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Taller ilegal de coches en un edificio de la Comunidad de Madrid: vecinos de Ventilla denuncian que lleva un año funcionando

¿Te imaginas que, de repente, alguien toma una de las partes comunes de tu edificio como local para montar un taller mecánico? Por marciano que parezca, es lo que les sucedió a los vecinos de las casas del Ivima de la promoción que hay entre la Avenida de Asturias y la calle Costa Verde, en el barrio conocido como la Ventilla.

Se trata de una gran promoción, como otras de la zona, con seis portales y 140 vecinos, donde se construyeron 170 plazas de aparcamiento que no se llegaron a ocupar tampoco de forma externa, por lo que siempre ha habido algunas vacías.

Luis Arribas, presidente de la comunidad cuenta que hace ya catorce meses bajó al garaje y vio a un vecino arreglando el coche en una plaza de aparcamiento. Como lleva años en el cargo y conoce a todo el vecindario, no tardó en percatarse de que el improvisado mecánico no pertenecía a la comunidad. A partir de ese momento la escena se convirtió en permanente y el número de coches fue creciendo hasta que el taller pasó a ocupar de repente seis plazas contiguas.

“Cuando me percaté de que era un problema me puse en contacto con la policía pero nos dijeron que sin orden del Ivima no podían entrar. A los ocho meses consiguieron la orden, la policía acudió y sorprendió infraganti a una persona arreglando un coche. Le multó”, explica el vecino.

El Ivima puso unos bolardos frente a los puestos vacíos pero ni esto –los aplastaron– ni sucesivas visitas policiales les han impedido seguir ejerciendo su actividad ilegal.

“Cambian el aceite y lo echan por el sumidero del garaje, con el problema medioambiental que supone; el otro día bajaron la rampa con un coche sin una rueda y lo han dejado todo lleno de agujeros; como son profesionales meten una decena de coches entre las seis plazas; ponen la luz pinzada todo el día y nos ha subido mucho la factura, en una comunidad donde mucha gente es pobre”, explica con pesar Arribas.

El siguiente paso por parte del Ivima fue sacar las plazas a concurso público. Si no estaban vacías, en teoría, los mecánicos ilegales no podrían seguir ejerciendo en ellas. El problema es que en el barrio no parece haber mucha demanda de aparcamiento –al menos en las promociones más nuevas– y, para la sorpresa de todos, los mecánicos han conseguido hacerse con la concesión.

Obviamente, esto les da derecho a aparcar en las plazas, no a utilizarlas como taller, por lo que el Instituto de la Vivienda ha amenazado con rescindir los contratos. A pesar de todo, allí siguen, manos a la obra cada día.

Los vecinos siguen tocando incansables todos los timbres que pueden: el Ivima, la policía o los medios de comunicación, “pero nos dicen que no es un tema suficientemente importante para ser noticia”. Se quejan de que no están recibiendo el suficiente apoyo y, ni mucho menos, soluciones a su problema.