Desde finales de enero, la vecindad de la calle Santa Genoveva y sus alrededores soporta a diario el ruido de camiones cargando y descargando en un centro de tratamiento de residuos instalado en una parcela municipal frente a sus viviendas. Tan solo 50 metros lo separan de las casas y 70 del colegio Gustavo Adolfo Bécquer. “De la noche a la mañana levantaron una especie de muelle con una rampa por la que subían los vehículos de limpieza”, explica uno de los afectados.
Los ruidos que emiten los camiones no permiten dormir por las noches a los vecinos del barrio, ya que la planta de residuos se encuentra activa las 24 horas del día. “Ahora mismo con las ventanas cerradas se escucha todo, cuando llegue el verano y se abran por el calor va a ser tremendo”, señala un residente de Santa Genoveva.
La inacción del Ayuntamiento de Madrid ante esta situación ha empujado a los vecinos a movilizarse y exigir soluciones inmediatas. Aseguran que “la actividad se ha iniciado con el máximo ocultismo, sin estudios de viabilidad ambiental y sin aviso a los representantes vecinales”. Fueron conscientes de la actividad que se estaba llevando a cabo en este espacio cuando ya habían empezado a trabajar.
“No se avisó ni a vecinos ni a asociaciones, ni siquiera en las instalaciones hay un cartel que informe de qué va esa instalación, todo es opaco”, cuenta un vecino. El espacio donde se ubica la planta de residuos funcionaba como aparcamiento de vehículos municipales del Área de Medio Ambiente. Un día, sin mayores explicaciones, los residentes de esta calle se despertaron con el pitido de los camiones y este sonido ambienta desde hace más de dos meses su descanso y despertar.
En medio del desconcierto, los vecinos han comenzado a investigar lo que hay detrás del “secretismo” municipal. “Estamos intentando averiguar cuál es el uso de estas instalaciones, creemos que no se les está dando el uso previsto según la ordenanza”, explica un portavoz vecinal. Las sospechas de los residentes del barrio están orientadas a un posible cambio de “suelo dotacional” a “suelo industrial” para instalar esta planta de transferencia de residuos sin faltar a lo que dicta la ordenanza.
Este cambio no es el único factor que ha generado dudas entre los vecinos. “Parece que no se han hecho los estudios de viabilidad, tanto medioambiental como acústica”, indica uno de los afectados, “aunque evidentemente no serían favorables por la cercanía con los vecinos”, añade.
Las instalaciones, ubicadas en la avenida de las Trece Rosas, entre el cementerio de La Almudena y la calle Santa Genoveva, albergan un tránsito constante de vehículos municipales que acuden allí a vaciar la carga de peinados de los barrios de Chamberí, Tetuán, Centro y algunas zonas de Castellana. Los vecinos no están dispuestos a que su barrio se convierta en un vertedero: “Soportamos ruidos y malos olores las 24 horas del día”.
A pocos días de la llegada de la primavera y del aumento de temperaturas correspondiente, los vecinos temen que “cuando llegue el calor se convierta en una fuente de malos olores que atraiga a todo tipo de mosquitos e insectos”. Antes de que se desate el “descontrol ambiental” piden que el Ayuntamiento retire esta planta de residuos y la traslade a otro espacio en el que no afecte a la salud de los madrileños.
El Ayuntamiento estudia cómo minimizar el ruido
Antes de iniciar las movilizaciones, los vecinos se reunieron con la Junta Municipal de Ciudad Lineal, el distrito en el que se ubica el barrio de La Elipa. El encuentro no fue ni mucho menos fructífero: “Nos dijeron que al día siguiente se iban a reunir con Borja Carabante y terminaron enviándonos un email diciendo que tomarían medidas pero que no tenían pensado reubicar el cantón”.
Los afectados también preguntaron si había algún tipo de estudio ambiental. “No nos dijeron nada al respecto”, aseguran. Ante el inmovilismo del gobierno municipal, el Grupo Mixto hizo un estudio sobre el impacto de estas instalaciones y su uso actual que se presentó en el Pleno de la Junta de este mes. A raíz de estas investigaciones, fuentes políticas citadas por los vecinos sospechan de la posible apertura de un nuevo acceso a esta parcela con el objetivo de duplicar su actividad.
Los vecinos ya han puesto sendas quejas en el Ayuntamiento, en la Junta de Ciudad Lineal y ante el Defensor del Pueblo. Las contestaciones recibidas hasta el momento son de preocupación ante la situación, e informan que se trata de un “centro intermedio de tratamiento de residuos”, pero no hay medidas efectivas que permitan a los vecinos recuperar la tranquilidad de su barrio.
Desde el Área de Medio Ambiente señalan que esta instalación es provisional y que está destinada a la transferencia de residuos procedentes de peinados y barredoras, “no se almacenan ni se tratan residuos de ningún tipo, sólo se cambian de camiones pequeños a contenedores de mayor capacidad”.
El Ayuntamiento de Madrid asegura que “llevarán a cabo las acciones que técnicamente sean viables para minimizar las molestias que pudieran producirse”. Además, dicen haber suspendido el horario nocturno, aunque los vecinos relatan lo contrario. Mientras tanto, trabajan en un estudio para instalar pantallas acústicas que reduzcan el ruido. Para los afectados esto no es suficiente y reclaman respeto a su descanso y el “cese inmediato de la actividad”.