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Podemos Valladolid estalla: acusaciones de falta de transparencia y de aceptar prebendas a cargos de Sí Se Puede
Ni cien días ha durado la paz. O una tranquilidad impuesta. O el sueño de ayuntamientos y diputaciones en manos del pueblo. La realidad es que Podemos Valladolid ha saltado por los aires, después de que su Consejo Ciudadano retirara el apoyo a la marca blanca con la que se presentó a las elecciones municipales en esta provincia: Sí Se Puede Valladolid. Bajo este nombre, Podemos se presentó a los comicios acompañado por la formación Ganemos y por otros grupos minoritarios. Y logró un éxito sin precedentes, ya que entraron en el Consistorio vallisoletano y en la Diputación Provincial, con tres concejales y un diputado.
Pero cien días después, esta felicidad ha estallado. Y se hace sin conocer el final, sin que se sepa hasta dónde llegará esta explosión y cuáles serán las consecuencias reales.
Desde Podemos se ha anunciado que “se desvincula” de Sí Se Puede, una decisión tomada “por unanimidad” el pasado martes, tras una reunión muy tensa de la directiva. Y para justificar esta decisión se han lanzado un sinfín de reproches: “falta de cumplimiento” del código ético de Podemos e “inacción política” en las dos instituciones donde están representados.
Daniel García, secretario local de Podemos, acusó de “falta de transparencia” a los tres concejales en el Ayuntamiento de Valladolid, ya que, según dijo, Charo Chávez –portavoz municipal de Sí Se Puede-, y los otros concejales, Héctor Gallego y Gloria Reguero, no han enseñado sus nóminas para “conocer cuánto cobran en realidad”. Algo que, en opinión de Daniel García, “es inaceptable”, pues el discurso de transparencia “se demuestra con hechos”.
El reglamento de Podemos y el de Sí Se Puede señalan que sus cargos electos no pueden cobrar más de 1.935 euros brutos al mes. Y se les obliga a entregar al partido o a fines sociales el excedente salarial que ingresen por el desempeño de su actividad pública.
Por su parte, Daniel García también ha revelado que los cargos vallisoletanos han aceptado “prebendas”, entre las que habría “invitaciones” a eventos o “seguros de vida por razones de cargo”.
Pero las acusaciones no quedaron ahí. Desde el Consejo Ciudadano de Podemos Valladolid también se ha recriminado el trato que los cargos electos han dado a los asesores contratos tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación. Así, tres miembros del Consejo Ciudadano, cuyos nombramientos como técnicos se consensuaron, han denunciado el acoso sufrido por los políticos de Sí Se Puede. Dos de estos técnicos han renunciado a esos cargos “por dignidad” y han vuelto al paro.
Ante estas acusaciones, la directiva regional de Podemos, que encabeza el leonés Pablo Fernández, ha salido en defensa de los cargos electos. El también miembro de la directiva nacional, ha asegurado que el Consejo Ciudadano de Valladolid “no tiene legitimidad” para desvincularse de Sí Se Puede.
Así, ha añadido que “las decisiones trascendentales las toma la ciudadanía”, por lo que ha dejado claro que la decisión de separarse de Sí Se Puede solo se adoptaría “si está refrendada por los inscritos” de Valladolid, ya que “la asamblea es soberana”.
Y la portavoz de Sí Se Puede en el Ayuntamiento vallisoletano, Charo Chávez, también se ha defendido argumentando que sus “nóminas están publicadas en la página web del Ayuntamiento” y el patrimonio de los tres concejales ya ha sido publicado por periódicos locales. Por ello, para Chávez el origen de las acusaciones de la directiva local de Podemos se deben a “discrepancias sobre algunas cuestiones”.
Ni cien días ha durado la paz. O una tranquilidad impuesta. O el sueño de ayuntamientos y diputaciones en manos del pueblo. La realidad es que Podemos Valladolid ha saltado por los aires, después de que su Consejo Ciudadano retirara el apoyo a la marca blanca con la que se presentó a las elecciones municipales en esta provincia: Sí Se Puede Valladolid. Bajo este nombre, Podemos se presentó a los comicios acompañado por la formación Ganemos y por otros grupos minoritarios. Y logró un éxito sin precedentes, ya que entraron en el Consistorio vallisoletano y en la Diputación Provincial, con tres concejales y un diputado.
Pero cien días después, esta felicidad ha estallado. Y se hace sin conocer el final, sin que se sepa hasta dónde llegará esta explosión y cuáles serán las consecuencias reales.