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Sobre este blog

Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

Roberto Saviano explica por qué Italia se ha vuelto xenófoba

Roberto Saviano: "Las organizaciones criminales son una historia universal"

Carlos Elordi

“Europa también es culpable”

Roberto Saviano, el autor de “Gomorra”, no es optimista respecto de la actual ola de xenofobia que domina Italia. Cree que las cosas han llegado demasiado lejos, que demasiada gente, incluida no poca que hasta hace poco se consideraba de izquierdas, ha asumido las posiciones más intolerantes respecto de los inmigrantes, los que están llegando y los que ya llevan mucho tiempo en Italia, como para que esa tendencia pueda revertirse en un horizonte previsible de tiempo. Y culpa también a Europa, a la política europea, de haber llevado las cosas a un disparadero en el que la ultraderecha se ha llevado el gato al agua. Le Monde publica un largo artículo de Saviano al respecto, en el que se dice:

“El que nunca haya pecado que tire la primera piedra. Nadie en Europa puede hacerlo. Nadie en Europa tiene la conciencia tan limpia como para indicar a los demás el camino a seguir para resolver la tragedia de los inmigrantes que arriesgan su vida para llegar a Europa. Nadie puede hacerlo, porque Europa no solo ha dejado a Italia llevar sola el peso de una responsabilidad que manifiestamente no podía llevar, sino porque ha cometido los mismos errores de comunicación que en Italia han llevado al poder a las fuerzas de derecha, xenófobas e incapaces de garantizar la cohesión social”.

“Italia está en campaña electoral desde 2013. ¿Saben ustedes lo que eso quiere decir? Que todo es comunicación política y la comunicación política es una cosa muy distinta de la política misma: es comunicación, vulgarización, simplificación. Eso significa que los italianos están rodeados, asediados, aplastados por el peso de una política que, lejos de ser real, se hace en los debates televisivos y en las redes sociales. Eso significa que, para permanecer en el mercado, la prensa y la televisión dan cabida a cualquiera que de forma más o menos provocadora hable a ciudadanos que furiosos y devastados por décadas de berlusconismo, de antiberlusconismo o de recesión, creen que el mundo les debe algo, que Europa les debe algo. Eso significa que los que hablan de los emigrantes como de una plaga que hay que erradicar obtienen visibilidad, sobre todo si se han ganado su credibilidad en los ambientes llamados “de izquierdas”. Eso significa que los que hablan de Europa como una utopía fallida y de un sistema pérfido son considerados como realistas, al contrario de los que hablan de Europa de Europa como un proyecto común que hay que modelar y mejorar”.

“Y mientras todo eso ocurre en Italia, ¿qué hace exactamente Europa? ¿Dónde está la Europa solidaria? Alguien ha dicho, justamente, que Italia, primero con Berlusconi y luego con Renzi, aceptó acoger emigrantes a cambio de una cierta tolerancia económica. ¿Pero es posible que Europa no se diera cuenta de que eso no podía funcionar? ¿Es posible que los jefes de estado europeo infravaloraran hasta ese punto los efectos de sus políticas ineficaces, si no criminales? El acuerdo entre Alemania y Turquía para cerrar la ruta de los Balcanes abrió la vía al acuerdo entre Italia y Libia: miles de millones de euros han sido entregados a gobiernos antidemocráticos para crear auténticos campos en los que se ha practicado la tortura y los malos tratos. Esos fondos podrían haber servido para la ayuda y el acogimiento. Pero parece ser que preferimos pagar a torturadores para mantener los problemas lejos de nosotros que buscar soluciones reales”.

“Pero las consecuencias de todo eso nosotros las vivimos en Italia en donde la guerra que está a punto de jugarse es una guerra fratricida, entre italianos que lo son desde hace generaciones y emigrantes que en situación regular o irregular viven en nuestro país y que trabajan con frecuencia a cambio de una miseria, en condiciones próximas al esclavismo. El mal principal es que la ola de odio que algunos alimentan hacia los africanos que todavía no han pisado Italia también se vuelca contra los inmigrantes que ya viven aquí. Asistimos a una regresión de los lazos sociales, al crecimiento de una ola nacionalista y racista hacia todo lo que se percibe como un cuerpo extranjero. La triste verdad es que, pese a todo, este gobierno gusta –y sus apoyos se multiplican- porque indica objetivos, enemigos a lapidar, categorías de personas contra las que volcarse”. 

Elecciones turcas: este domingo Erdogan puede llevarse un susto

Varios periódicos europeos llevan días diciendo que un cambio parece haberse producido en el panorama político turco y que el todopoderoso autócrata Recep Tayip Erdogan podría sufrir un serio electoral este domingo. El Financial Times se apunta a esa tesis y su corresponsal Laura Pitel escribe lo siguiente desde Ankara:

“Erdogan nunca ha parecido más poderoso. Pero el presidente turco tampoco nunca ha dado la impresión de ser tan vulnerable como en las vísperas de las elecciones que habían sido concebidas para cimentar su poder. Hace dos meses el todopoderoso y populista líder convocó elecciones esperando actuar antes de que los problemas económicos turcos se agravaran y también con pillar a la oposición fuera de guardia. Por el contrario, los sondeos indican que sus rivales pueden de hecho impedirle que logre la mayoría absoluta en el parlamento y que incluso pueden obligarle a una segunda vuelta en las elecciones presidenciales”.

“La votación llega en un momento crítico. Turquía hace frente a un recrudecido conflicto kurdo en casa y con sus intervenciones militares en Irak y en Siria. Las tensiones con los Estados Unidos y con la UE son muy altas. Y su endeudada economía, muy dependiente de la financiación exterior, ha perdido la confianza de muchos inversores”. 

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Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

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