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Las protestas vecinales fuerzan a Ayuso a modificar la obra de Metro que preveía talar cientos de árboles en Madrid Río

Concentración para defender la arboleda en Madrid Río el pasado sábado

Diego Casado

20 de febrero de 2023 16:24 h

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Frenazo a las obras de ampliación de Metro en la zona de Madrid Río. La Comunidad de Madrid ha comunicado este lunes que paraliza la tala de árboles prevista en el antiguo parque de Arganzuela y modificará el proyecto constructivo de la ampliación de la Línea 11 de Metro. Lo hace dos días después de la multitudinaria protesta que lanzó el grito de “no a la tala” junto a los 279 árboles que tenían los días contados junto al paseo de Yeserías.

“El principal objetivo de esta medida es que en las zonas donde haya afectación de arbolado se trasplante el mayor número de ejemplares posibles”, asegura en un comunicado la Consejería de Transportes, que encargará “un análisis individualizado de cada árbol”. No se han detallado plazos para esta fase de las obras.

Lo que se detiene de momento son las talas en la zona de Arganzuela, donde esta mañana las excavadoras habían empezado a retirar el pavimento. Los trabajos continuarán, sin embargo, en el parque de Comillas. Allí desaparecerá la mayor parte de los 1.037 árboles que prevé talar el proyecto de la Consejería de Transportes, porque en ese lugar se está montando la tuneladora que excavará los primeros siete kilómetros del nuevo trazado, lo que dejará esta zona verde de Carabanchel prácticamente arrasada.

En Madrid Río, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso había planificado la estación bajo la calzada del cercano paseo de Yeserías, pero un cambio posterior al periodo de información pública -en 2019- la trazó en medio del parque, lo que obligaba a una deforestación mucho mayor que la prevista en un primer momento, acabando con una hilera de árboles enorme plantada en 1969. “La declaración de impacto ambiental no recogía arrasar el parque Comillas ni esta estación en mitad del parque”, denunciaban los vecinos este sábado en la concentración que rodeó parte del vallado ya cerrado para empezar la tala.

Hoy lunes la Consejería de Transportes da las primeras explicaciones oficiales de por qué decidió este cambio: “En la fase de redacción de proyecto, la estación de Madrid Río se desplazó unos metros debido a distintos condicionantes técnicos, como la modificación del trazado del túnel al incluir la estación de Comillas”, que el Gobierno de Ayuso incluyó “a petición de los vecinos y del Ayuntamiento de Madrid”.

El Gobierno regional añade que también se decidió colocar la estación de Madrid Río en mitad del parque “para evitar la cercanía con otras infraestructuras como el nudo de la M-30 en el Puente de Praga, las tuberías de aducción de Canal de Isabel II y líneas de alta tensión que discurren por la zona”. Y puntualiza que las obras han contado “en todo momento” con el estudio de impacto ambiental requerido para este tipo de proyectos y con la declaración de impacto ambiental favorable.

La decisión del Gobierno de Ayuso deja con el pie cambiado a Almeida, cuyo equipo ha de autorizar cada tala en la ciudad. El alcalde salía esta mañana a defender los cortes de árboles previstos poniéndolos al mismo nivel que los que ha pedido ADIF -que depende del Gobierno central- para las reformas en las estaciones de Atocha y de Cercanías en Aluche. Además, el PP había anunciado que llevará al pleno una votación para pedir opinión al resto de partidos, pero solo para el caso de los apeos que ha solicitado ADIF, no los de Madrid Río.

“Nos preocupa que Almeida se haya quedado solo defendiendo este atentado medioambiental”, dicen desde el PSOE a la vez que felicitan “a la ciudadanía madrileña que, con su defensa del sábado pasado, ha conseguido salvar estos cientos de árboles que estaban sentenciados”. Desde Más Madrid han celebrado que “la lucha vecinal da frutos”, ha escrito Mónica García en Twitter, aunque han advertido que “tampoco los trasplantes son la solución”.

Ecologistas duda de los trasplantes y pide parar el resto de talas

“Celebramos la decisión de paralizar las obras, aunque esto no es lo que pedíamos, también se debe detener la tala en Comillas”, explican a este periódico desde Ecologistas en Acción al poco de conocer la noticia. Sin más información que el comunicado, ven poco factible que los trasplantes se puedan ampliar mucho más a los que ya están previstos: “Para muchos ejemplares la única alternativa es talarlos, porque su tamaño es enorme y el proyecto de la Consejería de Transportes ya indica que no se pueden talar”, apunta un portavoz de la organización.

Por este motivo, siguen reclamando un cambio de la ubicación en la parada de Metro, a un lugar más cercano a la calzada de Yeserías, donde se tengan que talar menos árboles. “Ahora mismo no está sobre la mesa la posibilidad del traslado de la estación”, advierten.

Ecologistas en Acción fue una de las asociaciones que convocó la protesta del pasado sábado, a la que respondieron muchos vecinos. Ahora exigen que “se atiendan las demandas de lo que hemos pedido” y reclaman la apertura de una mesa de diálogo, a la que se sienten Comunidad de Madrid, vecinos y organizaciones.

Miles de firmas y una gran protesta en cinco días

Con la paralización de la tala, la Comunidad de Madrid intenta detener una indignación ciudadana que había cobrado fuerza inusitada en un corto periodo de tiempo. Desde que Somos Madrid informó del cambio en el proyecto que motivaba la tala masiva hasta la manifestación del sábado pasó apenas una semana. Los vecinos empezaron a pensar cómo detener la tala el lunes de la semana pasada, con una cadena humana y decenas de carteles de niños y mayores apadrinando los árboles.

A las protestas se sumaba cada día más gente, que veía cómo las vallas de obra se cerraban a la vez que se presentaban denuncias en los juzgados para intentar frenar la tala en los tribunales. Se abrió una recogida de firmas que ha reunido más de 58.000 rúbricas en pocos días. Y luego llegó la concentración del sábado, que reunió a mucha más gente de la que se podía esperar para algo montado en solo cinco días. La furia con la que los participantes golpeaban el vallado era buen indicador del nivel de indignación entre los que protestaban.

El manifiesto final anunció una manifestación para el sábado 4 de marzo, que partirá desde el Puente de Toledo. De momento la protesta se mantiene, a falta de comprobar si las demandas vecinales son atendidas. “No pararemos hasta que haya más garantías acerca de lo que se va a hacer”, advierten desde Ecologistas.

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