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El PSOE de Valladolid sigue en su revuelta interna, ahora con la elección de candidatos a Congreso y Senado
Hace escasas semanas, cuando Javier Izquierdo, secretario provincial del PSOE en Valladolid, anunció las candidaturas al Congreso y Senado, todo parecía indicar que los socialistas vallisoletanos habían iniciado un nuevo camino de entendimiento, en el que las diferencias internas se habían difuminado.
Había un acuerdo previo entre Izquierdo y el dirigente que en los últimos años había encabezado las revueltas contra la dirección provincial, el que fuera subdelegado del Gobierno en Valladolid, Cecilio Vadillo.
Pero cuando todo parecía indicar que el conflicto se había apaciguado, cuando se creyó que el temporal había dejado paso a un mar en calma, surgieron nuevas voces discordantes y nuevas peleas que ponen a Javier Izquierdo, de nuevo, ante un fuerte temporal.
Hace unos días, la Comisión Ejecutiva Provincial del PSOE en Valladolid acordó las candidaturas al Congreso y al Senado. Unas listas que, se suponía, eran fruto de un acuerdo entre el bando oficial –encabezado por Izquierdo- y el crítico –auspiciado por Vadillo-. En ese momento, se ratificaron la lista al Congreso: Soraya Rodríguez, que repetirá como cabeza de lista, seguida por Cecilio Vadillo, Helena Caballero, Mario Bedera y Marta Carro. Al Senado, la lista estaría encabezada por el actual senador Emilio Álvarez, seguido por Emiliana Centeno y Juan José Tomás-Biosca.
Pero las votaciones para lograr sacar adelante estas candidaturas no dejaron a todos satisfechos, ya que un nuevo sector crítico considera que en la votación que se realizó en las agrupaciones provinciales y de la capital, el resultado no permitía confeccionar esta candidatura. Según los críticos, Mario Bedera aventajaba a Cecilio Vadillo y Juan José Tomás-Biosca a Emilio Álvarez en determinadas agrupaciones de la provincia.
Asimismo, consideran que en aquellas agrupaciones donde no se votó porque, supuestamente, se aceptaba la lista oficial se debería quedar excluido el recuento final. Ante ello, este nuevo sector crítico ha impugnado los acuerdos de la Comisión Ejecutiva provincial y exigió anular anulación el Comité. En total, han sido 14 militantes y precandidatos los que han firmado esos escritos, remitidos a la Comisión Ejecutiva autonómica, la Comisión Autonómica de listas, la Comisión Autonómica de ética y garantías, la Comisión Ejecutiva Federal y a la Comisión Provincial.
En términos generales, estos críticos, encabezados por Mario Bedera y Juan José Tomás-Biosca, aseguran que no se ha respetado la voluntad de los militantes, expresada en las agrupaciones locales, ya que, tal y como manifiestan, Cecilio Vadillo, propuesto como número dos al Congreso, tuvo menos votos que Mario Bedera. Igual ocurrió en la lista al Senado, con más avales para Juan José Tomás-Biosca que para Emilio Álvarez.
De la revisión del acta de la agrupación de Tordesillas, los críticos consideran que hay una anomalía que “quebranta” la normativa reguladora de los cargos públicos, en cuyo artículo se señala que “serán las agrupaciones quienes propongan los nombres de los candidatos o candidatas al Congreso o al Senado, sin que se recoja la posibilidad de que el secretario general realice de forma previa una propuesta al carecer de competencia para ello”.
Esta nueva batalla tiene un nombre para el secretario del PSOE en Castilla y León, Luis Tudanca, “legítima discrepancia”. Incluso considera que es preferible que sea así porque “todo partido político debe llevar sus procesos de forma democrática” y esas alegaciones responden a “legítimas discrepancias”.
Además, Tudanca alabó esa discrepancia y debate, algo que, en otros partidos políticos no existe, ya que “toman sus decisiones a dedo sin contar con nadie”.
Hace escasas semanas, cuando Javier Izquierdo, secretario provincial del PSOE en Valladolid, anunció las candidaturas al Congreso y Senado, todo parecía indicar que los socialistas vallisoletanos habían iniciado un nuevo camino de entendimiento, en el que las diferencias internas se habían difuminado.
Había un acuerdo previo entre Izquierdo y el dirigente que en los últimos años había encabezado las revueltas contra la dirección provincial, el que fuera subdelegado del Gobierno en Valladolid, Cecilio Vadillo.