Que el automovilismo tiene un impacto notable en el medio ambiente es algo indudable a pesar de las mejoras recibidas en los últimos años por los vehículos involucrados en las competiciones de motor. Si un ciudadano español cualquiera genera, como promedio, entre 5 y 7 toneladas de CO2 al año, un piloto como el madrileño Alejandro Geppert, por su actividad deportiva, da lugar a casi el doble: 6,1 toneladas de CO2 más que la media.
No es habitual que un profesional de las carreras se declare interesado por la huella de carbono que provoca, y aún menos que haga algo para combatirla. Sin embargo, Alejandro Geppert, una de las pocas excepciones que conocemos, ha puesto en marcha una iniciativa bien tangible y cuyo nombre habla por sí solo: Kilómetros sin huella. Por medio de ella compensa las emisiones adicionales que genera -y que espera seguir generando en los próximos años, si su exitosa trayectoria se mantiene- con acciones concretas como la plantación de árboles durante cada temporada de competición.
Geppert hizo sus primeros pinitos en el karting, cuna de pilotos donde las haya, antes de adentrarse en la disciplina de los turismos. El año pasado dio el salto a la categoría GT4 con vistas a poder participar en un futuro en las mejores carreras mundiales de resistencia, especialmente las 24 Horas de Le Mans que tanta ilusión -dice- le haría ganar algún día como piloto de fábrica, sobre todo si lo consigue sin dejar huella de CO2 en el proceso.
Con 21 años recién cumplidos y estudiante de Ingeniería del automóvil, Alejandro tiene en su haber, como mejores logros, el subcampeonato de España de TCR, la victoria en la prueba del McLaren Trophy Europe celebrada en Hockenheim y un quinto puesto en el certamen GT4 Iberian Supercars.
Mi meta es triunfar en las 24 Horas de Le Mans como piloto de fábrica. Y ser el primero en hacerlo sin dejar huella de CO2 en el proceso
El pepino que condujo en esta competición es un McLaren 570S GT4 equipado con un motor biturbo de 3.800 centímetros cúbicos que entrega la friolera de 430 caballos a un régimen de giro (limitado por reglamento) de 7.500 revoluciones. El coche emplea un chasis monocasco de carbono Monocell II con refuerzos de aluminio y una transmisión secuencial de doble embrague y siete velocidades enclavada en el eje trasero, que es el de tracción. Desarrolla 600 Nm de par motor máximo a 6.500 rpm y alcanza los 328 km/h de velocidad máxima.
Durante 2022, la actividad deportiva del joven de Alcobendas generó el equivalente a 5.741 kilos de CO2, cantidad que aumentó ligeramente el año pasado, hasta los 6.100 kilos. De este cómputo, certificado en cada temporada de carreras, ha derivado la plantación de 100 y 53 árboles, respectivamente, de ejemplares elegidos en función de su variedad y edad (entre cinco y siete años) para que se adapten al terreno donde se emplazan. En general, el reparto de especies se atiene a un mix de 50% de encinas, un 30% de robles y un 20% de pino piñonero o Pinus pinea.
La última acción
A finales de marzo se ha realizado la última plantación en el Parque Empresarial Valdelacasa de la localidad madrileña. En este caso se trató de 53 árboles, 27 de ellos encinas, 15 robles y 11 pinos piñoneros, en una parcela donde confluyen las avenidas del Monte de Valdelatas y de Peñalara. Los árboles fueron donados por las firmas Montajes Delsaz, The Pineapple Corporation, Grupo CGA, Autoescuela Roan, Sice, Ballenoil y Moraleja Green.
Después del acto se descubrió una placa conmemorativa sobre un monolito en el que Geppert agradece “de corazón” a sus colaboradores, entre ellos el Ayuntamiento de Alcobendas, que hayan hecho posible la iniciativa.
El proyecto Kilómetros sin huella no se limita a compensar el impacto ambiental de un piloto individual, sino que aspira además a contribuir a impulsar medidas para reducir las emisiones del deporte. Consciente de que el automovilismo tiene mucho margen de mejora en términos de sostenibilidad, Geppert llama tanto a emprender acciones de compensación de huella por parte de equipos y pilotos -equivalentes a las suyas- como a crear sistemas de propulsión menos contaminantes y perseguir en general metas medioambientales más ambiciosas para las entidades organizadoras.