En el Paseo de la Castellana, frente al estadio Santiago Bernabéu, subsiste olvidado entre el paisaje provisional de las obras del estadio el Jardín del Mundial 82. Un jardín botánico que obedece a una bonita idea: albergar un árbol representativo de cada uno de los países que participaron en la cita mundialista. Aquí se pueden conocer todas las especies plantadas con una breve explicación sobre la elección de cada árbol representativo.
Algunas especies han muerto y los alcorques cerámicos que los rodean necesitan urgentemente una restauración. El espacio pide a gritos que alguien se acuerde de él y lo incluya en la puesta a punto que está haciéndole el Ayuntamiento a los alrededores del estadio con motivo de su remodelación. Arreglos, replantación, bancos, fuentes…Convertirlo en un espacio estancial en lugar de en un secreto invisible en uno de los lugares de más tránsito de la ciudad.
Como nota curiosa –e ilustrativa–, el jardín sirve para llevar a los más pequeños a conocer, junto con las especies vegetales, las banderas de los países, impresas en bonitas placas cerámicas. Allí aprenderán que entonces había países que no salen en sus libros de Ciencias Sociales (o Social Science en el Madrid del bilingüismo), como Alemania Federal, la URSS o Yugoslavia. Como el resto de los elementos, las placas también necesitan una restauración, sobre todo la de la Unión Soviética, que ha sufrido los rigores del anticomunismo armado de un boli Bic.
No hace falta ir muy lejos, aunque sí bajar al subsuelo, para encontrar otro vestigio del Mundial 82. En el vestíbulo de la estación de metro Santiago Bernabéu, en el lado tetuanero de la Castellana, hay un pequeño mural que lleva el escueto título Mundial 82. Un relieve del artista Antoio Maseda sencillo, con unas manos, una esfera y lo que parece ser la red de una portería, al que se ha unido la firma de un graffitero habitual de la zona. Hay otro mural del mismo artista, sin inspiración deportiva, situado en el vestíbulo de la Plaza de Lima.
A finales de 2023 comenzarán las obras de modernización de la estación, que incluirán la tematización de sus paredes –actualmente con azulejos y mármoles– con motivos del club de Chamartín. Sin embargo, parece que los murales serán indultados, según lo manifestado por Metro de Madrid en redes sociales.
Buscando vestigios del Mundial 82 en Madrid nos topamos con los trozos reutilizados de la vieja pasarela que se instaló para salvar la Castellana entre el estadio, que se remodeló para la ocasión, y el Palacio de Exposiciones y Congresos, donde se situó el centro internacional de prensa. Una parte se reutilizó para salvar la Carretera de Colmenar entre el barrio de La Paz y el hospital Ramón y Cajal; la otra, para unir Moratalaz y Vallecas.
La construcción de la pasarela y la decisión de dejarla o desmontarla una vez terminado el campeonato trajo cola. Al principio, la idea era instalar el centro de prensa en una piscina social que entonces tenía el Real Madrid junto a la actual Esquina del Bernabéu, a lo que el Ayuntamiento de Tierno Galván no accedió porque el proyecto incluía reconvertir posteriormente el espacio en locales comerciales (aspiración que el club merengue pudo cumplir años después).
La siguiente solución, la pasarela, trajo debate en los foros del urbanismo madrileño por su impacto visual. Finalmente, se autorizó y se comenzó su construcción sin saber aún si permanecería tras el evento. Se pusieron algunas condiciones, como que no tuviera publicidad y la propiedad pasara al Ayuntamiento. El desmontaje, como no podía ser de otra manera, también levantó ampollas, por el sobrecoste de 21 millones de pesetas ocasionado.
Aún con la resaca del Mundial de Qatar, los restos del celebrado en España hace cuarenta años languidecen orillados y amenazados por el avance de obras presentes. Algunos, como los Jardines del Mundial 82, son sencillos de restaurar para el disfrute de quienes vistieron en su día camisetas con el Naranjito, sus abuelos y sus nietos.