Las concesiones de los “quioscos antiprostitutas” que el Ayuntamiento de Madrid sacó a concurso hace más de una década han terminado siendo un quebradero de cabeza para la administración municipal y también para los ciudadanos. La idea del consistorio es que sirvieran para ocupar con hostelería unas plazas del centro de la capital donde se producían peleas, botellón y las meretrices buscaban clientes, pero las empresas que explotaron estas concesiones excedieron con creces su periodo de concesión y acabaron desentendiéndose de sus obligaciones de restablecer el espacio público a su estado original.
Es lo que pasó, por ejemplo, en la plaza Soledad Torres Acosta, donde después de casi un año esperando el desmontaje, han sido las obras del aparcamiento Luna-Tudescos las que han acabado llevándose por delante el antiguo quiosco-terraza que la Junta de Centro concedió en el 2010 y cuya explotación prevista de diez años se acabó extendiendo hasta el verano de 2023.
El Ayuntamiento de Madrid aseguró que el desmontaje estaba pendiente de una acometida eléctrica, pero finalmente la necesidad de vallar todo el perímetro donde empezarán las obras es la que ha obligado a la retirada del quiosco. No está prevista su vuelta, como tampoco la de los que se colocaron en la plaza Pedro Zerolo de Chueca o el que estaba en Tirso de Molina, cuya explotación también se alargó más de lo permitido y que fue desmontado hace unos meses. Allí el Ayuntamiento también ejecutará obras de remodelación en breve.
Las de la plaza Luna forman parte de la reforma del aparcamiento municipal, que después de una primera concesión que databa de tiempos del Franquismo, fue sacada a concurso. La licitación la ganó Ortiz, empresa que gestionará estas instalaciones municipales durante 25 años de privatización, que incluyen 12 meses de obras. A cambio, ofrecerá plazas de aparcamiento por 70 euros al mes para los residentes.
En la misma plaza aún queda por conocer qué pasará con los dos edificios de oficinas y locales comerciales que suman 10.000 m2 y que el Ayuntamiento recuperó a finales de julio. También es una incógnita el futuro de los comercios asentados sobre sus bajos, que ocuparon en lugar con la anterior concesión y que ahora se encuentran en el limbo, ya que no han pasado por ningún concurso público para obtener los locales municipales sobre los que operan.