He quedado en una oficina de la Plaza de lo Mostenses. La entrevista de hoy es, para mí, como poner suelo a un espacio desterritorializado, Nodo50, el mítico servicio de alojamiento web con cuyos manuales aprendí HTML (sí, entonces todo iba en mayúsculas: , ). Desde 2015 están de nuevo en Malasaña, el mismo barrio en el que el servicio dijo Hola, mundo. Me atiende especialmente Santiago, uno de los miembros más veteranos de Nodo en la actualidad.
Como tantas empresas, grupos de afinidad y cofradías paganas, Nodo50 se fundó en un bar, porque “Alberto, uno de los fundadores de Nodo50 era compañero de universidad del dueño del bar Selva”. La relación del mítico bar de la Plaza de los Mostenses y Nodo50 sería fructífera durante los siguientes años. “Hacia el 2000 nos mandaban el menú del día por fax, y todos los días lo subíamos a una web que les habíamos hecho y que todavía está colgada por ahí”. En ella, congelada un día de noviembre de 2000 que daban alubias de tolosa con tropezones, se puede leer la advertencia en La Selva se gestó, se fundó y se alimenta NODO50.
En realidad, la existencia de Nodo50 ha estado muy unida al barrio. Hagamos un poco de historia para entenderlo. En octubre de 1994 se celebraba en Madrid la asamblea general del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. Una cumbre especial, pues se conmemoraba el 50 aniversario de ambas instituciones (de ahí los dígitos del nombre), y centenares de personalidades mundiales acudirían a Madrid. Una serie de organizaciones comienzan a pensar la respuesta anticapitalista: una contracumbre que anticiparía el ciclo antiglobi de los siguientes años. A pesar de que internet era entonces un animal mitológico encerrado en laboratorios universitarios (no existía la WWW), piensan ya en la necesidad de contar con una herramienta telemática de coordinación y comienza la aventura de montar un servidor en Madrid bajo el paraguas de las organizaciones convocantes de la contracumbre (Sodepaz, Aedenat y otras)
Para los más jóvenes: que el servidor estuviera ubicado en el mismo lugar donde se iba a realizar la contracumbre tiene que ver con la necesidad de conectarse a precio de llamada telefónica. Si twitter fue la herramienta de comunicación del 15M, las BBS –en este caso con una línea de RedIris (la red nacional de investigación) pirateada-, representa el enlace entre las viejas minervas de la izquierda clandestina y las redes sociales de los actuales movimientos.
Nodo50 sobreviviría a la contracumbre. Hasta 2001 estuvieron bajo el amparo legal y económico de Sodepaz y ubicados en sus diferentes sedes sociales en Malasaña. La sinergia con la asociación les llevó a las calles de Pizarro, a Pez 9 y a Puebla (luego se trasladaron a la calle Hileras, donde hacían sus míticos cursos, y desde 2007 hasta 2015 teletrabajaron).
“El mesón gallego de la calle Ballesta era nuestra sede no oficial, igual que sucedía con otros colectivos afines, como el Kolectivo Malasaña”. Hacia 1997, o 1998,- la memoria tilila-, hicieron en el mesón una demostración con páginas web a colectivos políticos de la Izquierda Autónoma madrileña. “¿Eso se puede ver en Japón?”. La pregunta, hecha por uno de los activistas presentes, suena hoy ingenua, pero eran tiempos en los que para conectarte llamabas telefónicamente al módem de tu proveedor.
Fueron pioneros en poner en pie estructuras telemáticas y también en sufrir la vigilancia policial y el todo es ETA.todo es ETA Durante mucho tiempo, en la portada de Nodo50 se podían rastrear las entradas desde las IPs de sedes de las Fuerzas de Seguridad en sus páginas: “aquello sirvió, entre otras cosas, para descubrir a un policía que llevaba mucho tiempo infiltrado en los movimientos sociales”. Aún se puede consultar el informe Vigilando al vigilante, sobre el espionaje policial a Nodo50 y al movimiento antiglobalización, que fue presentado en 2002 a los medios de comunicación en una rueda de prensa en el Parlamento con Nodo50, el abogado Endika Zulueta y Gaspar Llamazares. En aquellos momentos Nodo50 daba alojamiento a medio millar de organizaciones sociales y las Fuerzas de Seguridad se pasaban una media de 12 horas diarias navegando por sus páginas.
Con un clima de confrontación social muy candente, tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, cuando todo lo que rimara consonantemente con ETA –aunque nada tuviera que ver con la organización-, era objeto de señalamiento público, sufrieron el primer mailbombing. Diferentes empresas de alojamiento recibieron una oleada de mensajes orquestados para paralizar su actividad, presionando para que se retiraran ciertas webs que se identificaron con el famoso entorno de ETA. Muchas de las páginas nada tenían que ver con la banda armada y, en el caso de Nodo50, ni siquiera eran web alojadas por ellos.
Posteriormente, con la entrada en vigor de la Ley de Protección de Datos, sufrieron denuncia e inspección por los informes que elaboraba la Asociación Contra la Tortura, con listados de funcionarios procesados o condenados. Con la web de la Asociación en Nodo50 fuera de servicio (y la multa de 60 millones de pesetas a la Asociación), se inició una campaña internacional, similar a las que hoy en día se hacen con Wikileaks u otros servicios similares, consistente en la colocación de una veintena de mirrors (copias de la web) en distintos lugares del mundo.
Santiago bromea sobre lo fácil que lo hubieran tenido sus “enemigos” para tirarlos abajo: “En aquella época teníamos los servidores en el local de Sodepaz de Puebla y todo se sostenía por un cable de cobre que iba a poco más de dos metros rodeando la fachada…” En una ocasión, de hecho, alguien entró en el local por la noche sin llevarse nada, aunque no llegaron a conocer sus intenciones.
Hoy Nodo50 sigue dando servicios básicos de internet para asociaciones e individuos con un marcado carácter antagonista, aunque con amplio colorido ideológico: registro de dominios, listas de distribución, alojamiento web…Te visten con los básicos, vaya, sobrios pero seguros en un sentido literal: insisten mucho en la necesidad de escapar a la exposición personal de las redes sociales y cuidar la privacidad. La seguridad de las comunicaciones ha sido una preocupación constante, y de ello dan fe sus míticas mudanzas en busca de las mayores cotas de seguridad y defensa de la libertad de expresión. “Cuando nos independizamos de Sodepaz llevamos los servidores a un centro de datos de San Sebastián en una furgo, luego a Holanda y desde 2011 estamos en Suecia, en un servicio activista que conocimos porque alojaban un servidor de Wikileaks y se negaron a apagarlo, a pesar del requerimiento del Ministro del Interior sueco”. Del traslado de Holanda a Suecia quedó un mini documental que merece la pena ver.
Frente a la deriva individualista de las redes sociales, en las que el activismo ha pasado de hacerse con un avatar asociativo a uno con tu rostro, Nodo50 sigue reivindicando la toma en colectivo de las redes, para lo que planean volver a hacer en breve cursos. “Aunque no lo parezca, creemos que uno que podría seguir teniendo mucho sentido, además del de seguridad, es el de internet básico”, cuenta Santiago.
Mucho ha transcurrido en nuestra relación con internet desde aquellas reuniones del bar Selva y el mesón de Ballesta pero, al principio, ellos estaban ya allí. Y aquí siguen.