El día después de Vox en Vallecas: “Rompen la convivencia para sacar rédito electoral”
Vox eligió un barrio obrero para reaparecer y lanzar su campaña para las elecciones del 4 de mayo. Con unos pronósticos electorales que le auguran peores resultados que los cosechados hace dos años e Isabel Díaz Ayuso acaparando gran parte de sus votos, la formación de extrema derecha optó este miércoles por programar su primer acto en Vallecas. La convocatoria movilizó a centenares de vecinos y a miembros de colectivos antifascistas. “Fuera fascistas de nuestros barrios” fue un grito que resonó en la plaza de la Constitución del distrito madrileño, en la que Rocío Monasterio y Santiago Abascal tomaron la palabra para cargar contra la inseguridad en los barrios y la inmigración ilegal. El acto, que convocó a más manifestantes que seguidores, terminó con varias cargas policiales, una vez que Santiago Abascal, molesto porque la protesta no dejaba oír sus soflamas, decidió acercarse junto a su equipo de seguridad a los manifestantes. Ahí se produjo la primera carga de los antidisturbios y se desencadenó una batalla campal. Resultado: cuatro detenidos, un agente herido y otros 17 con contusiones, por lanzamientos de botellas, piedras y otros objetos. Vox añade a esa lista a un diputado suyo, que según el partido tuvo que ser atendido en el hospital por una pedrada en una mano.
No es la primera vez que Vox lanza una campaña asegurando que su objetivo se centrará en seducir al voto obrero. Ya lo hicieron en los comicios autonómicos previos, en ese momento optaron por un polígono industrial del barrio de Barajas. Las urnas no ratificaron su estrategia el 26 de mayo de 2019.
En Vallecas, una demarcación que agrupa los distritos de Villa de Vallecas y Puente de Vallecas, Vox fue la última fuerza política, con el 5,8% de los votos entonces. Este histórico barrio madrileño abarca a más de 350.000 habitantes y en él la renta neta media por hogar es de 28.500 euros. Sus vecinos se decantaron mayoritariamente por formaciones de izquierdas en los comicios regionales celebrados hace dos años, la derecha solo obtuvo el 33% de los apoyos. Por delante de Monasterio se situaron los cabezas de cartel del PSOE (34%), Más Madrid (23%), Ciudadanos (14,7%), PP (12,2%) y Unidas Podemos (8,8%).
A nivel nacional, Abascal cosechó mejores resultados en las elecciones generales de noviembre de 2019. Vox logró ser cuarta fuerza (13,3%), a poco más de un punto del PP (14,9%). Los socialistas ganaron las elecciones en este barrio con el 35,4% de los apoyos, seguidos de Unidas Podemos con el 20,5%. Más País (7,2%) y Ciudadanos (7,1%) recabaron menos apoyo que la extrema derecha en Vallecas.
“Que Vox o cualquier partido de la derecha no sea primera fuerza en distritos más populares no quiere decir que no haya gente que les vote”, destaca el politólogo Eduardo Bayón. “El obrero que vota a la derecha no es un mito pero sí un comportamiento minoritario”, añade Luis García Tojar, profesor de Sociología y Comunicación Política en la Universidad Complutense de Madrid. Este docente remarca que el problema que tienen las formaciones progresistas “en los barrios de clase trabajadora no es que voten a la derecha, sino que no voten”.
Una precampaña “fuera de juego”
Entre los pocos mensajes que Vox pudo lanzar el miércoles en la plaza roja de Vallecas hubo acusaciones de traición al barrio por parte de Pablo Iglesias, uno de sus antiguos moradores. “Os han traicionado”, clamaron Abascal y Monasterio desde el estrado. Los incidentes posteriores han devuelto a la formación de extrema derecha el foco mediático, del que se habían alejado en las últimas semanas. “Estaba siendo una precampaña en la que estaban fuera de juego”, añade Bayón, que destaca que este miércoles “el centro” de la información política en Madrid fue “el acto de Vox en Vallecas”.
Dirigentes de la izquierda como el propio Pablo Iglesias e Íñigo Errejón han acusado a Abascal y Monasterio de ir a provocar a esos barrios a los que los dirigentes de Vox llaman “estercoleros multiculturales”. PP y Ciudadanos han salido en defensa de Vox y la candidata Rocío Monasterio llegó a pedir la ilegalización de todos los partidos que no condenasen los altercados del miércoles en Vallecas.
Las expectativas electorales de Vox en los comicios del 4 de mayo no eran muy optimistas antes del episodio del miércoles. El CIS pronostica que la fuerza de extrema derecha perdía tirón en comparación con los comicios anteriores y le otorgaba el 5,4% de los votos. A cinco décimas de no entrar en la Asamblea de Madrid. Según este sondeo, la candidatura de Monasterio pasaría de los 12 escaños que logró hace dos años a nueve. Aun así, Vox volvería a tener un papel determinante para que Ayuso repitiese al frente del Gobierno de la Comunidad de Madrid, pero las diferentes encuestas indicaban que la extrema derecha iba cuesta abajo frente a la pujanza de Díaz Ayuso.
Ante este contexto, Bayón no considera que sea “una casualidad” que la formación de Abascal haya optado por iniciar su campaña en el distrito de Puente de Vallecas, “un feudo de la izquierda, vinculado a movimientos sociales y vecinales y donde sus datos de voto son el penúltimo peor de las últimas autonómicas y generales”. El politólogo considera que con esta decisión se busca “confrontar y polarizar”, así como “movilizar el voto en otros caladeros” donde obtienen más apoyo. Para García Tojar este “alboroto” les permite “mantener esa identidad victimista que tanto han cultivado”.
En la misma línea se posicionan los portavoces de tres colectivos sociales del distrito. Consideran “una provocación” la visita de los líderes de la formación de extrema derecha a la plaza de la Constitución de Vallecas. El presidente de la asociación vecinal de Puente de Vallecas, Jorge Nacarino, recuerda que estos incidentes ya “ocurrieron en la campaña en Catalunya”, aludiendo a lo sucedido en un acto organizado en Salt (Girona) en el que los políticos de Vox fueron recibidos con lanzamientos de diversos objetos.
En ese momento, Abascal cargó contra la Consejería de Interior de la Generalitat catalana, y en Vallecas optó por criticar al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaksa, por el dispositivo policial desplegado. “Usan la confrontación y la ruptura de la convivencia para sacar réditos electorales. Esta es una de las cuestiones que más nos preocupan, que podamos dar carta de naturaleza a que un partido político, sea del signo que sea, tenga que destruir la convivencia para conseguir sus objetivos”, destaca Nacarino.
Como la mayor parte de las asociaciones vecinales, estos colectivos mantienen interlocución con los partidos con representación en el Ayuntamiento y la Asamblea. En relación a la actividad desarrollada por la formación en el barrio, desde que consiguió representación municipal, Nacarino destaca que “nadie” conoce a sus concejales “por su acción en el distrito”. “La incidencia política de sus vocales en la junta municipal de distrito es bastante insignificante y brilla por su ausencia”, añade.
Por su parte, el portavoz de la formación de extrema derecha, Javier Ortega-Smith, declaró a los pocos meses de llegar al Ayuntamiento de Madrid “la guerra política” —esas fueron sus palabras— a la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), a la que pertenece la organización presidida por Nacarino y con una larga trayectoria en la defensa de los barrios, asegurando que era un “chiringuito”. Esta actitud de Vox ha provocado que no exista interlocución, al menos en Puente de Vallecas, entre la asociación de vecinos y la formación de extrema derecha.
Este miércoles Ortega Smith intentó realizar un acercamiento a los vecinos de Vallecas asegurando ante los medios de comunicación que “es un barrio que se caracteriza en Madrid por gente trabajadora, que sabe lo que es madrugar, que sabe lo que es sudar y ganarse el trabajo con el sudor de su frente”.
El elevado número de asistentes y la tensión del ambiente impidieron que los manifestantes escucharan estas palabras, aun así las personas que acudieron a protestar por la presencia de Vox en la plaza de la Constitución recordaron en varias ocasiones la carrera laboral del presidente de la formación de extrema derecha, con un currículum marcado por puestos a dedo o en cargos institucionales como concejal y diputado provincial y autonómico. “Abascal, ponte a trabajar”, fue uno de los cánticos más repetidos.
24 horas después de los incidentes que se produjeron en Vallecas, los sentimientos de los vecinos de la zona están enfrentados. A Mónica, que reside a escasos metros de la plaza que albergó el acto, le pareció “vergonzosa” la actuación de algunos manifestantes. “Ni unos ni otros tienen razón. Fue excesivo. Todo el mundo tiene derecho a decir lo que le dé la gana”, apunta. Sin embargo, a Marian, también vecina de la zona, le “hirvió la sangre” al ver el acto de Abascal y Monasterio por la televisión. Hasta las siete de la tarde estuvo en el parque anexo a la plaza, pero cuando comenzaron a llegar los primeros políticos de Vox se marchó por “miedo” a la tensión que se percibía en el ambiente.
Reivindicaciones sociales
Los colectivos sociales consultados consideran que hay pocas posibilidades de que el mensaje de Vox penetre entre sus vecinos. Aluden a los resultados electorales obtenidos en los últimos comicios y al número de asistentes movilizados para el acto de Vallecas. “El mayor grupo en la protesta de ayer era el antifascista”, comienza destacando Myrian Espinoza, portavoz de la PAH de Vallecas, “ellos [en alusión a Vox] estuvieron acompañados de un grupo minoritario, que les apoya, precisamente, porque no tienen apoyo en Vallecas”. Espinoza reivindica que Vallecas tiene “una necesidad residencial” y subraya “la discriminación que sufren los colectivos racializados”.
“A nivel de servicios públicos, el barrio tiene muchas carencias. En la pandemia hemos visto cómo la Atención Primaria ha colapsado en nuestro barrio. Seguimos teniendo reivindicaciones de que faltan escuelas infantiles y de que la dependencia tiene carencias muy grandes, que no observamos en otros barrios de rentas más altas, y que hacen que casi todo el trabajo de cuidados se tenga que realizar en el hogar y en el ámbito privado”, continúa desgranando Julia, miembro del 8M de Vallecas.
En su intervención en el mitin de Vallecas, Monasterio realizó una breve alusión a la sanidad pública. Sin embargo, gran parte de los mensajes que lanzaron los políticos de la formación de extrema derecha se centraron en el programa que llevan años repitiendo: inseguridad siempre vinculada a la inmigración y ocupación. No hubo alusiones específicas a las necesidades concretas que reivindican los colectivos sociales.
El 4 de mayo se conocerá si Vox triunfa en su acercamiento al voto obrero y si logra robar apoyos a la izquierda o al PP. Bayón no lo ve factible, considera que en estos comicios Vox “tiene un problema grave” porque Ayuso “ha asumido el tono y la forma” de un discurso político capaz de “competir con la ultraderecha”.
32