Toyota Highlander, eficiencia híbrida en formato ‘maxi’

Aunque casi desconocido en Europa, el Highlander es uno de los modelos señeros de Toyota y cuenta con una trayectoria especialmente exitosa en Estados Unidos, donde se han comercializado cinco de los 7,6 millones de unidades vendidas desde su lanzamiento en el año 2000. Ahora la marca japonesa se ha decidido a traerlo al Viejo Continente confiada en que se haga un hueco en el segmento de los SUV de gran tamaño.

Lanzado como alternativa familiar al Land Cruiser, cuyas aptitudes 4x4 lo hacen apto para el uso profesional y para el todo terreno extremo, el Highlander se presenta como un vehículo para usuarios particulares con grandes necesidades de espacio y de carga. Con 4,96 metros de longitud y 2,85 m de distancia entre ejes, dispone de siete plazas y se ha configurado para viajar con la máxima comodidad por carretera y autovía.

Sin embargo, todas sus versiones incorporan tracción a las cuatro ruedas, que, en combinación con neumáticos de invierno o mixtos, ofrece una respuesta impecable sobre todo tipo de terrenos resbaladizos. Hemos podido experimentarlo durante una jornada de pruebas celebrada en los compases finales del temporal Filomena que discurrió en parte por el interior de una finca enteramente nevada en las cercanías de Madrid.

La cuarta generación del E-SUV de Toyota monta la última generación de su célebre sistema híbrido, compuesto en este caso por un motor de gasolina 2.5 de ciclo Atkinson y dos motores eléctricos que, en total, entregan 248 CV. La batería, de níquel hidruro metálico, posee 1,9 kWh de capacidad.

El esquema de propulsión es en esencia el mismo -aunque más apretado- del superventas RAV4, del que se toma también la plataforma GA-K. Como reconoce abiertamente la compañía, se trata un “maxi RAV4” -lo supera en 26 cm- para aquellas familias que requieren de más espacio pero no piensan en un gran SUV premium por el que habrían de realizar un desembolso mucho mayor. Aquí la factura, contenida para un vehículo de estas proporciones y equipamiento, arranca en 52.000 euros en acabado Advance, el menos lujoso de los dos disponibles.

Estamos en presencia de una mole de casi cinco metros y dos toneladas que, a pesar de todo, homologa un consumo de 7 litros/100 km (en nuestra prueba, básicamente por carretera salvo los 11 kilómetros finales por pista, registró 7,6 litros/100 km), así como unas emisiones de CO2 de 158 g/km, que se sitúan entre las más bajas de su categoría y permiten que la mencionada versión Advance pague solo el 4,75% de Impuesto de Matriculación (IM).

Para ilustrar sus capacidades de diferente signo, diremos además que este modelo descomunal puede acelerar de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos y cuenta con una capacidad de remolque de al menos 2.000 kilos.

Su extraordinaria capacidad de carga oscila entre los 268 litros que quedan libres hasta la bandeja cuando se utilizan las siete plazas y los 1.909 que se habilitan, hasta el techo, si plegamos completas la segunda y tercera filas (1.177 litros hasta el cubreequipaje). Con los cinco asientos habituales en su posición, dispondremos de 1,13 metros de longitud para transportar objetos muy largos. La segunda fila se desplaza 18 cm a lo largo para jugar con el espacio disponible que se deja a los pasajeros de la tercera, y para facilitarles el acceso y la salida.

Confort acústico y de marcha

Como modelo familiar y rutero que es, el Highlander ha sido dotado de diversas soluciones para hacer del viaje la experiencia más grata posible. Entre ellas destacamos el trabajo de aislamiento, tanto del ruido del motor como del procedente del asfalto y los elementos que de él se desprenden, la incorporación de un eje multibrazo trasero, muelles más suaves y mejor tacto de la dirección. Todo ello se combina con un centro de gravedad bajo que favorece el comportamiento en carretera.

El usuario tiene a su disposición tres programas de conducción -Eco, Normal y Sport- junto con un Modo Trail que refuerza el funcionamiento del control de tracción con el fin de liberar el vehículo cuando se queda atrapado por la nieve o el barro.

La transmisión es automática, con seis marchas simuladas y levas tras el volante para cambiar de manera manual, y no cuenta en este caso con una función B que fuerce la regeneración de energía al tiempo que actúa de freno motor, como suele ser habitual en otros coches híbridos, incluidos los de la propia Toyota.

Del equipamiento del Highlander hay que resaltar por poco comunes el retrovisor interior con cámara o el sistema de lavado para la cámara de visión trasera. La versión Luxury, que cuesta 62.900 euros y paga el 9,75% de IM, incluye head-up display, pantalla central de 12,3 pulgadas con navegador (la del Advance es de 8“) y equipo de sonido JBL con 11 altavoces.

Es de serie en los dos acabados la última actualización del Toyota Safety Sense, cuyos elementos de seguridad comprenden ahora sistema precolisión con asistencia a la dirección que además funciona en intersecciones, control de velocidad adaptativo con reconocimiento de señales, sistema de mantenimiento de trayectoria con asistencia a la dirección mejorado, detector de vehículos en el ángulo muerto, alerta de tráfico cruzado posterior y sensores de aparcamiento con frenado automático.

En España, el Highlander lleva de serie llantas de 20 pulgadas y tapicería que se puede elegir en color negro o gris. La versión Advance puede embarcar un techo panorámico Skyview por solo 500 euros más, por lo que Toyota espera que el 80% de los clientes se incline por esta configuración, mientras que únicamente el 5% optará por el modelo Luxury. El objetivo de ventas se ha fijado en unas 400 unidades en un año completo como este 2021.

Los precios señalados anteriormente se ven reducidos en 1.750 euros para quienes se acojan a la fórmula Toyota Easy, y con arreglo a ella podrán conducir un Highlander por 400 euros al mes. En renting, el coche se ofrece por 645 euros mensuales más IVA.