Incluso quienes no somos especialmente amigos de los SUV tenemos que reconocer las virtudes de este tipo de vehículos, esas que explican que no hayan constituido una moda pasajera, sino un fenómeno ya asentado y con aspecto de perdurar en el tiempo. La altura a la que se viaja es sin duda una de sus cualidades más valoradas por conductores y usuarios en general, y tampoco es desdeñable el hecho de que, a igualdad de longitud, un SUV cunde mucho más que un coche más bajo en lo que a carga se refiere.
La facilidad para introducir y extraer esa carga es otro aspecto que juega a favor de los vehículos altos, por mencionar solo los principales, y hacemos esta introducción para ilustrar el buen papel que un modelo como el Citroën C3 Aircross puede cumplir tanto para una pareja como para una familia no demasiado extensa. Hablamos de un coche de solo 4,16 metros de largo que permite transportar a cuatro personas con su equipaje durante unas vacaciones, además de -por supuesto- servir a la perfección como vehículo urbano el resto del año.
Su maletero es grande de por sí para un vehículo de estas dimensiones, con 410 litros de volumen que pasan a ser 520 gracias a un asiento trasero que -en los dos acabados más completos- puede deslizarse a lo largo 15 centímetros (el volumen alcanza los 1.289 litros al plegarlo por completo). Además, éste puede reclinarse, en cinco posiciones, y dividirse en dos partes independientes, y el delantero derecho, abatirse para habilitar una longitud libre de 2,40 metros donde transportar objetos muy largos.
El motor de gasolina de 130 caballos que hemos tenido oportunidad de probar es uno de los más equilibrados que ofrece el fabricante francés, y asociado a la transmisión automática de ocho velocidades otorga sin duda un mayor agrado de conducción, especialmente en tráfico urbano. La potencia es suficiente incluso con el vehículo cargado, pero de su entrega hay que decir que resulta únicamente correcta en el modo de conducción normal y ya más briosa cuando seleccionamos el más deportivo, pulsando la tecla S colocada junto al diagrama del cambio.
Que el consumo que hemos obtenido durante la prueba no se pueda considerar parco se debe, precisamente, a que el cambio de marchas no funciona con la precisión que muestran otras transmisiones equivalentes, incluidas otras de la propia Citroën. En un ciclo mixto el registro se ha situado en unos 6,5 litros/100 km, con un estilo de conducción relajado, pero puede rondar los 7 litros si se fuerza el ritmo en carretera o cuando la orografía es poco favorable. Nada dramático, en ningún caso, pero tal vez mejorable para un coche que no llega a los 1.300 kilos de peso.
No es el C3 Aircross, como cabe imaginar, un vehículo de corte deportivo, sino uno que invita al uso relajado y tranquilo, impuesto por las suspensiones blandas -destinadas a procurar comodidad- que son marca distintiva de Citroën. Quien quiera exprimir el potencial del coche y lo haga particularmente sobre firme muy bacheado, notará cierta sensación de descontrol de la carrocería, pero en vías en buen estado disfrutará de notable confort y seguridad.
Colores y opciones de personalización
Un modelo desenfadado y juvenil como el C3 Aircross merece una mención acerca de su look exterior, alabado por todas las personas a las que hemos interpelado, y sus posibilidades de personalización, una de sus facetas igualmente más elogiadas y demandadas. El restyling que acaba de recibir el SUV compacto francés refuerza el atractivo del frontal y añade luces de led de serie a las ópticas delanteras.
Los colores de carrocería disponibles son siete, de ellos tres nuevos (como el atractivo verde de la unidad de pruebas, denominado Kaki Grey), a los que se añaden dos de techo -blanco o negro- y cuatro packs color -blanco polar, negro, naranja y azul- en combinación con tres decoraciones para las ventanillas traseras de custodia, todo lo cual da como resultado 70 combinaciones posibles. El comprador puede escoger también entre tres nuevos diseños de llanta, de 16 o 17 pulgadas, dos de ellas negras.
El C3 Aircross estrena una nueva pantalla central de 9 pulgadas, que sustituye a la de 7 pulgadas del modelo anterior. En el acabado Shine de la versión probada, que cuesta 22.700 euros, se dispone además de carga inalámbrica para smartphone, head-up display en color y Grip Control, un dispositivo electrónico de control de tracción que garantiza la adherencia del vehículo sobre distintos tipos de firme y que se combina en este caso con un sistema de control de descenso muy útil cuando se necesita bajar rampas pronunciadas con control total del coche (y sin necesidad de pisar el pedal de freno).
Después de haber utilizado el SUV de Citroën por extenso durante el mes de agosto, solo podemos subrayar el acierto de que haya heredado -del C5 Aircross y del C4- los asientos Advanded Comfort, dotados de napa de alta densidad y espuma de 15 milímetros, con los que el paso de los kilómetros apenas hace mella sobre nuestro cuerpo, más allá del cansancio que resulta inevitable.
El equipamiento de seguridad comprende avanzadas ayudas a la conducción como la alerta de cambio involuntario de carril, reconocimiento de señales de velocidad, cámara de visión trasera, frenada de emergencia, asistente de atención del conductor y monitor de vehículos en el ángulo muerto, entre otros dispositivos.
Concluimos con una referencia a lo que consideramos un defecto reseñable singularmente en un modelo enfocado a un público joven, y es la presencia de un solo puerto USB en el habitáculo, situado en la consola central y casi imposible de utilizar desde las plazas traseras.
Por lo demás, la unidad del C3 Aircross que hemos conducido adolecía de un fallo de conectividad consistente en repetidas y aleatorias desconexiones del dispositivo Apple CarPlay mediante cable, lo que nos obligaba a reprogramar no solo la música que hubiésemos seleccionado en el teléfono (por ejemplo), sino también la propia ruta introducida en el navegador.