La rana gigante que el casino Gran Madrid instaló en Colón resiste pese al mandato judicial que ordena su desmontaje

Guillermo Hormigo

Madrid —

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La rana gigante de casi cuatro metros que ocupa una de las aceras del paseo de Recoletos, junto a la céntrica plaza madrileña de Colón, parecía tener los días contados en noviembre. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) tumbó en octubre el último intento de la entidad que publicita, el casino Gran Madrid, para que esta particular escultura se quedara más tiempo del autorizado por el Ayuntamiento de Madrid.

Ocho meses después, sin embargo, el anfibio sigue sin regresar a su charca. Fuentes del Ejecutivo municipal afirman a Somos Madrid que están esperando a que la resolución sea firme para actuar. “Contra la sentencia del TSJM emitida el 26 de octubre de 2023 cabía recurso de casación ante el Tribunal Supremo, que Casino de Juego Gran Madrid presentó el 29 de enero de 2024”, precisan. Así, el Gobierno Municipal y la entidad de recintos de juego siguen pendientes a este dictamen para bien retirar definitivamente la figura o bien mantenerla en la vía pública.

10 años en Colón, tres de ellos sin permiso municipal

El elemento, oficialmente bautizado como Rana de la Fortuna, fue colocado en abril de 2014 y en principio tenía permiso municipal para quedarse un año, con posibilidad de prorrogar otro más. Pero el Consistorio fue concediendo permisos anuales hasta que en 2021 el por entonces concejal de Centro, José Fernández (actual responsable del área de Familias, Igualdad y Políticas Sociales), ordenó resolver la autorización demanial de ocupación del espacio público.

Además, el edil popular instó al casino a que desmontara la instalación y repusiera la acera su estado original. Pero la entidad privada se negó a desalojar los 15,75 metros cuadrados de vía pública que ocupa actualmente la rana, así como a retirar los cinco focos a ras de pavimento que la iluminan cada noche.

A partir de ahí comenzó el periplo judicial para la retirada del animal inerte, primero en el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Madrid: “No existe un derecho preexistente a la ocupación de la vía pública de forma permanente”, indicaba la sentencia dictada el 22 de diciembre de 2022 por este organismo. El escrito precisaba que “la permanencia de la escultura durante un período superior a cuatro años” era contraria a la ley si la intervención animal no había obtenido previamente una concesión.

El Ayuntamiento de Madrid había justificado previamente la denegación de la prórroga con dos informes técnicos, pero al casino no le pareció suficiente y decidió recurrir al TSJM para intentar mantener su tan reconocible batracio en la calle, frente a su negocio.

La última sentencia del tribunal autonómico volvió a dar la razón al Ayuntamiento que lidera José Luis Martínez-Almeida y obligó a la retirada del conjunto escultórico. “Las autorizaciones habrán de otorgarse por tiempo determinado. Su plazo máximo de duración, incluidas las prórrogas, será de cuatro años”, recordaba la resolución.

Además, el escrito señalaba que debería haber sido desmontada en el año 2018, debido a un plazo máximo “que en este caso ya había sido ampliamente rebasado”. El TSJM aclaraba igualmente que “la circunstancia de que hayan existido prórrogas anteriores (...) no supone reconocimiento de derecho subjetivo alguno”, aludiendo a otros fallos judiciales previos de este mismo tribunal.

El Casino se ampara en la autoría: “Uno de los creadores más originales del panorama”

Entre sus argumentos desestimados, el Casino Gran Madrid ponía en valor la obra del artista urbano dEmo [Eladio de Mora], a quien definió como “uno de los creadores más originales del panorama artístico español”. El TSJM calificó esta frase de “cuestiones puramente valorativas”, junto a otras expresadas por el Casino para defender la permanencia de la escultura. Entre ellas se encontraban el carácter innovador y futurista de los edificios junto a los que se sitúa la rana. La sentencia condenó al pago de las costas procesales de la segunda instancia, hasta un máximo de 2.000 euros.

El casino tuvo entonces dos posibilidades: intentar el recurso de casación ante el Tribunal Supremo o, en su defecto, retirar la escultura. Este periódico se puso en contacto con la entidad para preguntar cuáles serían sus próximos pasos, sin obtener ninguna respuesta al respecto. Finalmente, optaron por proseguir con la vía judicial para evitar, o al menos postergar, el momento en el que salte la rana.