Los motores diésel más asombrosos del mundo

Pedro Umbert

Ahora que la motorización diésel pierde cada vez más adeptos, no viene mal recordar las hazañas que este tipo de mecánicas ha hecho posible desde su invención en 1893. Algunas de ellas, todo sea dicho, tardarán años aún en encontrar quien las protagonice con mayor eficacia.

Por ejemplo: ¿qué otro propulsor sería capaz de mover un gigantesco buque como los de la corporación finlandesa Wärtsilä cargado hasta los topes de contenedores sino su portentoso 14RT-flex96C, un bloque de la altura de un edificio de cuatro pisos que entrega 107.400 caballos de potencia?

Todos los datos que se conocen de este motor ¡de dos tiempos! son el sueño de cualquier megalómano. Mide 26,6 metros de largo y 13,5 de alto, dispone de 14 cilindros en línea con una cilindrada de 25.480 centímetros cúbicos y desarrolla 7,6 millones de newton/metro de par motor máximo a un régimen de giro ínfimo comparado con el de un coche: 102 revoluciones por minuto. Mejor verlo que contarlo:

Montado a bordo del carguero Emma Maersk desde 2006, el 14RT-flex96C pesa 2.300 toneladas y consume cada día 250 toneladas de combustible. Aunque esto último parezca una barbaridad, este motor diésel con tecnología common rail supone todo un ejemplo de eficiencia para los estándares marítimos.

Cuenta, además, con otras ventajas como unos gastos de mantenimiento inferiores a los de los propulsores de 12 cilindros tradicionales de Wärtsilä y el hecho de que no emite apenas humo sea cual sea la velocidad de sus maniobras.

Viajar a Copenhague por turismo ofrece la posibilidad de visitar, entre otros lugares de indudable interés, un curioso museo conocido como DieselHouse, donde se puede ver y escuchar el funcionamiento de otro de los estandartes históricos de la tecnología movida por gasoil. En este caso, el pequeñín –también de dos tiempos– pesa 1.400 toneladas, mide 24,5 metros de longitud y 12,5 de altura y ofrece una potencia de 22.500 caballos.

Fabricado por Burmeister & Wain para sustituir a las máquinas de vapor de la central térmica de H. C. Oersted, en el sur de la capital danesa, este motor fue el mayor del mundo desde 1933 hasta 30 años más tarde. En aquellos tiempos era capaz de producir electricidad para abastecer a 30.000 hogares.

Algunas de sus curiosidades resultan igualmente portentosas. Necesita alrededor de 40 toneladas de aceite para su correcta lubricación, su volante de inercia pesa 80 toneladas y cada uno de sus pistones 4,5, y la anchura de sus cilindros equivale a la diagonal de un televisor de 32 pulgadas.

La principal atracción del DieselHouse es asistir al arranque parsimonioso de esta mole mecánica, que deja tiempo suficiente para colocarse los tapones de gomaespuma suministrados a la entrada. El único que no parece necesitarlos es el jocoso empleado que oficia de maestro de ceremonias y al mismo tiempo cuenta los detalles del B&W. Tantos años pegado a sus entrañas lo han convertido en el sordo más feliz de Copenhague.