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Los Centelles urgen al Ministerio de Cultura a concretar la sala al fotoperiodista en Salamanca
Es una advertencia. Pero por primera vez se hace de forma contundente y por escrito. Los herederos de Agustí Centelles, el fotoperiodista valenciano que murió en Barcelona en 1985, ya están cansados de promesas. El Ministerio de Cultura se comprometió a tener en Salamanca una sala expositiva de Centelles. Y todavía no saben nada de ella. Ni cómo va a ser. Ni qué va a contener. Ni qué fondo documental tendrá.
Por ello, uno de los hijos, Octavi, registrado el pasado día 5 de marzo una carta a Jesús Prieto, director general de Bellas Artes, de la Secretaría de Estado de Cultura, en la que por primera vez se pone tajante y le hace exigencias. No es la única carta. Hay más.
Pero la realidad es que el escrito de Octavi Centelles se basa en el “acoso mediático y otras presiones en Cataluña”, según el texto al que tuvo acceso La Meseta. Por ello, exige que el director general de Bellas Artes invite a los dos hermanos Centelles “a visitar la nueva sede de la Plaza de Bandos”, donde estará el Centro Documental para la Memoria Histórica, en Salamanca “y las obras de la sala de exposiciones Agustí Centelles”.
También le pide “formalizar y documentar el depósito del fondo de documentos profesionales” del fotoperiodista y “recibir información del proyecto expositivo”. En este apartado, Octavi deja claro al director general de Bellas Artes: “me ofenderá y debería manifestar mi desacuerdo la colaboración de personas que han demostrado la falta de rigor, que han atacado la obra de mi padre y que han confundido a la opinión pública desde finales del año 2009”.
Este escrito es el fruto de “inquietudes y preocupaciones” por el destino de las promesas del Ministerio de Cultura sobre el fondo de Agustí Centelles. “No he recibido información alguna sobre el proyecto de exposición que se debe presentar este año en Salamanca, ni de la preselección de imágenes, ni de los autores de los textos del catálogo”, añade Octavi en su carta.
Y también advierte: “hay que tener mucho cuidado con las fotografías del fondo que se incorporaron cuando la viuda de Joan Andreu Puig Farrán se las regaló a mi padre, y sería contraproducente exponer fotografía que no realizó mi padre”.
Aquella emoción por traer a Salamanca el legado fotográfico de Agustí Centelles se ha convertido en desconfianza. Los 700.000 euros que pagó Cultura por 12.000 negativos no son papel mojado, pero no se han incorporado otros acuerdos añadidos a la venta.
Por todo ello, Octavi Centelles le espeta al director general de Bellas Artes: Estoy cansado de oír reniegos, comentarios en voz baja y escritos en la prensa catalana de que “España no cumple”. Soy hombre de palabra y entiendo que los tiempos en la Administración no son idénticos a la sociedad civil, pero desde el verano hasta ahora ha pasado tiempo suficiente para realizar esta visita y el correspondiente comunicado que acallaría la presión mediática que sufro personalmente“.
Y es que todavía quedan preguntas sin respuestas: una exposición sobre Centelles; fotografías que se atribuyen al fotoperiodista pero que no son suyas, según una investigación realizada por los hermanos Gasca; así como los autores del futuro catalogo.
Mientras tanto, las obras del Centro Documental para la Memoria Histórica en Salamanca siguen su camino. Estaba previsto que concluyeran en verano de 2013. Pero ha sido este mes cuando se han retirado las vallas de la obra. Y por dentro, se ultiman los detalles para su conclusión definitiva.
Es una advertencia. Pero por primera vez se hace de forma contundente y por escrito. Los herederos de Agustí Centelles, el fotoperiodista valenciano que murió en Barcelona en 1985, ya están cansados de promesas. El Ministerio de Cultura se comprometió a tener en Salamanca una sala expositiva de Centelles. Y todavía no saben nada de ella. Ni cómo va a ser. Ni qué va a contener. Ni qué fondo documental tendrá.
Por ello, uno de los hijos, Octavi, registrado el pasado día 5 de marzo una carta a Jesús Prieto, director general de Bellas Artes, de la Secretaría de Estado de Cultura, en la que por primera vez se pone tajante y le hace exigencias. No es la única carta. Hay más.