudicial para los mismos propietarios”, indica Matas.
Recientemente, Somos Malasaña se hacía eco del cierre de la carnicería Guticar en la calle Manuela Malasaña después de 17 años de negocio. La familia que gestionaba el negocio alegaba que no podía hacer frente a los 2.800 euros mensuales de alquiler que la propiedad les pedía por continuar en un local de escasos 100 metros cuadrados. Detrás de otro de los cierres de los que hemos hablado hace unas semanas, el del Café de Ruiz, también estaba como motivo principal los más de 4.500 euros mensuales de renta del local. Matas indica que estos precios “están echando a negocios de toda la vida del barrio y, a la vez, están condenando a una pronta desaparición a muchos de quienes les toman el relevo”. En este mismo sentido se pronuncia Raúl Salamanqués, presidente de la asociación de comerciantes Vive Malasaña, quien anima a los propietarios de locales a “moderar las subidas de los alquileres en aras de dar oxígeno a ese pequeño comercio que seguro le será más fiel y que además potenciará el barrio, lo que redundará también en su beneficio”.
Salamanqués califica de “preocupante” la escalada de precios de alquiler que se está dando en el sector terciario, la cual uniformiza la oferta y hace que el barrio pierda personalidad. “El comercio de proximidad, el artesanal, el innovador y que es acometido por personas emprendedoras, seguras de su saber hacer, pero con poca capacidad incluso para contratar, no puede hacer frente a unos alquileres que sólo pueden pagar las grandes cadenas. Esto supone que, poco a poco, el barrio vaya perdiendo su esencia, su creatividad y esa estructura comercial diversa que le da consistencia, siendo sustituida por locales vacíos o llenos de una oferta uniforme, más basada en la filosofía del usar y tirar que en la de crear, dar servicio cercano al vecino y cuidar al cliente”.
Oferta real
Oferta real
En los últimos años, el fin de los alquileres de renta antigua ha significado el cierre de muchos comercios y no son pocos los negocios tradicionales que aseguran que si aún continúan abiertos es gracias a que sus dueños son, a la vez, propietarios de los locales. Consultando la oferta de locales en alquiler que ofrece el portal inmobiliario Idealista, podemos hacernos una idea real de por dónde van los tiros.
En la calle Espíritu Santo encontramos activas las siguientes propuestas: se alquila local de 70 m2 (en el que hasta hace poco había una carnicería) por 6.000 €/mes; otro local de 90 m2 se ofrece por 4.600 €/mes, mientras que por un tercero que, actualmente, está ocupado por un negocio de palomitas de colores -con 69 m2 en planta calle más 20 m2 en planta sótano- se pide 2.500€/mes. En otra de las calles comerciales estrella del barrio, Corredera de San Pablo, el espacio del antiguo Bar Prado, de 115 m2 y licencia de hostelería -una de las más atractivas- está en el mercado por 6.000€/mes.
Según Idealista, para alquilar los locales disponibles más baratos del barrio deberíamos desembolsar 650€/mes, lo cual nos daría derecho a tener un negocio de 40 m2 en la calle Amaniel, o a tener otro de igual tamaño en San Vicente Ferrer -zona de Conde Duque-. Yéndonos al extremo opuesto, los locales más caros del barrio los encontramos dentro del Mercado de Fuencarral, en el número 57 de esa calle: con licencia de hostelería, en ese espacio se piden 2.500€/mes por menos de 4 metros cuadrados (625 euros por metro cuadrado) y 3.500€/mes por 11 m2 (318,18 euros por metro cuadrado).
Desde luego, una cosa es lo que se pide y otra lo que finalmente se paga, pero las últimas operaciones que ha cerrado API Mlonteleón indican que, por locales sin licencia hostelera situados en calles y lugares sin nada especial, no sería posible hallar nada por menos de 15-20€/m2. En cualquier caso, la rentabilidad que ofrece el alquiler de locales en Malasaña es alta, algo que confirma el hecho de que hay pocos comercios en venta y el precio medio por metro cuadrado oscila entre los 3.000 y los 3.500 euros.
Alquiler y venta de viviendas
Alquiler y venta de viviendas
En otro orden de cosas, en lo que se refiere al alquiler de vivienda en Malasaña, desde API Monteleón afirman que los precios se han estabilizado (16-20€/m2 de media) y que, incluso, han cerrado operaciones con los primeros descuentos en años sobre los precios que los propietarios pedían de entrada. Se trata, según la inmobiliaria, de un claro indicador de que las rentas han tocado tope. También destacan que el afán inversor para un posterior alquiler se ha estabilizado y que en ese proceso también ha influido el anuncio de la regulación de los alquileres vacacionales. “Existe la creencia de que ya no todo es Jauja. Hay incertidumbre y miedo y eso influye, sobre todo, en el pequeño inversor que adquiere pisos sueltos para alquilar. Sin embargo, aún no sucede lo mismo con el inversor profesional que busca edificios enteros”.
En cuanto a la venta de viviendas, desde API Monteleón confirman que persiste una alta demanda de compra y que el precio medio por el que se cierran las operaciones oscila entre los 4.000-4.500 euros/m2, si bien es normal que un vendedor comience pidiendo mil euros más por metro cuadrado.