Uno de los pubs más veteranos de Malasaña, el barrio preferido de Madrid por los modernos, rockeros y demás tribus de la noche para beber hasta la madrugada (o el amanecer), ha dicho definitivamente adiós. Sus responsables lo han traspasado y con él se acaban 25 años de rock a sus espaldas, que ahora sonará en el mismo local, pero con otro nombre y aspecto. Hablamos del Louie Louie, el local de la calle Palma que formaba parte de los incombustibles de la zona, templos que llevan la música en sus venas y que permanecen abiertos desde los años ochenta, noventa e incluso los setenta.
Para los recién llegados y los nostálgicos, hemos elaborado una lista de los que aún siguen abiertos, en los que puedes disfrutar de copas nocturnas cada fin de semana. Podrían estar otros como el Mercurio, el Angie, El rey lagarto, la Vaca Austera o el Café la Palma, pero esta es nuestra selección:
El Penta - historia viva de La Movida
Es el local más mítico de Malasaña, aunque solo sea porque Antonio Vega lo hiciera inmortal al incluirlo en la letra de La chica de ayer, su tema más conocido y símbolo de toda una generación. Abierto en 1976 con el nombre de Pentagrama, sus responsables afirman que fueron pioneros en crear en España el concepto de bar de copas, “combinación de bar tradicional y discoteca”. Por el lugar pasaron todos los indispensables de la música pop en español de los años ochenta: Los Secretos, Nacha Pop, Burngng, La Mode, Alaska... y en su cabina los grupos que empezaban dejaban sus maquetas. Después de años de cambios en la propiedad, dos de sus camareros decidieron quedarse con el local y conservar el espíritu Penta. A día de hoy no es el bar más moderno de Malasaña, pero si sus paredes hablaran...
La Vía Láctea - al estilo de Nueva York
O, simplemente, La Vía, es otro de los supervivientes de La movida, ese movimiento musical que recorrió Madrid durante los años ochenta y que tenía su epicentro en Malasaña. El local abrió en 1979, con una inspiración muy diferenciada de su compañero de época, fijándose en los sitios de alterne que triunfaban al otro lado del Atlántico, en Nueva York. Con una decoración cuidada, que le daba aspecto de bar de rock (cuenta con pinturas originales de los Costus), comenzó a forrar sus paredes y techos de carteles que hoy convierten al local en un auténtico museo de la música.
Por su cabina han pasado algunos de los mejores DJ del panorama pop-rock nacional, como Juan de Pablos o Kike Turmix. En el local trabajó hasta su fallecimiento el Pele, conocido como el sheriff de Malasaña, uno de los personajes más míticos que ha dado el barrio. Hoy, 35 años después de su apertura, sigue mostrando buen músculo, con público de todo tipo y procedencia que acude a escuchar buena música pese a que el local no favorece el baile en ninguna de sus dos plantas.
El Tupperware - templo del indie
Las colas (y las tertulias) en la puerta de entrada al Tupperware -más conocido como El Tupper-, en la Corredera de San Pablo, son una de las señas de identidad de la noche malasañera desde hace décadas. Una vez superada su entrada angosta y dejando a la izquierda la decoración pop de su barra (ver imagen) se llega a su zona central en la que destaca el mural pintado por el dibujante Mauro Entrialgo (historia viva del barrio) en su pared del fondo y, en general, el bailoteo de modernos durante todo el fin de semana. Es el lugar en el que han de dejarse ver sí o sí los alternativos de Madrid durante el fin de semana.
Subiendo las escaleras cuenta con un ambiente más relajado, con mesas para charlar y la música a un menor volumen. En su cabina pinchan personajes conocidos de la noche madrileña y últimamente también se pone a los platos de vez en cuando Eva Amaral. Entre semana ofrece otro tipo de actividades e incluso partidos de fútbol.
Nueva Visión - Ramones Fan Club
Hablar del Nueva Visión es hacerlo del Johnny, el característico dueño de uno de los locales más punk de Malasaña, donde se sirven minis de kalimotxo hasta altas horas de la noche y suenan las guitarras machaconas de Los Ramones. Este grupo es santo y seña del local, que alberga el Club de Fans del grupo y que cerró por luto el día en el que falleció su cantante, Joey Ramone.
En su interior, parada obligatoria de cualquier punk-rocker que pase por Madrid, se pueden tomar copas a precios bastante razonables, en un ambiente informal gracias a una decoración punki que se complementa con un suelo que te traslada directamente a la calle (con alcantarilla redonda incluida) y con unas letrinas en lugar de baños del mismo estilo. Ojo a los vinilos existentes en su cabina, cosa fina.
Siroco - sala con solera y encanto
Siroco abrió en Madrid cuando La Movida ya estaba de capa caída. Era 1989 y los indies empezaban a despuntar influidos por lo que era una nueva ola de pop-rock que llegaba de EE. UU. y Reino Unido. En su haber tiene haberse convertido en la sala de conciertos más longeva de Malasaña (otras como la Taboo o la Maravillas han cambiado varias veces de nombre y de estilo). Por su escenario pasan cada año más de 300 bandas de música y otros tantos DJ.
El local no es tan enorme como su abultada programación y cuenta con dos partes bien diferenciadas, el lounge situado a la altura de la calle, donde se sirven copas, cócteles y se organizan exposiciones, y su planta baja, lugar de sesiones y conciertos míticos pese (o tal vez gracias) a lo limitado de su aforo. El público es variado, ya que a partir de las 3.00 se reúnen todos los que buscan más fiesta una vez que están cerrados el resto de locales de la zona, pero antes de esa hora encontrarás alternativos, hipster, poperos y rockeros.
Free Way - conversaciones y baile
Solo en Malasaña podía ocurrir que un pub con maderas de aspecto irlandés acabe convertido en un centro de encuentro de modernos. Ubicado en un esquinazo muy visible entre la Corredera y San Vicente Ferrer, el Free Way nació en plena efervescencia del indie, un 8 de abril de 1994, tres días después del suicidio de Kurt Cobain (según la fecha de nacimiento que figura en su Facebook). De haberlo podido visitar, el cantante de Nirvana hubiera tomado cervezas a gusto en este local, sentado mientras charlaba en su parte de arriba. Más difícil hubiera resultado que acabara en la otra parte del local, la del sótano, un lugar en el que sus habituales bailan hasta bien entrada la madrugada. El Free Way se instaló en el lugar que dejó libre el King Creole, lugar de reunión de los rockers de Madrid.
Moloko - el refugio de los mods
Muy cerca de la sala Siroco se encuentra el Moloko Sound Club, un pequeño local que abrió en 1997 para albergar un sonido rockero, alternativo y ska poco habitual hasta entonces. Entre sus paredes decoradas con carteles de conciertos y discos bailan y beben cervezas/copas hasta tarde numerosos treintañeros (e incluso entrados en los cuarenta), aunque también se ve público de veintimuchos. Algunos con estética mod, otros simplemente modernos, apuran sus tragos en este local de entrada incierta (la puerta impone) pero de ambiente excepcional en el interior.
Louie Louie - el mejor ambiente de rock (cerrado)
Un regusto del mejor rock and roll en medio de Malasaña. Es lo que ofrece desde su fundación el Louie Louie, un local que abrió en 1989 con el mismo nombre que el de la canción de Richard Berry que interpretó también Iggy Pop. En su interior, decenas de posters y fotografías de grupos firmadas ejercen de notarios de que en el lugar es posible escuchar los mejores riffs de guitarra de la zona.
Actualización (mayo 2015): después de la jubilación de Pepe Ugena, propietario del bar, el local ahora se llama Wrong Way y está gestionado por nuevos empresarios, que mantienen el espíritu rockero y punk del lugar, aunque con un toque rejuvenecido.Actualización (mayo 2015):