Dice Olivier, experto en calidad percibida en Renault, que su oficio consiste entre otras cosas “en dar valor a funciones básicas y generar una emoción positiva donde no se la espera”. Aplicado al Austral, el nuevo SUV de la firma del rumbo, este principio se traduce en introducir el coche en un universo de calidad que va mucho más allá de la elección de sus materiales o de la integración de tecnologías avanzadas a bordo.
Cada detalle, explica Olivier, se mira con lupa para alcanzar un nivel de prestaciones nunca visto. Como ejemplo de este trabajo menciona un elemento emblemático del diseño interior del primer SUV de la Nouvelle Vague: su reposamanos deslizante, dotado de un ingenioso elemento que refuerza el atractivo de su manipulación.
Al subir a bordo del Austral, la mirada tiende a detenerse en la pantalla OpenR que se anima con el sonido de la secuencia de bienvenida. Pero también llama la atención una pieza de diseño que, en las versiones con caja automática, contribuye al refinamiento del conjunto, ese reposamanos ergonómico y deslizante que permite utilizar de manera cómoda la pantalla multimedia o los mandos de tipo piano situados debajo de ella.
Como experto en calidad percibida, Olivier debe velar por la coherencia y la armonía entre los distintos elementos de la carrocería o del habitáculo, controlar la calidad de los materiales, supervisar el paso del diseño a la ejecución técnica, comprobar la conformidad de los juegos y enrasados, asegurarse de la facilidad de utilización de los distintos elementos móviles y, además, hacer que todos ellos proporcionen sensaciones agradables cuando los usuarios los manipulan.
En el caso del reposamanos, la idea inicial era acompañar el desplazamiento con un sonido especial. Olivier pensaba en cierto “sonido de carraca, más bien metálico”, pero lo que en su mente aparecía claro no lo era tanto para los miembros de su equipo. Debía encontrar las palabras para describir una sensación, lo cual no resultaba nada sencillo... hasta que una de sus pasiones le permitió que, en lugar de describirla, fuera escuchada.
Olivier llevaba en la muñeca un ejemplo perfecto del sonido que buscaba. “El reloj que utilizo para hacer deporte lleva un bisel con efecto de carraca; al girarlo, escuchaba el sonido que tenía en mente para el sistema deslizante del reposamanos del Austral. Un sonido bonito, de calidad, que evoca el mundo de la relojería y de la artesanía de precisión”, relata.
El equipo de proyectos y el de diseño se pusieron manos a la obra para crear un sistema basado en el mismo principio que el bisel giratorio de un reloj. Así pues, se marcaron trece muescas en el mecanismo deslizante, a lo largo de todo el recorrido del reposamanos, para proporcionar al usuario la sensación de un reglaje milimétrico con un acabado sonoro de calidad.
“Al final, la impresión no es de un simple elemento deslizante, sino de algo controlado y preciso que genera una emoción, lo que coincide perfectamente con la noción de calidad percibida de un vehículo”, indica Olivier acerca de este mecanismo que pronto veremos en otros elementos móviles de varios vehículos que llegarán próximamente.
Reciclar antes de empezar
Otro experto al que la marca identifica como Quentin habla de otra línea de trabajo destacable en la nueva Renault. Más allá del uso de plásticos reciclados, algo que se lleva haciendo 30 años, se proponen ahora ecosistemas de aprovisionamiento y de fabricación pensados al detalle para inscribirse en una dinámica de economía circular, reduciendo así la huella de carbono del vehículo mucho antes de que se ponga en circulación.
De este modo se abre la puerta a nuevas perspectivas en materia de movilidad sostenible a través del aprovisionamiento local, de unos proveedores comprometidos y de la utilización de materiales reciclados.
Quentin, responsable de Medioambiente de la Ingeniería de Materiales en Renault, señala al nuevo Mégane 100% eléctrico como un modelo que encarna los valores de una producción responsable con el aprovisionamiento de las piezas muy cerca del lugar de ensamblaje, el uso de numerosas piezas recicladas y un 70% de su peso global compuesto por materiales de origen europeo.
El aluminio empleado en él, por ejemplo, no solo permite aligerar la carrocería. Durante la embutición, cuando se corta para dar la forma deseada a las piezas, los restos de material se seleccionan y compactan para luego reenviarlos al proveedor inicial, que a su vez los reintegra en su ciclo de producción. Después, vuelven a la factoría y se utilizan para fabricar nuevas piezas. Además de contribuir a reducir la huella de carbono de la fabricación del vehículo, se asegura así el stock de materiales.
En el interior, piezas como el salpicadero, la consola, los revestimientos de los asientos y las alfombrillas recurren a materiales reciclados. De media, el Mégane lleva alrededor de 28 kilogramos de plásticos reciclados. De aquí a 2030, el Grupo Renault aspira a un objetivo del 33% de materiales reciclados a bordo de sus modelos.
Y, por supuesto, la firma francesa alberga también proyectos para reciclar materiales y metales de las baterías de sus vehículos eléctricos. Estos elementos reciclados servirán algún día para fabricar las nuevas baterías de la Gigafactoría que se levantará en el centro de Douai a partir de 2024. En total, informa la compañía, el nuevo Mégane E-Tech eléctrico ostenta una tasa de reciclaje superior al 90%.