“No ganamos para sustos, cualquier día salimos volando”. Esta frase, pronunciada por una vecina de la calle José Calvo, viene a resumir el sentir de muchos de los moradores de esta pequeña vía del barrio de Berruguete, a quienes la actividad de más de dos decenas de cocinas fantasmas situadas en el número 10 de la calle les infunde inseguridad.
Algunos vecinos se despertaron la madrugada del sábado al domingo con la llegada a la calle dos dotaciones de bomberos, que habían recibido el aviso de la central de alarmas de las cocinas. Los efectivos entraron unos veinte minutos después, cuando llegó el personal de la empresa de infraestructuras para delivery responsable, a quien previamente se le solicitó los planos de la instalación.
Según explican los vecinos a este medio, había humo y los bomberos estuvieron entrando y saliendo durante hora y media. A las tres y media de la madrugada, los coches de policía y bomberos abandonaron la pequeña calle del distrito de Tetuán. En teoría, la actividad de las cocinas fantasmas no debe prolongarse después de las 11 de la noche, lo que lleva a preguntarse a los habitantes de José Calvo qué pudo ocasionar el incidente.
Los vecinos afectados llevan protestando contra la presencia de las cocinas fantasma al menos desde principios de 2021. Algunos de ellos se agruparon en una plataforma vecinal, desarrollando, junto con la Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán, una intensa actividad para denunciar los problemas de las cocinas fantasmas en entornos urbanos.
En junio de 2021 el chef Dani García abandonó las cocinas por las protestas vecinales (aunque actualmente se encuentra en la cercana calle Morando, donde también ha habido quejas por la presencia de sus cocinas fantasma). No obstante, las cocinas han seguido funcionando operadas por otras empresas de hostelería.
No es la primera vez que sucede un incidente similar al de este fin de semana. También se han producido en la calle otros hechos que los vecinos atribuyen a al ajetreo asociado a la actividad del reparto de comida, como la aparición de un gran boquete en la calzada el pasado mes de mayo.
La vida de esta pequeña perpendicular a la calle Francos Rodríguez, históricamente tranquila, está actualmente marcada por las cocinas fantasma que operan en la nave situada en los bajos de uno de sus edificios. Con ellas llegaron innumerables repartos diarios, el ruido de carga y descarga, el incremento de basura y tráfico, la ocupación intensiva de la calle por parte de los repartidores…Pero, por encima de todo, existe entre el vecindario la inquietud de que la intensa actividad industrial con la que conviven suponga un peligro para su seguridad.