La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El mural de Justa Freire, vandalizado por cuarta vez: los ataques contra homenajes a mujeres se suceden en Madrid

El mural en homenaje a la maestra republicana Justa Freire, situado en el barrio de Las Águilas del Distrito Latina, volvió a ser vandalizado el pasado martes 2 de agosto. En concreto, según han informado y documentado a través de redes sociales colectivos e individuos que se han desplazado al lugar, un graffiti coloca una mira en la cabeza del retrato de Justa Freire.

Con esta ya van cuatro veces en las que este tributo artístico, creado hace menos de cinco meses, sufre un ataque de características similares. Una dinámica contra la memoria de referentes femeninos y feministas que en los últimos años se ha repetido con cierta asiduidad en distintos puntos de Madrid.

El colectivo de arte Unlogic Crew consiguió completar este mural en homenaje a la maestra republicana Justa Freire una semana después de que la Policía Municipal impidiese a un grupo de ciudadanos convocados por la Plataforma por el nombre de la calle Maestra Justa Freire llevarlo a cabo. La pintura puede verse en una pared situada en el cruce de las calles Blas Cabrera y Maestra Justa Freire, desde agosto de 2021 renombrada de nuevo como Millán Astray.

Los responsables de la pintura, Unlogic Crew, son un colectivo que también se encargó de elaborar con los vecinos del barrio el mural feminista de Ciudad Lineal, otro ejemplo paradigmático de vandalización contra una obra de arte urbano dedicada a la igualdad y la memoria. Recuperado meses después, en esas paredes pueden verse los rostros de quince mujeres pioneras, entre ellas Frida Kahlo, Rosa Parks o la cosmonauta Valentina Tereshkova.

El 8M de 2021 sufrió un ataque con pintura que ocultaba el rostro de estas figuras, en un contexto donde el pleno municipal había aprobado su borrado a propuesta de Vox para sustituirlo por otro dibujo (finalmente Ciudadanos cambió su postura e impidió la consumación de la afrenta).

Apenas un día antes de ese acto vandálico, otro fue perpetrado en Alcalá de Henares, justamente contra una réplica del mural de Ciudad Lineal. Los rostros de Clara Campoamor, Ana María Matute, Margarita Salas, Blanca Fernández Ochoa, María Zambrano, María Isidra de Guzmán, Catalina de Aragón, Dolors Aleu, Francisca de Pedraza y Gata Cattana fueron cubiertos por pintura. Todo ocurrió 24 horas después de que la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo visitase la obra.

Ensañamiento contra la memoria

Este vandalismo también ha sido una constante en placas como la de Yolanda González, estudiante de 19 años secuestrada y asesinada a tiros en un acto terrorista perpetrado por militantes del partido de ultraderecha Fuerza Nueva en 1980. En el barrio de Aluche una plancha metálica trata de preservar su memoria, pero ha sufrido varios ataques desde que fue instalada el 18 de noviembre de 2019 en los jardines del mismo nombre.

El cartel primero fue ultrajado con el dibujo de una esvástica que cubrió de negro la escritura de la placa: “Yolanda González Martín fue una líder estudiantil, trabajadora y militante del Partido Socialista de los Trabajadores. Luchó por la democracia real, la justicia y los derechos sociales y laborales. En febrero de 1980 fue secuestrada en su casa, en el barrio de Aluche, y asesinada por un comando fascista. Tenía 19 años. Estos jardines están dedicados a su recuerdo, que sigue vivo. 1961-1980”.

Los propios vecinos limpiaron la cruz gamada que tachaba la inscripción. En la siguiente ocasión los métodos fueron más salvajes: arrancaron la placa de cuajo. Por suerte, una vecina la rescató de un contenedor y la devolvió al barrio. Se volvió a soldar al poste, y de nuevo fue pintada y descuajada. Fue sustituida por un cartel plastificado de color verde con el mismo texto, acompañado de dos ramos de flores. Tampoco hubo compasión con la respuesta del barrio. En el poste solo quedaron los plásticos de las flores. El nombre de Yolanda González ha sido descubierto de nuevo por los vecinos, disolviendo la pintura y dejando un goteo negro bajo el letrero.

Un ensañamiento parecido ha sufrido la placa de Cristina Ortiz “La Veneno”, referente del colectivo de personas trans asesinada en 2016, ubicada en el Parque del Oeste. Fue arrancada apenas una semana después de su colocación, en abril de 2019. No fue hasta diciembre de 2020 que el Ayuntamiento de Madrid, ya con Almeida al frente, se decidió a reponerla.

Sin embargo, el 7 de marzo de 2021 (otra vez en una fecha próxima al 8M) fue víctima de una nueva acción vandálica. Apareció cubierta con el mensaje “Sois Patriarcado. Abajo Ley Montero”, en referencia al debate al respecto de la Ley Trans del Ministerio de Igualdad liderado por Irene Montero.

Justa Freire: referente de la educación y la pedagogía

Bregada en la escuela rural en su Zamora natal, Justa Freire desarrolló gran parte de su carrera como maestra y pedagoga en el mítico Centro Escolar Cervantes, situado en Cuatro Caminos, desde 1921. El colegio supuso un revulsivo a un extrarradio huérfano de escuelas, más allá de algunos pequeños centros llevados por maestros en casas y colegios patrocinados por la iglesia católica.

Freire tuvo a su cargo la acción social, que incluía las actividades extraescolares, la relación con las familias o el comedor, entre otros asuntos que le conferían una especial cercanía con el alumnado. Era el pilar fundamental de algunos de los ensayos pedagógicos más ambiciosos del centro, como la escuela maternal o la formación de maestros.

Durante la República aprobaría las oposiciones a directora de escuelas graduadas, siendo nombrada directora del centro escolar Alfredo Calderón (en la actualidad Padre Poveda). Se convirtió así en una de las primera mujeres al frente de un equipo de hombres en una escuela. Durante los años republicanos participó en las Misiones Pedagógicas y publicó textos sobre esta disciplina que tanto le apasionó.

Al acabar la guerra, Justa Freire cumplió condena en la cárcel de Ventas, acusada por un antiguo compañero de haber llevado a sus aulas prácticas laicistas y “haber cantado con sus alumnos una canción con letra rusa en una ocasión”. Durante los dos años que permaneció presa se hizo cargo, junto a otras maestras represaliadas como María Sánchez Arbós, de la escuela de adultas. Es por esto que en alguna ocasión se las ha nombrado como las maestras de las Trece Rosas. Un referente en el ámbito de la educación, precisamente algo de lo que están muy faltos quienes cometen todos estos actos vandálicos.