Nuevo capítulo en el culebrón turístico que protagoniza un edificio de viviendas reconvertido en alojamiento hotelero en la calle San Bernardo, muy cerca de la Gran Vía. El propietario del negocio, Karim Bulaix García-Valero, ha cerrado la posibilidad de reservas tanto en su web oficial como en las páginas que la comercializaban, tal y como ha comprobado Somos Malasaña.
Este jueves el Ayuntamiento de Madrid emitía la orden de cierre para el negocio turístico, que a pesar de no contar con licencia para alojar visitantes llevaba casi tres años alquilando sus apartamentos para turistas en la zona de Malasaña, con precios que iban desde los 147 a los 190 euros por noche.
Karim Bulaix es el actual presidente de la Cámara de Comercio de Ceuta y el administrador de la empresa San Bernardo 41 SA, propietaria del negocio y que está presidida por Dolores García Valiño, su madre. Como secretario figura Fuad Bulaix, hermano del empresario y que es a su vez pareja de la senadora del PP por Ceuta Cristina Moreno Díaz, según fuentes consultadas por este periódico.
Los vínculos con el PP de la familia de Karim Bulaix no han evitado el cierre, aunque el Ayuntamiento de Madrid, en paralelo, está tramitando la legalización de este negocio turístico a través de un plan especial, como adelantó Somos Malasaña el pasado 7 de enero. Una denuncia policial que tuvo lugar dos días después de la publicación de esta noticia motivó que el área de Urbanismo haya emitido la citada orden de cierre y el empresario se vea obligado a no admitir a más turistas.
La fecha de cierre la comunicó el delegado de Urbanismo, Borja Carabante, en una comisión el pasado lunes. En ella, el concejal Antonio Giraldo, que había solicitado información de este edificio, se preguntaba si el presidente de la Cámara de Ceuta podía seguir en “el cargo que ostenta” después de haber ejercido “esta actividad irregularmente”.
El inmueble está situado en el número 41 de la calle San Bernardo, a escasos metros del Ministerio de Justicia, y su negocio turístico funcionaba bajo el nombre de Arizónica Suites. Eran 13 apartamentos “ideales para disfrutar Madrid desde el corazón de la ciudad”, explicaba en su propia página web, ahora “en mantenimiento” y donde era posible reservar una de sus estancias.
Beneficios de 213.000 euros anuales
Pese al cierre, el Plan Especial de Control Urbanístico Ambiental de Usos para legalizar este negocio sigue su tramitación en el Ayuntamiento de Madrid. El equipo de Almeida está a un paso de otorgar licencia de apartamentos turísticos para todo el inmueble, actualmente dividido en oficinas y viviendas.
Karim Bulaix declaró en la tramitación que no necesitaría obras para ejercer la nueva actividad, ya que las reformas de los apartamentos para adaptarlos a los turistas se hicieron de forma previa. El plan adjunta un estudio económico de ingresos con previsiones entre los años 2022 y 2025. Para este año entrante, por ejemplo, se preveía que estos apartamentos arrojaran unos beneficios de 213.996 euros antes de impuestos.
La tramitación de este plan especial viene de largo, ya que la primera petición data del año 2021 y fue rechazada por más de una veintena de errores, que pidieron ser enmendados en una subsanación posterior en el año 2022. Pese a ello, la actividad hotelera se ha seguido ofreciendo sin que consten visitas o inspecciones del Ayuntamiento de Madrid al inmueble ni propuestas de sanción hasta el pasado 9 de enero.
Actualmente, el edificio cuenta con una licencia de primera ocupación para viviendas y oficinas del año 2012, según consta en el sistema de expedientes urbanísticos del Ayuntamiento de Madrid. La legislación urbanística de la ciudad permite su conversión en apartamentos turísticos, dentro de los usos autorizables para esta calle de la ciudad.
El impulsor del plan justifica el cambio porque el turismo promueve “una sociedad más avanzada, libre y abierta” gracias al paso por Madrid “de distintas procedencias, edades, culturas, maneras de pensar” que resulta “muy enriquecedora tanto a nivel personal como sociológico y cultural”. Además, añade que “si el uso de hospedaje se realiza de manera adecuada, sin perjudicar a terceros, respetando los derechos de los vecinos, teniendo en cuenta sus necesidades y realizándolo en edificaciones adecuadas no solo no será un problema para la ciudad, sino que será un complemento perfecto a esta”.