Modesto Martínez, la calle que nació de una broma
La calle de Modesto Martínez no aparece en el callejero y no se puede encontrar en Google Maps. La calle de Modesto Martínez, en realidad, no existe...¿o sí?
De su presencia dan fe distintas noticias aparecidas en los medios, una placa ya un poco deteriorada e, incluso, una mención en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid el 19 de febrero de este año.
La calle antes...
La calle, más bien callejón y nombrada como pasaje, está situada entre San Mateo y Beneficencia, y como tantas otras de Madrid se formó al abrirse un solar.
El pasaje es vecino del antiguo Hospicio de Madrid, hoy Museo Municipal; el Museo Romántico, cerrado provisionalmente; y la boca de metro de Tribunal, clásico lugar de encuentro de grupos que salen a tomar algo por Malasaña o que van de compras a Fuencarral.
Pero Modesto Martínez tiene una historia peculiar, el donante de nombre no está muerto, como suele ser habitual, sino que, vivito y coleando, ha escrito en su blog la peripecia de esta joven vía.
En el año 1999, él mismo encargó la placa que aún hoy se puede ver en el pasaje y, entre risas y los efectos de unas cuantas cervezas, la colocó en la pared con silicona y con ayuda de unos amigos.
La calle nunca tuvo una inauguración oficial, aunque Ruiz Gallardón la visita periódicamente para ir a votar al Instituto San Mateo.
Lo curioso es que la gente empieza a conocerla por este nombre.
La calle ahora...
No hace demasiados años, cuando la Plaza de Barceló era escenario de las mayores concentraciones “botelloneras” de Madrid era frecuente que al callejón, por entonces recién inaugurado, se trasladaran a beber algunos de los convidados a estas fiestas callejeras. Hoy, la policía y las obras se han puesto de acuerdo para exiliar los botellones masivos de la zona y Modesto Martínez permanece solitario la mayor parte del día.
Javi, un joven sentado en las escaleras del instituto San Mateo, que se esmera en darle forma a un cigarro de liar de dudoso contenido, cuenta que es vecino de la Travesía de San Mateo y que suele acudir a ese lugar solitario “para estar solo y pensar un rato”.
El callejón es, sin duda, paréntesis entre el trajín de Tribunal y Fuencarral. Javi recuerda que en esas mismas escaleras no hace demasiado tiempo “solía para mucha gente, siempre andaban por aquí con su música, pero la verdad es que se montaban muchas movidas”
La tranquilidad del callejón se ve interrumpida más veces de las que los vecinos quisieran, la oscuridad es un buen aliado del lumpen que desde hace años existe en la zona. Actualmente se está llevando a cabo el plan de remodelación del entorno de Barceló y la calle quedará entre el Instituto San Mateo y el parque infantil provisional que viene a sustituir al de los Jardines del Arquitecto Ribera.
El Instituto San Mateo, cuya pared sostiene la placa de la calle, estuvo a punto de convertirse en el colegio catalán de Madrid, en una maniobra de Esperanza Aguirre que muchos calificaron de demagoga y publicitaria. Actualmente acoge a los alumnos del Instituto Santa Marca, mientras se remodela este centro y, dentro de unos meses, parece ser que será donde se muden los alumnos del cercano CEIP Isabel la Católica, que se someterá a rehabilitación.
San Opropio y Serrano Anguita
La rocambolesca historia de este pasaje nos ha traído a la memoria lo ocurrido con otra cercana vía, desde 1968 conocida como calle de Serrano Anguita pero que durante muchos años se llamó oficialmente calle de San Opropio.
Al parecer, este lugar fue en su época el camino de entrada a un palacete cercano, cuyo dueño puso en él el cartel de “Camino Propio”. Este cartel derivaría, no se sabe bien cómo, en el siguiente: “Calle del Santo Propio”. Con el tiempo, este segundo rótulo habría perdido la 't', cosa que no percibió la persona a quien encargaron restaurar la placa optando por poner “Calle de San Opropio” en su trabajo, para encontrar un sentido al encargo.
La calle quedó entonces bautizada como tal, hasta que el periodista, dramaturgo y cronista de Madrid, Francisco Serrano Anguita descubrió que en el santoral no existía el tal Opropio, obteniendo como premio a su investigación el honor de que la vía se bautizara con su nombre.
Si Serrano Anguita desenmascaró al falso santo Opropio y recibió como premio a su investigación el honor de que la vía se bautizara con su nombre, ¿podría recompensarse a Modesto Martínez con idéntica distinción por haber hecho pública su broma?
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