En la madrugada del sábado al domingo, el fuego tomó la parte sur de la Dehesa de la Villa. A las 3.15 horas los bomberos recibieron los primeros avisos por el incendio y se movilizaron para intentar salvar el parque, uno de los más grandes de la capital. Estuvieron trabajando para sofocar las llamas toda la noche y parte del domingo, ya de día, apagando los rescoldos con hasta nueve dotaciones.
Este lunes, el olor a quemado era todavía penetrante y el humo salía de algunos puntos. Los numerosos paseantes del camino del Canalillo miraban hacia abajo con espanto y contemplaban los efectos del incendio. “Qué pena” era la frase más repetida mientras se llevaban las manos a la cabeza preguntándose qué había pasado para que ardiera parte de este pulmón verde de Madrid. Faltaban unas horas para que un segundo fuego se reavivara y acabara afectando a la zona de colegios mayores y amenazando edificios de viviendas.
“Mantenemos abiertas todas las hipótesis”, explican fuentes municipales ante las preguntas de Somos Tetuán sobre el origen del fuego. Aunque la investigación todavía está en curso, los vecinos de la zona y habituales del parque apuntan a que el incendio pudo ser provocado. El primer foco se originó en torno al antiguo búnker de la Guerra Civil que desde hace años acoge asentamientos de personas que viven allí habitualmente, unos terrenos que son propiedad de la universidad. De esa zona salieron las llamas más altas, que despertaron a los que viven alrededor, los primeros en avisar a los bomberos del Ayuntamiento.
Las llamas se extendieron rápidamente en todas direcciones, aunque por suerte no consiguieron atravesar el cortafuegos improvisado por el camino del Canalillo. Donde sí que pudieron seguir quemando pinos y matorrales fue hacia el oeste: allí alcanzaron un huerto informal que desde hace décadas cuidan los vecinos, afectando a higueras, parras, olivos y otros árboles que habían ido plantado desde hace años. El incendio llegó incluso al circuito de BTT situado casi al final de la Dehesa de la Villa, bajo el Cerro de los Locos y junto a las facultades universitarias.
La presencia de ramas secas en este entorno favoreció la propagación del fuego. Vecinos del entorno relatan que habían sido cortadas hace meses para paliar los daños del temporal Filomena, que afectó a numerosos pinos de la capital. Desde entonces permanecían apiladas en decenas de montones en la zona sur, a la espera de su retirada o tratamiento. Algunos de ellos ardieron durante la noche del sábado al domingo y tuvieron que ser apagados por los bomberos. Otras se consumieron durante el lunes, por el segundo incendio sufrido en la misma zona verde, en la que no había ningún retén cuando se reavivaron las llamas, poco antes de las cuatro de la tarde. Desde el área de Seguridad del Ayuntamiento se asegura que la decisión de no vigilar la zona fue “técnica” y que los bomberos responsables del incendio consideraron que el fuego estaba sofocado.
Pese a la gravedad del suceso, el incendio podría haber sido peor: la semana pasada, varios operarios contratados por la universidad cortaron la hierba alta y seca de la zona, lo que evitó que el fuego se avivara más y afectara a una mayor extensión de terreno. El Ayuntamiento calcula que se han quemado unas seis hectáreas, pero sumando el terreno consumido por el segundo fuego del lunes el cálculo podría llegar hasta las diez de tierra, árboles y pastos quemados.
Terrenos universitarios
La portavoz de Más Madrid, Rita Maestre, criticó al Ayuntamiento por “las dramáticas consecuencias de la gestión de Almeida, 150 días después de Filomena”, a quien acusa de que “seis meses después las ramas siguen amontonadas en muchas zonas verdes, parques y calles”, denunció durante una visita a la zona siniestrada. Puede pasar en más sitios“, advirtió.
El área de Medio Ambiente niega que haya resultado ningún terreno del Ayuntamiento afectado por las llamas, tan solo una pequeña porción (0,25 hectáreas) de un tramo en el que las llamas consiguieron saltar el camino del Canalillo, que sirvió de cortafuegos por el norte. El resto de la zona quemada pertenece al Consorcio de la Ciudad Universitaria y depende de la universidad. Algunos vecinos apuntan a que la responsabilidad de la falta de recogida de las ramas secas es de esta entidad, titular de unos terrenos con escaso cuidado durante años, que han sido mantenidos gracias en muchas ocasiones al esfuerzo de los habituales usuarios del parque.
En cualquier caso, los estragos de las llamas han sido numerosos y se ha llevado por delante decenas de pinos y de ejemplares de otros árboles como chopos o frutales plantados de forma espontánea por los visitante del parque. Un duro golpe para la Dehesa de la Villa, un pinar al que solo hace seis meses las nieves de Filomena dejaron seriamente dañado.