Pocas veces se juntan tantos concejales del Ayuntamiento de Madrid, de todos los signos políticos, en un acto público como en el de esta mañana en Plaza de España. Más de una veintena acompañaban al alcalde en uno de los días grandes de este año para la ciudad: el de la reinauguración de un enclave icónico, cerrado desde hace dos años y medio. En realidad, habían acudido a hacer lo mismo que los miles de madrileños que desde primera hora llenaban la plaza: a ver cómo había quedado todo, a opinar y a hacer fotos.
El paseo se iniciaba en uno de los grandes hallazgos de la nueva Plaza de España: su conexión peatonal y ciclista Este - Oeste, que permite ir andando o pedaleando de la plaza de Oriente al Templo de Debod, en un camino donde antes solo había calzada y coches. Partiendo junto al Palacio Real, se inicia el nuevo recorrido abierto este lunes, en dos niveles, uno por encima de los restos arqueológicos hallados durante las obras y otro junto a los Jardines de Sabatini, todavía en proceso de reforma.
En la parte inferior, el peatón camina junto a una montaña horadada que el Ayuntamiento de Madrid está preparando. Dentro se encuentran los restos del antiguo Palacio de Godoy, que aparecieron durante la excavación del túnel de Bailén y que serán musealizados cuando terminen los trabajos. Porque Plaza de España ha sido inaugurada, pero el consistorio aún no sabe cuándo acabarán todos los remates.
Bajando hacia la plaza encontramos la primera novedad: una fuente de gran superficie aunque de escasa altura. De ella brota el agua suavemente, formando un círculo. El proyecto original contemplaba dos surtidores de este tipo, uno más pequeño que el otro, pero los cambios en la zona de la subida de Sabatini hizo que finalmente solo se haya construido uno.
Llegado a este punto, el peatón ha de elegir entre bajar junto al edificio de la Real Compañía Asturiana de Minas -a través de dos caminos, uno junto a la fachada y otro elevado- o seguir hacia el Oeste, en dirección al Templo de Debod.
Si gira hacia la Cuesta de San Vicente, se encontrará de nuevo con el tráfico que ha permanecido hasta ese momento subterráneo, que sube hasta la Gran Vía.
Si, por el contrario, continúa el camino natural que le lleva a atravesar la Plaza de España por su zona sur, sobre la antigua calzada para los coches, podrá contemplar varios ejemplares de olivos, en recuerdo a los que había en la parte norte de la plaza y que fueron trasplantados.
Después de los olivos llega una parte diáfana, con árboles alineados y recién plantados, farolas estilo fernandino y una zona de juegos infantiles que se abre a la derecha.
La zona dedicada a los más pequeños es un auténtico columpiódromo con hasta 17 aparatos para balancearse de un lado a otro, agrupados en grandes cestas, neumáticos de coche y otros tipos de juegos. Los arquitectos del proyecto, la unión de los estudios Porras La Casta y Guadiana, han denominado a este área Isla de Barataria, el lugar de la literatura cervantina donde Sancho Panza fue nombrado gobernador.
Girando a la derecha para entrar de lleno en la nueva Plaza España y sin soltar la mano de los niños, el viandante llega a un particular castillo de madera, plagado de toboganes. Se encuentra dentro de una de las isletas estanciales formadas debajo de los árboles que se han conservado. También hay algún juego infantil manual y elementos lúdicos accesibles.
Esta es la zona más sombría y cubierta de la nueva Plaza España, debido a que los árboles tienen gran porte y llevan décadas plantados allí. El lugar es propicio para colocar dos grandes islas a ambos lados donde reunirse alrededor de su banco corrido, presente en todo el diseño de este espacio que estrena Madrid.
Desde el centro de la plaza, llegando desde el sur, se abren dos caminos que se dirigen al monumento a Cervantes para rodearlo. Uno es más ancho que el otro. Ambos cuentan con losetas de granito y algunas partes de terrizo, para los que prefieren caminar sobre elementos más blandos.
Y llegamos al Monumento a Cervantes, que se han mantenido sin ser intervenido. Aunque aprovechando las obras el consistorio le ha dado un buen lavado de cara. Delante de él cuenta con un parterre triangular con plantas recién colocadas, en el que se ve más marrón que verde (como en muchos otros jardines de la plaza, recién plantados).
El monumento con Don Quijote y Sancho Panza marca la transición de la plaza verde a la gran explanada de Plaza España, lugar que se presta a grandes eventos, mercados y concentraciones elevadas de personas en general. Como muestra de su potencial, el día de su inauguración estaba ocupada por una gran estructura de la televisión regional madrileña, que pese a su enorme tamaño apenas ocupaba el espacio disponible.
En la parte occidental de la plaza, la más pegada al barrio de Argüelles, se sitúa uno de los elementos más polémicos de esta reforma, el futuro Café de Cervantes, el establecimiento de hostelería de color verde todavía a medio terminar. El Ayuntamiento afirma que contará con una cubierta vegetal y la única terraza de este espacio.
Alrededor de la explanada también se ha colocado un árbol subterráneo. Está plantado en el primer sótano, por el que se accede al aparcamiento situado bajo el subsuelo de la plaza. Esta infraestructura estrena con el nuevo diseño dos ascensores y escaleras. Estaba previsto que abran varios locales de alquiler municipal en este lugar, uno de ellos de restauración. Pero todavía está en obras.
Árboles aparte, dos de las novedades que más llaman la atención en la reforma son las dos esculturas metálicas situadas a ambos lados de la explanada y los postes que sujetan los focos a lo largo de las nuevas instalaciones.
¿Y dónde está la fuente que ocupaba este lugar? Era conocida como Fuente de la Concha y muchos madrileños la han echado de menos al ver el diseño de la nueva Plaza España. Todavía no está instalada, pero volverá a este enclave. Solo que ahora estará situada en el sur en lugar de en el norte. En concreto camino del paso al Templo de Debod.
Volvemos a la conexión Este - Oeste que hemos dejado antes para dirigirnos a la explanada. Allí las obras todavía no están acabadas y uno de estos espacios es el que ocupará la citada fuente, obra del artista murciano Antonio Campillo. Será en el siguiente hueco:
Para llegar hasta aquí se puede ir caminando o en bicicleta, en uno de los carriles bidireccionales que facilitan la movilidad ciclista por la plaza, en este caso la Norte - Sur. Junto a él se ha instalado una estación de Bicimad, todavía no operativa.
La parte más cercana al inicio del Parque del Oeste y la conexión con la calle Ferraz es la más retrasada de la obra. No hay plazos para acabarla y aparentemente todavía quedan varios meses de trabajo. Lo único que parece acabado es el entorno del Monumento al 2 de Mayo de 1808. El resto está rodeado de vallas.
Casi al lado del inicio del Parque del Oeste se encuentran los restos del Cuartel de San Gil, que ya están colocados en su ubicación definitiva. Todavía se encuentran rodeados de materiales de obras y alejados de los tránsitos peatonales, por lo que todavía queda un tiempo para poder disfrutarlos de cerca.
Otro de los elementos que ya está funcionando es el túnel que atraviesa la Plaza de España bajo su subsuelo. Es otra de las grandes novedades del proyecto y al que se ha dedicado buena parte de su presupuesto. Enlaza las calles Bailén con Ferraz a través de 1.150 metros de galerías, que el alcalde ha recorrido en parte en la mañana de este lunes. También tiene conexión con la Cuesta de San Vicente. La entrada desde Princesa se efectúa pasando por la calle Ventura Rodríguez.
Por último, queda repasar la ejecución del carril bici que sube por la Cuesta de San Vicente, desde su esquina a la entrada del Campo del Moro. En su mayoría discurre en paralelo a la carretera, aunque a nivel de acera. Al encontrarse con las dos paradas de autobús existentes en la subida, pasa por detrás de ellas invadiendo parte del tránsito peatonal.
El paso por la zona peatonal es a través del paso inferior, junto al tráfico y donde antiguamente estaba la acera. En el proyecto estaba previsto que subiera hasta el paseo, lo que implicaba mayor pendiente. Una señal que prohíbe el acceso peatonal a este carril bici intenta disuadir a los caminantes de que utilicen este paso subterráneo en lugar de subir por las escaleras aledañas, aunque con poco éxito: un operario municipal se encargaba en la inauguración de advertir a los peatones de que esa vía era de uso exclusivo para las bicicletas.
Y para cerrar, una alusión a algunas de las quejas que más se ha escuchado en redes sociales -que no entre las personas que recorrían la plaza este lunes- sobre la abundancia de pavimento y la ausencia de verde. El césped es abundante en algunas de las isletas pintadas en verdes en el proyecto, las más cercanas al Edificio España.
Sin embargo, todavía hay muchos árboles pequeños que tardarán en crecer -el proyecto incluye un saldo de un millar de plantas más- y abudante tierra a la vista esperando a que germine la hierba que se acaba de plantar en ella. Lo hará siempre que no lo impidan las palomas, que como buenas madrileñas también acudieron al estreno para ver cómo había quedado su nueva Plaza España para darse un festín de semillas.