Alfonso Riudavets, histórico librero de la madrileña Cuesta de Moyano, falleció el pasado domingo 9 de abril a los 89 años. Después de una vida dedicada a su trabajo, que era también su pasión, Ruidavets se ha despedido del número 15 de una de las calles más letraheridas de Madrid, la que comunica el paseo del Prado con el parque del Retiro a través de sus inconfundibles casetas de venta de libros.
La consejera de Cultura, Turismo y Deporte en la Comunidad de Madrid, Marta Rivera, dio a conocer la muerte de esta respetada figura en Twitter. “Gracias, Alfonso, por dar vida a tantos libros. Un abrazo a sus compañeros de La Cuesta”, escribió Rivera en su red social, con una fotografía del librero ante su puesto. En ella se le puede ver ataviado con su característico guardapolvos azul, con el que siempre se vestía para trabajar. “La Cuesta de Moyano no será la misma sin Alfonso Riudavets, uno de sus míticos libreros. La pieza fundamental de este emblemático espacio de Madrid son todos y cada uno de los libreros que nos aconsejan cada día en sus casetas”, ha expresado por su parte la delegada de Cultura en el Ayuntamiento de la capital, Andrea Levy.
Numerosos libreros han recordado a quien ha consagrado una vida “a los libros en su adorada Cuesta, sin faltar un sólo día, hiciera frío, calor o cayeran chuzos de punta”, como compartió en redes la asociación ciudadana Soy de la Cuesta. El escritor Andrés Trapiello ha lamentado también la pérdida en un tuit en el que le ha recordado como “el más barojiano e irreductible de cuantos se hayan conocido”. Efectivamente, era un hombre irreductible. Jubilado pero todavía dedicado a los libros, soltero aunque enamorado de las páginas a las que se entregó, con poca familia y sin embargo rodeado de compañeros o clientes habituales que no le dejaron en soledad.
Según recoge la web Territorio Moyano (un proyecto de renovación y dinamización en la Cuesta), Riudavets era uno de los profesionales decanos de la calle, donde trabajó desde 1949 hasta casi el final de sus días. Desde 1968 lo hizo al frente de la caseta número 15. En su puesto, asegura el portal, contaba con más de 3.000 libros, más otro medio millón en varios almacenes, fundamentalmente de literatura, historia y arte. Entre los libros que han pasado por sus manos han destacado primeras ediciones de las generaciones del 98 y del 27, según esta página que le define con generosidad pero no sin justicia como “el librero que más libros ha vendido en el mundo”.