El Zendal, hospital estrella de Ayuso con solo 53 pacientes, acumula en 2022 contratos a dedo que suman 15 millones
El hospital de emergencias Enfermera Isabel Zendal se ha convertido en un pozo sin fondo de dinero público dos años después de su inauguración, pese a tener un número testimonial de pacientes. A día de hoy, según datos de la Consejería de Sanidad, este centro sanitario sin quirófanos, habitaciones, consultas, ni servicio de cocina atiende a apenas 53 personas. Construir la infraestructura, que sirvió de escaparate propagandístico para la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, como parte de su gestión para hacer frente a la pandemia de la COVID-19, ya costó el triple de lo presupuestado. Desde entonces el centro suma cada año millones de euros en contratos públicos a dedo pese al fin del Estado de alarma a mediados de 2021 y a ser un hospital sin apenas actividad.
Solo en 2022, el Gobierno regional ha destinado 15,27 millones de euros para su funcionamiento pese a que atiende a una media de 30 pacientes por semana. Mientras tanto, los médicos de la región mantienen sus protestas, como la huelga ahora interrumpida hasta el día 11, por los recortes en la atención primaria y los centros de salud, así como por la falta de recursos para poder realizar su trabajo.
La Comunidad de Madrid presidida por Díaz Ayuso adjudicó en Nochebuena el último polémico contrato a dedo para el mantenimiento de la infraestructura por 571.000 euros. Aunque se desconoce el periodo por el que se realizarán los trabajos, algo que se debe precisar en la memoria, la empresa que se lo llevó volvió a ser, como venía ocurriendo desde su inauguración, Serveo –antes Ferrovial–, que se ha llevado casi tres millones de euros para este fin desde que se inaugurara el Zendal. A esos contratos de mantenimiento para la constructora hay que sumar otro contrato en 2022 de 4,46 millones de euros para la limpieza, desinfección, desinsectación y desratización del hospital.
Como ha ocurrido con todas las adjudicaciones de este centro desde que se ordenó su construcción en el verano de 2020, las últimas también se han hecho por la vía de emergencia, es decir, sin concurrencia pública ni publicidad, a pesar de que ya no hay un marco legal como el estado de alarma que lo ampare.
En 2022 el Gobierno regional se ha gastado más de 15 millones de euros entre mantenimiento, seguridad, servicio de lavandería, limpieza y desinfección. Todos estos millones de euros para haber albergado a apenas 1.449 pacientes en todo el año, lo que supone la citada media de 30 pacientes por semana, teniendo en cuenta que se trata de un hospital de baja complejidad por lo que las estancias son cortas. Para el servicio de alimentación –el edificio carece de cocina– se destinaron 3,09 millones de euros, lo que da una media de 2.136 euros por paciente en comida. El contrato es calcado al de 2021, pese a que ese año hubo más pacientes ingresados sobre todo los primeros meses cuando se puso en funcionamiento el hospital con la tercera ola de la pandemia. Muchos de estos contratos, pese a la falta de actividad, se tienen que renovar ahora.
La seguridad, para una exconcejala del PP
Otro de los contratos más polémicos del Zendal es el relacionado con la seguridad del edificio que, desde que se inauguró en diciembre de 2020, se ha adjudicado a dedo sistemáticamente a una empresa propiedad de una exconcejala de Alcorcón del PP. Ariete Seguridad S.A., que pertenece a la ex dirigente popular Silvia Cruz Martín, se ha llevado hasta cuatro contratos de la Comunidad de Madrid para la seguridad de la infraestructura. La última prórroga por seis meses se licitó sin concurso público en verano de 2022 por 909.000 euros.
Para el primer contrato, el Gobierno regional justificó que se había contratado a una empresa que ya ofrecía ese servicio “en hospitales de la red pública” y argumentó que su falta de publicidad se debía a las prisas para su inauguración. Pese a que el hospital ya lleva más de dos años funcionando, el Ejecutivo de Ayuso ha recurrido al contrato de emergencia –sin concurrencia pública– sistemáticamente para adjudicar este servicio a la misma empresa por un importe total de más de 1,8 millones cada año.
Todos estos contratos sin publicidad ni concurrencia pública han sido denunciados en numerosas ocasiones por la oposición. Más Madrid ha llevado reiteradamente esta cuestión a la Comisión de Vigilancia de las Contrataciones. “La justificación siempre es la misma, que no pueden predecir qué va a pasar y por eso no pueden hacer una tramitación normal de los contratos”, explica el portavoz de Sanidad de la formación en la Asamblea, Javier Padilla.
“Desde nuestro punto de vista es inadmisible seguir afirmando esto a día de hoy. Es como decir que no sabemos qué necesidades de mantenimiento tendrá el Hospital de La Paz porque no sabemos cómo irá de fuerte la gripe este año”, añade. Para Padilla, la Consejería de Sanidad sigue utilizando la pandemia como “excusa” para evitar la competencia en los contratos públicos del Hospital Isabel Zendal y poder así “seguir repartiendo contratos millonarios a dedo”.
Sin utilidad clara dos años después de inaugurarse
Levantar el edificio ubicado en Valdebebas, al norte de Madrid, junto a la polémica Ciudad de la Justicia, costó a las arcas públicas más del triple de lo presupuestado inicialmente: de 51 millones que anunció Ayuso a 170 millones. Los sobrecostes del Zendal, solo en lo que se refiere a las obras de construcción, ascendieron al 170% del total. Por ejemplo, el Gobierno regional destinó 400.000 euros solo en habilitar una sala de prensa en el hospital.
Aunque Ayuso siempre ha hecho propaganda de las bondades del Zendal para combatir la COVID, la infraestructura nunca se utilizó al completo –se anunciaron 1.000 camas y solo se llegaron a abrir unas 500 como máximo en su pico de ocupación–. Desde entonces, la presencia de pacientes es casi testimonial a pesar de que cuesta varios millones de euros cada año conservarlo. Una de las mayores polémicas desde su inauguración ha sido que el Gobierno regional se negó a contratar a médicos y enfermeros, por lo que destinó a este centro sanitario a los del resto de hospitales. El Zendal llegó a tener más de 400 sanitarios para apenas 38 pacientes.
Pocos meses después de construirse sin quirófanos con un coste para las arcas públicas de 170 millones de euros, el Gobierno regional no sabía muy bien qué hacer con la infraestructura. Primero sirvió de gran vacunómetro durante los meses pico de vacunación contra la COVID-19. Ayuso se lo llegó a ofrecer a Pedro Sánchez a cambio de una contraprestación e incluso dijo que serviría para atender a los refugiados de Ucrania, un uso que no se materializó.
La última propuesta es que absorba a pacientes del hospital de la Paz, uno de los más importantes de la ciudad, por las obras de remodelación del mismo. Pero, tal y como está actualmente el Zendal, no sirve para ese fin ya que carece de quirófanos y consultas externas, por lo que el Gobierno regional ya ha anunciado que construirá seis salas de cirugía además de otras remodelaciones para poder adecuarlo a esta nueva función. De momento, desde la administración que preside Ayuso no saben responder cuántos millones más costarán estas obras a las arcas públicas solo dos años después de la inauguración del edificio.
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