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Entrevista

La Vallekana Sound System, música desde el barrio y la autogestión: “Toca meter caña para que no nos pasen por encima”

Miguel Parrondo, Wanu y Manuel Cortés, tres de los integrantes de La Vallekana Sound System, en el local de ensayo que comparten con otras bandas en Vallecas.

Guillermo Hormigo

Madrid —
13 de junio de 2025 06:05 h

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Solo hay una pregunta capaz de silenciar a La Vallekana Sound System. Tres palabras entre dos signos de interrogación que desarman a unos chavales por todo lo que implica para ellos, y para su música, el arraigo al barrio: “¿Qué es Vallecas?”. Después de unos silencios en los que nadie se atreve a dar una respuesta, uno de sus integrantes se lanza: “Para mí Vallecas es lo peor y lo mejor. Le cantamos porque es nuestro sitio y nos encanta, pero no queremos endiosarla, dar una imagen que la desvirtúe. Si Vallecas mola es por su gente, esa que lucha por la educación o por la sanidad”.

Atienden a Somos Madrid tres de los miembros de La Vallekana Sound System: Manuel Cortés, Miguel Parrondo (el autor de esa audaz reflexión sobre el barrio) y Wanu. En una banda tan heterodoxa, es difícil asignar una función concleta a cada cual. Pero puede resumirse en que Cortés aporta ese toque flamenco al cante que han querido potenciar en el nuevo disco. Sus dos compañeros se ocupan del saxo/teclados y de la batería, respectivamente. Completan el grupo Efraín “Peke Wambo”, Javi Prieto, Javi Druvi y Oskar Expreso.

Una combinación ecléctica que traslada al propio grupo lo que Wanu opina sobre el barrio: “Vallecas es capital mundial del mestizaje. En otros lados se hacen como guetos y la vida está mas segregada. Nosotros estamos y compartimos más en la calle, en cualquier colectivo del barrio está ese mestizaje y esa multiculturalidad”.

La diversidad se traslada a las voces, la instrumentación, las letras y el sonido del La Vallekana. Algo que surge de manera más orgánica que pretendida o impostada: “Nadie viene con la idea de hacer un tema de tal o cual estilo. Surgen las cosas y ya”, dice Miguel. “Hacemos lo que nos da la gana. Juntamos lo que nos apetece con el sonido que sale”, añade Manuel. “Sí que es verdad que experimentamos e investigamos mucho. Pero a partir de ahí tomamos nuestro propio rumbo. Aunque eso sea de bobos, porque al final necesitas más tiempo para crear, es lo que a nosotros nos llena”, apostilla Wanu.

Volver para no repetirse, ni con la industria ni con ellos mismos

Así, La Vallekana Sound System ha pasado siete años sin publicar nuevos temas, pero no creen que pueda calificarse como un parón. Han estado trabajando en su regreso, algo que no ha consistido solo en su segundo disco de estudio, Achela, con 11 canciones como las ya publicadas La Albufera (un himo a la construcción migrante de Vallecas) o la muy punzante El arte en un ataúd. También ha consistido en experimentar con sonidos distintos. Miguel apunta además que “había que juntar la pasta para sacar el nuevo disco adelante”.

“Esto requiere mucha dedicación y todos curramos. Es difícil asentarse en un rato creativo con tiempo y sin prisas”, recuerda Wanu. Ambos son profesores de música, mientras que Manuel regenta una barbería anexa al lugar en el que ensayan un par de veces por semana. Se trata del Patio de Vallekas, un espacio que incluye dos locales que comparten diversas bandas del barrio.

Es el lugar en el que desarrollan un proceso creativo que transita de lo individual y personal a lo netamente colectivo: “A lo mejor uno de nosotros trae un par de ideas. Se van grabando, pero mientras los demás cogen el testigo y la van haciendo suya”, apunta Miguel. “Es eso, alguien viene con un poco de letra o un estribillo y en el ensayo cada uno va aportando, se van añadiendo sonidos y matizando cosas”, completa Manuel.

En un funcionamiento diario “muy cansado” y autogestionado, tanto en lo puramente artístico como en los burocrático o locomunicativo, Wanu destaca eso sí la única gran figura externa que les asiste a nivel profesional. Se trata de Edu Molina, productor musical del estudio Garlic Records. “Nos dio el último empujoncito para sacar el disco porque sino seguiríamos cambiado cosas”, señalan.

Otro de los motivos del prolongado hiato ha sido el interés por reformular su estilo, con un creciente protgonismo del flamenco. Manuel ha dado un paso al frente en todo el proceso creativo, artístico y hasta escénico que separa Entra de Achela. “Antes era más niño. Ahora siento que la fusión es más perfecta”, reconoce. “Teniendo a este monstruo que canta superbien y ahora está más involucrado el disco es mucho más flamenco, con todo el respeto que merece esta palabra”, dice Miguel. El teclista desliza otro cambio significativo de un álbum a otro, importante aunque pueda parecer de Perogrullo: “Todos tocamos mejor”.

Las Grecas, Triana, Camarón con su Leyenda del tiempo o el Omega de Enrique Morente y Lagartija Nick son algunos de los referentes que mencionan, desde la distancia que impone el respeto. La última mención es quizá la más lógica: “Al juntarnos los que somos más rockeros con el gipsy nos sale lo que nos sale, aunque el flamenco inevitablemente tiene un sentido más pata negra, más blues”, resume Wanu.

Piensas si tendrías que digitalizar tal o cual sonido, porque hoy día el rap suele tirar más por un DJ que por instrumentos. Luego escucho lo que hemos hecho, un sonido más rock, y me siento muy orgulloso

Cuando contemplan el panorama musical imperante, con tendencias alejadas de sus principales apuestas, puede entrarles alguna duda. El propio Wanu admite que “piensas si tendrías que digitalizar más tal o cual sonido, porque por ejemplo hoy día el rap suele tirar más por un DJ que por instrumentos”.

Pero pronto se les pasa, se dejan llevar más por ellos mismos que por la industria: “Luego escucho lo que hemos hecho, un sonido más rock, y me siento muy orgulloso. Podemos tener esas influencias que hablábamos, pero al final remite a nosotros. Como también es muy nuestro meter mucha caña en las letras, lo que toca en este punto de la historia para que no nos pasen por encima”. No necesita mencionar ninguna corriente reaccionaria concreta, para eso están ya sus canciones. Miguel considera “muy importante sentirte representado en lo que escribes y lo que cantas”.

La política se traslada así de la forma (su independencia o su resistencia a corrientes estandarizantes) al fondo de sus composiciones. Es la personalidad de quienes no se quedan en lo personal, en lo individual. Una marca propia nacida de lo compartido, lo colectivo y lo mezclado.

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