Este martes por la mañana, la pequeña calle de Anastasio Herrero (Tetuán) estaba inusualmente concurrida. Era la Fiesta del Cordero y decenas de vecinos y vecinas de religión musulmana acudían a la mezquita situada en dicha vía. Esperaban sentados en las escaleras del templo y en los poyetes de La Enredadera, el Centro Social okupado más importante de Tetuán desde hace años, que este jueves espera congregar también a muchos vecinos.
El jueves 22 de julio La Enredadera ha convocado una concentración a las 8.30 h. en la calle Anastasio Herrero para oponerse al precinto del centro social por parte del Ayuntamiento. Por la tarde, está prevista una marcha del mismo lugar hasta la cercana Plaza de las Palomas (Plaza del Canal de Isabel II).
El conflicto tuvo su origen durante la pasada legislatura, con el Ayuntamiento de Ahora Madrid, que inició en el verano de 2016 una política de requerimiento de licencias de actividad y de constitución de colectivos okupantes en asociación. El requerimiento del Servicios de Disciplina Urbanística y Control de la Edificación del Ayuntamiento a La Enredadera y otros centros sociales okupados o alquilados, bajo amenaza de precinto, coincidía con el proyecto municipal del Plan de Cesión de Espacios (que se había publicado el 1 de marzo de ese año).
La Enredadera lo rechazó por considerarlo una injerencia incompatible con la naturaleza del centro, que buscaba “disciplinar e institucionalizar su proyecto”. La campaña de apoyo a La Enredadera tuvo su punto álgido en noviembre de 2016, con una nutrida manifestación en la calle de Bravo Murillo.
El momento actual del conflicto no es otro que la fase ejecutiva de este requerimiento del Ayuntamiento y la asamblea del centro ha convocado al vecindario partidario de su permanencia a concentrarse a las puertas de La Enre el jueves 22 de junio.
La Enredadera fue okupada en el otoño de 2008 y abrió sus puertas, tras largas sesiones de acondicionamiento de la planta baja del edificio, en junio de 2009. La inauguración se llevó a cabo con “un pequeño taller de radio en plena calle, samba, payasos y hasta un dragón chino que vino desde China para apoyarnos”, tal y como recoge 15MPedia. El dragón chino, por cierto, ha sido un personaje constante dentro del orbe de La Enre (asiduo, por ejemplo, a los desfiles de Tetuanlandia junto a los reyes magos breakdancers, del grupo de baile urbano del centro social).
En febrero de 2010, el centro social pasó por un desalojo judicial pero no fue su final, sino más bien el reinicio de un espacio que mutó y se abrió mucho al barrio en la fricción con el movimiento 15M en Tetuán. Desde entonces, han pasado por allí muchas personas y colectivos diversos, que han seguido acondicionando el espacio (son tres plantas con una superficie de unos 300 metros cuadrados).
A lo largo de este tiempo, la actividad de La Enredadera ha sido la habitual de un centro social okupado con las puertas abiertas al barrio. Ha habido constantemente convocatorias de carácter cultural (como proyecciones de cine), actividades comunitarias (por ejemplo, yoga, grupo de montaña o danzas ucranianas), sociales (espacio de reunión para grupos contra los desahucios, feministas o en lucha contra la exclusión social), o de carácter político (antiautoritario y nunca partidista). También, claro, ha habido mucho ping-pong, futbolín o tetería.
El año 2014 el nombre de La Enredadera saltó a los medios de comunicación nacionales sin quererlo sus protagonistas. Coincidiendo con la ocupación de un inmueble por los neonazis del Hogar Social Madrid, el centro social sirvió de espacio de reunión para que colectivos y vecinos del distrito se juntaran a articular una postura de rechazo rotundo hacia la que era entonces la primera ocupación patriótica de Madrid. La delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, señaló La Enredadera como “un polvorín”, e insistió en el desalojo del inmueble, lo que hizo que los medios de comunicación acamparan a las puertas de La Enredadera durante una temporada.
La postura del tejido asociativo y vecinal del distrito estuvo mayoritariamente del lado de La Enredadera y la campaña comunicativa para defender el espacio tuvo por protagonistas a los colectivos que hacían uso del centro social como “un espacio común de encuentro y convivencia.” La ocupación del Hogar Social Madrid duró un mes y, al poco tiempo, las aguas se tranquilizaron para los okupantes de La Enredadera, cuyo nombre volvió a escucharse de nuevo solo en los contornos del distrito.
Durante la crisis social ocasionada por el Covid y el primer confinamiento, La Enredadera fue de nuevo espacio central de cobertura social a través del Grupo de Apoyo Mutuo de Tetuán y recientemente ha acogido la reunión de vecinos en lucha por la sanidad pública a través de la Asociación de Pacientes y Trabajadores de La Paz y sus centros adscritos, entre otras actividades.