Prueba del Toyota Corolla Cross 1.8 Hybrid: la familia híbrida crece

La firma japonesa Toyota ha tomado buena nota de la acogida que ha recibido la variante SUV del Yaris, el Yaris Cross, y ha decidido replicar la fórmula en el segmento inmediatamente superior, con el Corolla y el Corolla Cross. Ganando varios centímetros en todas sus cotas exteriores con respecto al modelo del que parte, y especialmente en altura (+16 cm), este último se acerca a los 4,5 metros canónicos de un SUV mediano y parece moverse en el justo medio entre el pequeño Yaris Cross y el ya más aparatoso RAV4.

El Corolla Cross se ofrece en dos versiones, ambas híbridas no enchufables: una de 140 caballos asociada al acabado Style y otra de 196 caballos aparejada al más completo Style Plus. La primera, que es la que analizamos en este artículo, cuesta 37.800 euros y la segunda sube hasta 42.900.

En lo que afecta a dimensiones y capacidades, el nuevo integrante de la familia Toyota destaca especialmente en la altura disponible en las plazas traseras, donde la anchura y el hueco para las piernas resultan bastante más discretos. En consecuencia, permiten acomodar cómodamente a dos adultos de constitución normal, lo que no diferencia en exceso a este modelo de competidores más espaciosos en los que tampoco caben con holgura tres personas de ese mismo calibre.

Peor parado sale el Corolla Cross de la comparación de su volumen de carga. Varios de sus rivales superan largamente sus 414 litros y disponen también de formas más regulares, aunque ello no significa que el maletero del Toyota no sea aprovechable y dé poco de sí, en especial si se utiliza toda la altura disponible. Con los respaldos traseros, que no forman una superficie completamente plana con el resto del compartimento, la capacidad asciende a 1.333 litros.

Ya en el puesto de conducción, hemos disfrutado de un sistema multimedia que funciona de manera satisfactoria y de un acabado general al que cuadran los calificativos de correcto y discreto, sin estridencias ni nada que llame particularmente la atención.

Los asientos sujetan solo medianamente bien el cuerpo en las curvas, pero parecen adecuados a la filosofía tranquila o familiar que define a esta versión del modelo, en contraposición con la más prestacional de 196 CV. El Cross monta una suspensión más blanda que la del Corolla de cinco puertas, se inclina más a la hora de realizar giros y, en general, tiene un tacto más torpe, pero a cambio es más cómodo al paso por baches e irregularidades y está mejor aislado del ruido.

Suficiente... casi siempre

La variante de 140 caballos está equipada con un motor de gasolina de 98 CV y otro eléctrico de 70 kW, junto con una pequeña batería de 0,85 kWh de capacidad y el clásico cambio de Toyota provisto de mecanismo epicicloidal y múltiples velocidades. En condiciones normales, este conjunto motor puede ser suficiente para moverse con solvencia tanto por ciudad como por carretera, sobre todo si tomamos la precaución de no agotar por completo la batería, cosa que no es difícil excepto cuando se afrontan puertos de montaña largos o se es muy amigo de pisar el pedal del acelerador.

Idealmente, el coche puede presumir de unos registros más que correctos para su potencia: tarda 10 segundos en completar el 0 a 100 km/h, y para el 80 a 120 km/h de un adelantamiento estándar necesita 7,6. Ahora bien, sin batería suficiente, esta última maniobra puede irse a más de 10 segundos. Leemos en un medio de reconocido prestigio que la versión de 196 CV es mucho más resolutiva en este supuesto: aunque también ve mermado su rendimiento, cuenta con un motor de combustión más potente que el conjunto del sistema 1.8 Hybrid funcionando a pleno rendimiento (152 frente a 140 CV), y eso queda de manifiesto cuando más se le exige al vehículo.

En cuanto al cambio de marchas, siempre objeto de controversia en los híbridos de Toyota, podemos afirmar que en el Corolla Cross presenta atenuadas sus principales características. Su engranaje epicicloidal hace inevitable que la velocidad y las revoluciones del motor no vayan coordinadas cuando se exige aceleración, lo cual se traduce en ruido (más o menos molesto según la sensibilidad de cada cual), pero parece que, con el paso de las sucesivas generaciones de motores híbridos, la marca japonesa va depurando, al menos, la percepción que de él se tiene en el habitáculo.

Si el toque Toyota es inocultable en el tacto de conducción y el de la transmisión, la eficiencia del sistema de impulsión es también marca de la casa. En el tráfico urbano, el Cross se conforma con consumos inferiores a los 5 litros/100 km, pero sigue siendo frugal en carretera, donde el motor de gasolina es requerido con mayor frecuencia. El promedio no llega a los 6 litros, y el uso cotidiano de quienes se mueven por ciudad y entornos periféricos se solventa con unos 5,2 litros/100 km.

La versión de 140 CV y acabado Style incorpora de serie, entre otros elementos, sistema de entrada y arranque sin llave, retrovisores plegables eléctricamente, climatizador de dos zonas, ajuste eléctrico del apoyo lumbar en el asiento del conductor, asientos traseros con respaldo reclinable, cámara de visión trasera, centrado en el carril y reconocimiento de señales de tráfico, además de cambio automático de luces cortas a largas, programador de velocidad activo, detección de vehículos en el ángulo muerto, airbag entre las plazas delanteras y llantas de 18 pulgadas.

Dispone además de un dispositivo de supresión de aceleración a baja velocidad, que no deja acelerar al salir desde parado si detecta la presencia de un obstáculo, con el fin de evitar el típico alcance cuando el vehículo precedente arranca y se detiene justo después.

El nivel Style Plus, disponible solo con el motor de 196 CV, añade la apertura eléctrica del portón del maletero, el techo de cristal panorámico, el cargador inalámbrico para smartphone y la calefacción en los asientos delanteros. Ninguno de estos equipamientos se puede solicitar, siquiera como opción, en la variante menos potente que acaba de pasar por nuestras manos.