Recuperar la farola centenaria de Cuatro Caminos y destruir otros iconos del Metro de Madrid

Hace unos días, una parte de los azulejos característicos del suburbano madrileño desaparecieron a consecuencia de las obras de remodelación en Cuatro Caminos, una de las estaciones más antiguas de la red. La fotografía de estos elementos arrancados protagonizó la imagen de la semana en Ecomovilidad, web de referencia en la movilidad madrileña.

Las obras, que se extenderán hasta el mes de octubre, servirán para mejorar las instalaciones y la red de drenaje, pero también cambiarán los azulejos del Metro. “No entendemos que para esto haga falta deshacerse de la decoración que, aunque no es original, es única en una red cada vez más insípida y homogénea”, denuncian desde Ecomovilidad.

Transportes aseguró que “en las obras se combinarán las paredes con acabados en el azulejo biselado blanco original de Metro”, aunque asociaciones que defienden el patrimonio temen que la mayoría de las instalaciones acaben “vulgarizadas” con paredes de vitrex.

La retirada de parte de los azulejos con los que Antonio Palacios quiso dotar de mayor luminosidad a las instalaciones del Metro, para aliviar la sensación claustrofóbica, coincide con la intención de la compañía de “tematizarla y convertir este espacio en un homenaje a la historia del suburbano y sus trabajadores”. Lo hará con serigrafías “en alusión al centenario de Metro de Madrid, así como espacios vinilados”.

“En lugar de estos azulejos se pondrán pegatinas con fotos antiguas de la estación. Porque, igual que en las estaciones de Bilbao y Sevilla, en vez de mantener viva la historia de la red se prefiere mostrar aquello que fue y que ya no es”, lamentan desde Ecomovilidad.

Recuperación de la antigua farola

Entre las actuaciones que más llamarán la atención en las obras de Metro está la recuperación de una de las farolas que marcaban las entradas a esta red de transportes en su inauguración. También diseñadas por Palacios, contaban con una altura considerable para que los peatones pudieran localizar la entrada a la estación a gran distancia.

“Se trata de un símil de tótem que culmina con el rombo de Metro retro iluminado”, explica el suburbano en nota de prensa.

La llegada de la farola y la desaparición de los azulejos blancos biselados es la última pero no la única incongruencia de Metro de Madrid en cuanto a su patrimonio histórico. En la planificación de la larguísima reforma de Gran Vía - lleva casi un millar de días de retraso- no se tuvo en cuenta la existencia de elementos históricos, que surgieron al empezar las obras y obligaron a replantear toda la actuación. En ese punto se recuperará el diseño del templete de entrada que ideó Antonio Palacios, con una réplica. Aunque no se mantendrán otros elementos como las escaleras originales de acceso.

Un caso parecido ocurre con las Cocheras de Cuatro Caminos. Construidas hace más de 100 años para albergar y reparar los primeros vagones del suburbano, están siendo demolidas para construir una promoción de 443 viviendas después de que la Comunidad de Madrid vendiera el solar. Los últimos intentos de conservar este espacio y convertirlo en un museo de la historia del Metro están en los tribunales.