Audi A5 Sportback, un ejercicio de finura

Pedro Umbert

Hay coches de corte deportivo pensados para llamar la atención y otros que aspiran a lo contrario, a pasar relativamente inadvertidos salvo para los iniciados y los atentos a los detalles. El Audi A5 Sportback entra dentro de la segunda categoría porque, a la carta de las prestaciones, suma en el juego la del refinamiento y la discreción.

Hemos tenido la oportunidad de probar el modelo en su versión de gasolina de 252 caballos, asociada a la tracción integral quattro y al cambio automático de doble embrague S-Tronic, de siete velocidades, complementos ambos que otorgan al A5 un indiscutible plus de exclusividad.

El motor y la transmisión son una delicia de suavidad en cada uno de los cinco programas de conducción disponibles. Lo son, por supuesto, en el que prima la eficiencia, aunque como es habitual en estos casos la centralita está programada para engranar a toda costa la marcha más larga, y también en el modo Confort y en Auto, con el que el coche se adapta a la manera en que se desenvuelve el conductor en cada momento.

En el programa Dynamic, el motor 2.0 TFSI emite un ruido precioso y redondo, aunque muy discreto, que en nuestra opinión casa a la perfección con el talante de quien se compra un coche como el A5 Sportback. Existe un modo adicional, Individual, en el que el usuario puede escoger por separado cómo quiere que sea la respuesta de acelerador, cambio, dirección, programador de velocidad y climatizador.

En un uso combinado de todos estos programas por ciudad y carretera, el vehículo registra un consumo medio de 9 litros cada 100 kilómetros, una cifra razonable a la vista de su brillantez a la hora de adelantar, subir repechos y cualquier otra situación que se presente. El comportamiento subyuga por la rapidez con que la dirección toma nota de lo que se le solicita a través del volante y por la agilidad con que gira todo el conjunto cuando así lo pretendemos.

Si uno se deja llevar por las apariencias puede creer que, por los menos de 1,40 metros de altura de la carrocería, el A5 es un coche de plazas traseras angostas y maletero reducido. La realidad es muy distinta: puede que la impresión en el habitáculo sea de poco espacio, pero ello se debe quizá al tapizado negro del techo de la unidad de pruebas. Las cosas parecerán seguramente de otra manera con una cobertura de color más claro.

Tanto delante como detrás se dispone de altura suficiente para personas de hasta 1,90 metros, y en el asiento trasero alguien de esa misma estatura puede acomodarse sin tocar el techo con la cabeza ni los respaldos delanteros con las rodillas. En cuanto al maletero, cuenta con 480 litros y unas formas regulares por completo que permiten cargarlo con toda comodidad. El portón y la cortinilla cubreequipaje tienen accionamiento eléctrico de serie.  

Los 51.630 euros que cuesta esta versión el Sportback pueden incrementarse según sean las necesidades y las posibilidades con un equipamiento de confort y seguridad casi sin límites. De todos los dispositivos embarcados en la unidad de pruebas, el que menos nos ha satisfecho ha sido el asistente de salida del carril con intervención sobre la dirección, demasiado intrusivo para nuestro gusto.