La alcaldesa de Rivas cambia chalets por zonas verdes y dotaciones: “No se trata de crecer sin límites, se trata de crecer bien”

Uno de los municipios más jóvenes de Madrid ha presentado este mes el avance de su nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), la herramienta con la que Rivas quiere terminar de organizar su núcleo urbano y rodear la ciudad de un arco verde, para lo que cambiará algunos elementos de su actual planeamiento y sustituirá calles donde estaba prevista la construcción de viviendas unifamiliares por parques y equipamientos, como sucederá en el Mirador Sur. Mientras, en sus barrios del noroeste apuesta por edificar más vivienda colectiva y dedicar más suelo para actividades empresariales.
Charlamos de todo ello y de algunas novedades sobre movilidad recién llegadas al municipio con su alcaldesa, Aída Castillejo (Rivas Vaciamadrid, 1985), que cumple dos años después de las elecciones que ratificaron su cargo, al que accedió en 2022 después del fin del periodo de Pedro del Cura. Lo hacemos en un despacho de Alcaldía que ocupa por vez primera una ripense de nacimiento, desde el que intenta trazar las líneas del futuro de su ciudad.
SOMOS RIVAS: ¿Por qué el PGOU de Rivas ha ido cambiando tanto? ¿Por ser un municipio muy joven o por intentar hacer otro tipo de urbanismo?
AÍDA CASTILLEJO: Creo que ha sido un poco la mezcla de las dos cosas. Primero porque siempre hemos tenido claro que quién decidía cómo crecía la ciudad eran los vecinos y las vecinas, no los promotores. Las ciudades tienen que ser participadas y decididas. El proceso de Rivas párate a pensar es justo eso: en un momento en el que nuestra ciudad ha crecido mucho en muy poco tiempo, vimos que estaba en riesgo un modelo que es conocido y reconocido dentro y fuera de Rivas, que nos ha hecho crecer. Ese modelo que ha invitado a las familias, o a parejas, que incluye coles públicos en la puerta de tu casa, espacios verdes, parques, encuentro vecinal, asociaciones, cultura, deportes… todo eso estaba en riesgo precisamente por el crecimiento.
¿Cuál es la filosofía urbanística que salió de ese proceso?
Pues en parte esta filosofía viene del aprendizaje que nos dio la pandemia, que fue como un máster en ciudad. Pero no solo eso, porque de ese proceso salieron más de 600 propuestas y este avance viene a hacerlas realidad. Y también salió del montón de consejos de participación en la que los vecinos y vecinas han trasladado cuáles son sus aportaciones en deportes, en cultura, en feminismos o en materia de personas mayores. Todo eso es lo que viene a recoger el este avance del plan.
¿Cuáles son las principales características del avance el PGOU?
Este avance habla de más de un millón de metros cuadrados de zonas verdes. Queremos defender el legado que los mayores nos dejaron y que queremos que siga formando parte de esta ciudad. Lo vimos en pandemia: todo el mundo necesitaba zonas de esparcimiento cerca de tu casa, un parque en el que poder pasear. Hablamos también de la necesidad de más equipamientos públicos, con más de 280.000 metros cuadrados en este nuevo avance van para dotaciones deportivas, culturales, de encuentro vecinal… y 200.000 metros cuadrados de terciario para vivir y trabajar en el mismo sitio, para seguir generando un empleo cercano.
Aparte, una cuestión que es clave y que es una prioridad en Rivas es el problema estructural que tenemos con la vivienda. Este plan pone encima de la mesa una apuesta seria y muy valiente por generar vivienda pública. Tenemos la suerte de contar con la herramienta, que es la Empresa Municipal de la Vivienda y una trayectoria de más de 20 años construyendo.
Mientras en otras partes de la Comunidad de Madrid se pone mucho énfasis en construir más, en Rivas apostáis por el cuidado del entorno y por los equipamientos…
La cuestión es: ¿crecer o crecer bien? Para Rivas, crecer bien es crecer a la par que los servicios. La ciudad de Madrid es un lugar que cada vez expulsa a capas más amplias de la población. Y en sus nuevos espacios urbanos que va generando llegan muchísimas viviendas, pero no llegan los centros de salud, los colegios, bibliotecas, las zonas comunes en las que tienen que estar los vecinos, los parques, los metros, los autobuses… todo esto hace que sean lugares fantasma y sin servicios. Ese es el modelo antagónico a Rivas.
Rivas es un modelo de ciudad de servicio público. Por lo tanto, a la vez que crecemos estos servicios tienen que ir también creciendo. Nos sucedió que antes del Rivas párate a pensar no podíamos garantizar una plaza escolar a una familia nueva que venía de alquiler, algo que nunca había pasado en nuestra ciudad. En Rivas queremos garantizar los derechos de ciudadanía a quienes ya viven aquí y a los que quieren venir a vivir a Rivas. Lo segundo solo ocurre si no va en detrimento de quienes ya están.
El avance del plan apuesta más por la vivienda colectiva que la individual. ¿Por qué este giro?
El urbanismo ha hecho que cayéramos en muchas trampas, nuestra Empresa Municipal de la Vivienda la primera: trampas como la de vivir encerrados en urbanizaciones, con un ascensor que te baja hasta el garaje y donde tú ya ni siquiera conoces a los vecinos del resto del barrio ni a los de tu propio bloque.
Eso nos hizo entender que queríamos volver a nuestros orígenes, a los de Covibar y Pablo Iglesias, donde hay poca vivienda de siete u ocho plantas pero mucha vivienda de tres o cuatro alturas, con bajo comercial. Espacios en los que puedas encontrarte la panadería, la carnicería, la frutería, la pescadería… ese pequeño comercio que también está generando empleo en tu ciudad. Al final eso es lo que te hace tener espacios amables, espacios en los que te apetezca pasear, lo que hace que nuestra ciudad sea más dinámica y tenga ese especial encanto frente a otros modelos. Las ciudades fantasmas no son seguras porque a nadie le apetece pasear por un espacio vacío en el que no te cruzas con nadie.
¿El lugar ideal para vivir se parece más a Covibar o a la España de las piscinas?
Yo creo que se parece a una mezcla de todo. En esta ciudad hay mucha vivienda unifamiliar, la mayoría de ella protegida. Pero hemos hecho una reflexión común sobre cómo queremos que sean nuestro barrios y desde luego se parecen mucho más a Covibar que a otras estructuras de ciudad. Ya no queremos encerrarnos, sino que queremos habitar la ciudad y disfrutarla.
Rivas tiene poco más de 100.000 habitantes. ¿Se plantea un límite a cuál sería la población ideal del municipio?
No se trata de crecer sin límites, se trata de crecer bien. Lo que plantea el avance del Plan General es dónde están nuestras zonas de crecimiento y dónde no están. El Mirador Sur es un claro ejemplo, en el que estaban dibujadas un montón de viviendas y en el que habrá ahora muchos árboles y una zona de equipamiento. Esta ciudad va a crecer, porque queremos seguir garantizando el derecho a la vivienda. Pero va a crecer bien, respetando un modelo de ciudad, la defensa de los servicios públicos, el acceso a las zonas verdes y ese legado que es el Parque Regional del Sureste.
Todas las ciudades queremos crecer, pero yo quiero seguir garantizando que quien ha crecido en esta ciudad pueda tener la posibilidad de vivir aquí. Y quiero seguir siendo un referente para esas familias que están iniciando ese proyecto y se quieren venir a vivir a esta ciudad. Los territorios son finitos y ese finito tenemos que decidirlo. El avance viene a proponer dónde están las zonas para el crecimiento bajo estos criterios, y a partir de aquí empezamos a ver de cuántos habitantes más estaremos hablando.
¿Cómo planteáis en el Ayuntamiento los problemas de acceso a la vivienda y los pisos protegidos de cara al planeamiento?
Tenemos un plan estratégico de vivienda que es muy valiente y decidido porque el problema estructural que tenemos con la vivienda en nuestro país parte de la base de que todas las administraciones pongamos encima de la mesa todas las herramientas posibles. El plan estratégico habla de la construcción de más de 500 viviendas protegidas en seis parcelas dotacionales. Tenemos 83 viviendas de la EMV a punto de finalizar su construcción y que serán entregadas en el último trimestre del año. Pero pedimos lo mismo al resto de administraciones, porque si un ayuntamiento es capaz de poner encima de la mesa este medio millar, qué no será capaz una comunidad autónoma, que tiene las competencias en vivienda, y de qué no será capaz el Estado. Pedimos que pongan herramientas y sobre todo que no boicoteen políticamente. La única administración en esta ciudad que está construyendo vivienda es la administración pública local, es nuestra Empresa Municipal de la Vivienda.
¿Siempre con construcción de vivienda protegida a través de la EMV?
Hasta ahora ese es nuestro modelo, aunque estamos abiertas a estudiar otros. También el Ministerio podría financiar vía la Empresa Municipal de la Vivienda o la Comunidad de Madrid hacer lo propio. La Ley de Vivienda abre la oportunidad a algunas de estas cuestiones. Yo estoy muy de acuerdo con temas como la no limitación en el tiempo de protección de las viviendas. Al final quienes tenemos una vivienda protegida disfrutamos de un precio menor, porque hemos financiado esa construcción con los impuestos de todos los vecinos y vecinas. No vale que luego haya quien haga negocio.

¿Cómo se plantea el futuro de Rivas teniendo una gran capital como Madrid construyendo sus grandes desarrollos urbanísticos pegados a vosotros?
Lo vemos con mucha preocupación por todos esos vecinos y vecinas que se van a ir a vivir a esas zonas y que no van a tener servicios. Y luego porque sabemos que una ciudad de servicio público como es Rivas resulta muy llamativa para quienes no los tienen donde habitan y están pegados a ella. Por eso es importante que cuando planifiquemos nuevos barrios planifiquemos también cómo van a crecer sus servicios.
Es denunciable que pueden llegar vecinos sin esos servicios a una ciudad. En Rivas tuvimos coles porque nuestros mayores cortaron la A-3. Los planes generales tienen que ser aprobados por la Comunidad de Madrid, por lo tanto el Gobierno regional ya sabe cuánto van a crecer el entorno de Los Ahijones, El Cañaveral, Los Berrocales. Tienen que garantizar que vienen los servicios acompañando, tendrán que tener su centro de salud, su escuela infantil, su colegio, su instituto… este es el fallo en la planificación.
Se acaban de cumplir dos años de su primer mandato como alcaldesa electa. ¿Qué balance hace de su gestión y en qué se va a centrar hasta 2027?
Terminábamos el año pasado aprobando la Agenda Urbana, un contrato social con los vecinos y con las vecinas que cuenta con 40 proyectos motores, donde les decimos lo que va a pasar en esta ciudad los próximos años y décadas. Y uno de los proyectos claves dentro de ella es este avance del Plan General que acabamos de presentar. También está el Proyecto Horizonte, un cubrimiento del Metro que viene no solo a mejorar la calidad de vida de quienes viven al lado, a coser una brecha social, sino que dejará más de 135.000 metros cuadrados que harán posible ir desde la zona oeste hasta la zona centro andando, en bicicleta, en patinete… y habrá más equipamientos o zonas verdes.
Otro tema es la movilidad sostenible. Uno de los grandes retos que tenemos las ciudades es cómo hacer que podamos dejar el coche en casa. Sabemos que nadie lo va a hacer si no tenemos una alternativa útil y real, si tiene que esperar 25 minutos al autobús y luego éste lleva 40 minutos en lo que se tarda 10 en coche. Estamos pendientes de las alegaciones que hicimos al Consorcio de Transportes de la Comunidad de Madrid con ese planeamiento. También en materia de movilidad hemos abierto el primer enlace de la M-50, tenemos la garantía del Ministerio de Transportes de la finalización de la obra. Contamos con En bus al cole, esas rutas escolares que llevan a nuestros peques en las que hemos sacado de media 700 coches de nuestros colegios… queremos seguir caminando. Y por supuesto, la nueva apuesta por el BicinRivas, con más de 400 bicicletas eléctricas.
Queremos seguir generando otras opciones de movilidad. Esto no implica que el coche vaya a desaparecer, pero tenemos que dar la posibilidad de movernos de otra manera y para eso tenemos que generar alternativas que sean útiles y reales.
¿En qué punto se encuentra el Proyecto Horizonte para cubrir las vías del Metro y se ha hablado con la Comunidad de la nueva parada?
La nueva parada está dibujada, ya tenemos el OK al plan específico del cubrimiento del Metro. Por lo tanto, la Comunidad de Madrid no solo tiene la parcela cedida sino que en la aprobación de ese plan ya sabe que va a la cuarta estación, que estaría dando servicio a todo el polígono, no solo de sus posibles clientes sino para las más de 2.500 personas que trabajan en nuestro polígono industrial. Hasta ahora la forma de llegar es un autobús de los que te hacen una ruta turística por la ciudad antes de llegar.
En cuanto al Proyecto Horizonte, estamos finalizando la redacción en la parte de los estudios geotécnicos, que es la que nos dará la redacción final del proyecto. En ese momento podremos hablar de cantidades reales -hasta ahora han sido estimaciones- y a partir de ahí es donde empezaremos a solicitar colaboración a todas y cada una de las administraciones, como se está haciendo en el resto de la Comunidad o en el conjunto del país. Rivas no pide nada que no se le haya dado antes a otros municipios. La primera vez que vino el Metro ya lo hizo con una parte de soterramiento, precisamente por la cercanía con las viviendas. Ahora hay viviendas que están igual de cerca, por lo tanto entendemos que es un proyecto que interesará también a la Comunidad de Madrid. Y luego si empujamos para que las ciudades tengamos esas agendas urbanas que hablan de esa otra forma de construir, entiendo que será un proyecto en el que el Gobierno central también querrá estar.
¿Cómo han ido las primeras semanas del primer enlace con la M-50 y cómo están las obras para completarlo definitivamente?
Ha cambiado mucho la movilidad, hay que darle un tiempo pero sí que es verdad que los números vienen a darnos la razón cuando decíamos que era un enlace necesario. Estamos en 90.000 entradas y salidas diarias por el nuevo enlace de la M-50. Tenemos que ver cómo está afectando a la movilidad interna porque para toda la gente de la zona norte del Barrio de la Luna la única salida era la A-3 y la apertura ha hecho bajar el tráfico en Covibar o en la Avenida de los Almendros. Son momentos en los que tenemos que reflexionar sobre cómo se modifican los usos del tráfico en nuestra ciudad y a partir de ahí empezar a tomar algunas decisiones. Yo con esto con la M-50 siempre término igual: agradeciendo al Gobierno de coalición, que es el que ha hecho posible que tengamos este primer acceso y todos los que vendrán después, porque es una reivindicación histórica política y social de esta ciudad. Éramos la única ciudad que no lo tenía, y este Ayuntamiento ha tenido que escuchar cómo determinados ministros decían que eso lo tenía que pagar Rivas porque eran los vecinos y vecinas de Rivas quiénes lo iban a usar. A nosotros siempre nos cuesta un poquito más todo.
¿Qué expectativas tenéis con el lanzamiento del nuevo BicinRivas?
La gente lo que nos traslada es que están encantados. Veníamos de muchas quejas vecinales, porque el sistema anterior estaba obsoleto, casi no nos podían enviar los repuestos para la bicis antiguas. Había muchas ganas de tener el nuevo BicinRivas en la calle. Va a ampliar el número de abonados, pero también va a generar esa otra alternativa de movilidad interna. Sobre todo para la gente joven, que son los que nos dijeron que no se sentían seguros compartiendo la bicicleta, al igual que algunos conductores. Por eso la infraestructura ciclista, por eso los carriles eh bici y por eso ahora también renovamos el servicio con más bancadas y con una aplicación nueva.

¿Cómo ha acabado el curso el programa de En bus al cole? ¿Habrá ampliaciones?
La ampliación se definirá justo ahora, que es cuando se están apuntando las familias y veremos a cuántas podemos llegar. Yo me quedo con la valoración que hacen, creo que nunca en ninguna ciudad había tenido una tan positiva sobre un servicio: está en un 9,92. El servicio habla de la necesidad que tenemos en esta ciudad por esa decisión unilateral que tomó la Comunidad de Madrid en su momento de generar la zona única educativa, lo que hace que los habitantes de la zona más oeste de la ciudad les termine tocando un cole en la zona centro o en la zona este. Eso hace que la hora de entrada y la hora de salida de los coles sea uno de los momentos más altos en intensidad de tráfico, porque tienes a vecinos y vecinas cruzándose toda la ciudad para llevar esos peques al cole. Como el Gobierno regional no parece entender que el mejor cole siempre es el público al lado de tu casa, porque genera comunidad educativa, porque es como esta ciudad lo tenía en su plan general, intentamos esa alternativa en materia de movilidad: yo te recojo a tu peque cerca de tu casa, te lo llevo al cole y te lo devuelvo. Y en el camino, tú vas siguiendo en una aplicación en todo momento dónde está esa ruta. El servicio es gratuito para todas las familias.
¿Cómo se mueve la alcaldesa de Rivas por su municipio?
Me muevo de muchas maneras. Me encantaría usar más la bici, todavía soy de esas personas que no está del todo segura compartiendo la calzada. Así que cojo la bici cuando sé que voy a ir por carril bici. Me muevo en coche también y me muevo en autobús, esperando a las tres nuevas líneas urbanas, porque van a ser las que hagan que verdaderamente podamos dejar el coche en casa para los desplazamientos. Y luego es verdad que tengo la suerte de contar con cosas muy cerca de casa, hay muchas a las que puedo ir andando, pero esa suerte no la tienen todos los vecinos y vecinas de Rivas.
Rivas es el municipio más grande en España gobernado por la izquierda a la izquierda del PSOE. ¿Supone una presión adicional para la alcaldesa?
El foco mediático está puesto en Rivas desde hace muchísimo tiempo. Somos una ciudad en la que lleva gobernando la izquierda -en concreto con alcaldías de Izquierda Unida- 34 años, lo que hace que tengas un sentido de orgullo y de la responsabilidad, que están ahí a la par. De lo que sí soy muy consciente es del legado que tenemos: esto no es un proyecto que haya dirigido una alcaldesa ahora o unos alcaldes antes, es algo colectivo donde mucha gente ha participado para tener la ciudad que tenemos. Y luego, detrás de todas nosotras hay unas siglas que muestran otra forma de hacer política. Las mías son las de Izquierda Unida, pero yo vengo en una coalición en la que están Más Madrid y Verdes Equo. Y eso también habla de la necesidad de la unidad de la izquierda. De cómo se puede unir y puede ser capaz de gobernar una ciudad demostrando precisamente eso, que hay otra forma de hacer política que básicamente se basa en poner en el centro a los vecinos y a las vecinas y creernos lo que decimos. Ser representantes de esas capas amplias de la población, de las que otros modelos no lo son. Representamos a los vecinos y vecinas que están sufriendo el problema estructural de la vivienda, no representamos los intereses de los promotores inmobiliarios. Tenemos la obligación en el conjunto de la izquierda de seguir peleando por esa unidad, porque luego suceden cosas tan maravillosas como esta ciudad.
¿Es diferente la forma de gobernar de una alcaldesa que por primera vez ha nacido en Rivas? ¿Cambia la forma de ver el municipio?
Yo lo puedo comparar con los anteriores alcaldes, que por suerte han sido compañeros. Creo que el sentido de la responsabilidad es el mismo. Quizá lo que pueda cambiar es que cuando voy a visitar a mis padres al barrio de Covibar, a mí no me pueden ver como la alcaldesa porque soy la hija de Mariano el fontanero y de Mari Paz, la de la tienda de fontanería. Hay una parte emocional, a mí me encanta que los vecinos me paren para contarme lo que ven mal de la ciudad, pero no considero que haya una diferencia, porque creo que precisamente ser proyectos colectivos y no individuales es lo que marca la diferencia en la forma de gobernar. La cosa no va de lo que se le ocurrió a Pepe Masa, a Fausto Antonio, a Pedro del Cura. Va de que detrás hay un hay un proyecto colectivo que a veces le toca liderar a uno y a veces le toca liderar a otras.
¿Y que lo lidere una mujer cambia la perspectiva?
Creo que el feminismo venía a la política a cambiar algunas formas de hacer. Mentiría si te dijera que es sencillo y que porque se siente una feminista en esta mesa ya todo cambia. La política no está preparada aún para esa otra forma que empuja el feminismo, pero es que no lo está preparada la sociedad. No todo es un campo de rosas, todo lo contrario, hay muchas espinas. Y hay veces en que te que te descubres a ti misma replicando formas que tú venías a cambiar.
Creo que el feminismo nos ha enseñado que los pasitos se dan cortos, pero se dan. Y que cada uno de esos pasitos es un éxito colectivo. Que haya mujeres feministas al frente de instituciones, de organizaciones políticas, al frente de la vicepresidencia de nuestro Gobierno, de infinidad de responsabilidades públicas hace que también estemos dando pasitos. Cortos, pero pasitos. Las que somos hijas de ese feminismo que nos enseñó que si una mujer no daba el paso, había tres o cuatro hombres al lado dispuestos a darlo, hace que también estemos cambiando la forma de hacer política.
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