El futbolista “antisistema” que fundó un club terraplanista, ataca a Bellerín y resucita al Moscardó entre polémicas
“Te entran ganas de decir que bajen porque son unos faltosos y no tienen ni una pizca de honor”. Con estas palabras dirigidas a la Unión Deportiva Melilla, Javi Poves (Madrid, 1986) protagonizaba a mediados de diciembre su última controversia. Poves es el actual entrenador y vicepresidente deportivo del histórico Club Deportivo Colonia Moscardó, equipo del barrio homónimo en el distrito de Usera que llegó a disputar una temporada en Segunda División a comienzos de los setenta.
El exfutbolista, formado en las canteras de Atlético de Madrid y Rayo Vallecano, ha comandado una nueva etapa de ilusión desatada en el Estadio Ramón Valero después de dos ascensos consecutivos: en 2023 de Preferente a Tercera Federación y en 2024 de Tercera a Segunda Federación. Poves bajó de los despachos al banquillo en mitad de esta destacada trayectoria. En septiembre de 2023, después de dos jornadas de competición, el club que vicepreside destituyó a José Luis Navarro (artífice del primer ascenso). Por suerte la celeridad con el gatillo no acabó truncando el camino.
Así, esta temporada el Moscardó ha vuelto a disputar partidos de liga fuera de la Comunidad de Madrid tres décadas después (en los noventa lo hizo en Segunda B). Poves ha conseguido además que el Moscardó mantenga el tipo en el cuarto escalón del fútbol nacional. El equipo marcha octavo, a siete puntos del quinto puesto que marca la disputa del playoff de ascenso. Pero en medio del éxito deportivo, la figura del técnico se lleva todos los focos entre continuas controversias desde los banquillos y las salas de prensa. Una polémica que ha marcado la carrera del deportista madrileño.
Saltó a la fama cuando en 2011 decidió dejar el Sporting de Gijón y, de paso, el fútbol profesional. Lo hizo levantando una polvareda mediática al afirmar que el sector era “un nido de corrupción, dinero y muerte”. Claro que para dejar estas declaraciones esperó a que venciera su contrato en el club asturiano, que no estaba particularmente interesado en su renovación y tampoco recibió ofertas de otros clubes profesionales.
Poves llegó a disputar un partido en Primera División en mayo de ese mismo año, pero a sus 25 años había desarrollado la mayoría de su carrera en Segunda B con el filial. El retiro no fue eterno, ya que en 2014 regresó para incorporarse a la Unión Deportiva San Sebastián de los Reyes, en Tercera División. Su segunda etapa futbolística duró lo mismo que su experiencia en Primera División: un partido.
Negacionista de las transferencias
Quizá imbuido por el sentir del 15M que marcó aquel 2011, Poves se significó imponiendo a sus clubes que no le pagaran por transferencia para impedir que los bancos especularan con su dinero. Todo ello le valió el sobrenombre del futbolista “antisistema” por parte de la prensa deportiva.
Pero igual que la sociedad se ha derechizado en los últimos años con la expansión del conspiracionismo, Poves ha ido asumiendo posturas cada vez más particulares. Su gran hito a este respecto fue la creación en 2020 del Flat Earth Fútbol Club, el primer equipo de fútbol abiertamente terraplanista. Aunque más que creada, la entidad era heredera del originalmente bautizado como Móstoles Balompié, fundado en 2016. Todavía con esa nomenclatura, en 2017, Poves inició una gira mediática para presentar el club en distintos programas de televisión. En uno de ellos elogió a Josep Pedrerol como “un ejemplo a seguir” por su apuesta por “un formato distinto”, según recogió la prensa del momento.
El cambio de nombre llegó después del ascenso del Móstoles Balompié a Tercera División. En los meses de pandemia y los inmediatamente posteriores, el Flat Earth se caracterizó por cuestionar el conocimiento científico dando alas a movimientos antivacunas o contra las medidas sanitarias. Los responsables fomentaban la idea de que era el “primer club de fútbol creado para pensar” mientras centraban sus ataques en el por entonces ministro de Ciencia e Innovación, el astronauta Pedro Duque. No hay constancia de que los jugadores o el resto del personal del club recibieran sus retribuciones sin pasar por los bancos.
Su aventura terraplanista duró poco, ya que en diciembre de 2020 se desvinculó del proyecto. El Flat Earth pasó entonces a llamarse Club Deportivo Elemental Madrid y al año siguiente volvió a modificar su denominación por Club de Fútbol Fuenlabrada Promesas 2021. Esto es, el filial del Fuenlabrada.
Mientras, Poves fue encontrando su hueco desde la banda manteniendo su particular visión de la vida y de sí mismo: “Veo más fútbol que nadie, no creo que haya mucha gente en España que vea tanto fútbol como yo”, dijo en junio en una entrevista para Relevo. En ella abordó también su posición ideológica. Aunque no vota, mencionó el nombre del dirigente argentino Javier Milei: “Al final tengo tan interiorizada la sensación de que el propio individuo es el que se legisla... Me dicen que sería algo como anárquico capitalista, como si todo lo que tú generas decides qué hacer con ello, sin que haya un ente regulador como el Estado. Es un discurso parecido a lo de Milei pero sin serlo. Yo sé lo que tengo que hacer, y lo que está bien y lo que está mal”.
Del análisis táctico a los zascas: las ruedas de prensa como altavoz
Desde que asumió el cargo de entrenador en el Moscardó, Poves ha vuelto al ojo del huracán. Esta vez, sin embargo, no ha protagonizado ninguna noticia tan llamativa como la del futbolista “antisistema” o el equipo terraplanista. Ha sido más bien un goteo de declaraciones incendiarias con resonancia en redes sociales.
La más sonada vino por su ataque al futbolista del Real Betis Héctor Bellerín. El defensa catalán ha apoyado en diversas declaraciones la igualdad salarial entre hombres y mujeres en el fútbol. Preguntado por ello, el otrora anticapitalista Poves defendió que el salario se genera en función del rédito económico que otorga el sector: “Creo que Bellerín no tiene ni idea de lo que habla. En este mundo hay poca libertad de expresión y él ha cogido el camino de decir cosas que van a caer bien socialmente. Es hasta insultante”.
Poves, que se hizo famoso por lanzar mensajes socialmente muy bien aceptados al denunciar la corrupción en el fútbol sin señalar ningún caso concreto, apoya asimismo en otras declaraciones en rueda de prensa la vuelta a los estadios de bengalas y “bombas de humo que no hacen daño a nadie”. Afirma que estos elementos “son tan peligrosos como una barra de pan duro” y cree que debido al contraste entre ambientes “nos están comiendo la tostada en América Latina”, pese al estancamiento de las ligas latinoamericanas en las últimas décadas.
Otra de sus señas de identidad es la dureza con sus futbolistas, manifestada en declaraciones como las que dejó en noviembre después de su derrota contra el Móstoles URJC: “Hoy me podía haber hecho millonario. Sabía que íbamos a perder y se lo dije a los jugadores, pero por lo visto a los entrenadores no nos dejan apostar. También sabía que íbamos a perder haciendo el ridículo. La gente me dirá que por qué no cambié el plan si tan claro lo tenía, pero es que no se puede si los jugadores entregan un 0% de lo que tienen”. Desde la sala de prensa también ha confrontado con periodistas y despreciado a aficionados por su apariencia física.
Su última confrontación, la que abre este artículo, llegó en diciembre al visitar el estadio del Melilla y perder por 3 goles a 1. “Hemos sido muy superiores. Lo estaba viendo para ganar 0-3 fácil. No tienen ni por asomo nuestro nivel. Pero tienes que luchar contra un batallón y no solo por los árbitros”, dijo Poves en un vídeo para redes, ya que según sostiene le denegaron el uso de la sala de prensa “aunque se sostiene con unas subvenciones que también pago yo”.
La versión confronta con la del periodista Javier Roldán, también presente en el estadio melillense: “Al equipo que incomprensible y desgraciadamente dirige un señor de esta condición, el Moscardó, le han expulsado a un futbolista de manera injusta cuando el partido estaba del todo igualado, y por supuesto podía ganarlo cualquiera porque la calidad de las alineaciones es pareja. Entonces este señor ofendidísimo ha hecho gala de su impresentabilidad decidiendo subir a la grada [se encontraba en el primero de sus cuatro partidos de suspensión después de ser expulsado una semana antes] a increpar al árbitro a gritos en cada jugada para hacerse la víctima y a la vez soliviantar a los aficionados del Melilla”.
Roldán afirma que la afición del club local se comportó “de manera ejemplar, en contra de lo que él a todas luces buscaba”. “Lo sé porque estaba justo detrás y pensaba que el impresentable era un fanático más, como tantos otros fanáticos impresentables de cualquier color”, sentencia.
En medio de la tensión, Poves ha anunciado que dejará el fútbol español “a finales de temporada” para que este tipo de cosas “se las trague otro”. Quizá porque, al menos en su cabeza, no le faltan pretendientes: “Si el máximo accionista del Manchester United ve lo que hemos hecho en el Moscardó en dos años, me da las riendas del club”, afimaba en una entrevista para Marca el pasado octubre. Claro que según esa misma cabeza la tierra es plana.
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