Días de Empresa es un espacio en el que eldiarioand quiere contar las historias de las empresas andaluzas. Cómo discurre sus días, cómo nacen y cómo se consolidan, y cómo, desde aquí, desde Andalucía se construye sociedad a través de las iniciativas empresariales.
Un puente entre culturas: AOKlabs y su apuesta por la “cosmética con alma”
Un problema personal, una solución ingeniosa, un garaje y una visión de futuro. Estos son los ingredientes que están en los míticos comienzos de muchas empresas. Y así es también en el caso de AOKlabs, una de las firmas más prometedoras de cosmética sostenible en Andalucía y que se ubica en Dos Hermanas. Esta es la historia de AOKlabs, un proyecto nacido del ingenio y las raíces africanas de su fundadora, Katia Simone, que a todos estos elementos suma uno más: su deseo de “cambiar el mundo”.
Pero todo empezó con la memoria. “Mi madre siempre nos enseñó a cuidar la piel de manera natural, y la manteca de karité era un básico en casa”, recuerda Katia. Ahora, con 36 años, señala que fue ese legado el que despertó su interés por crear algo propio. De padres originarios de Guinea-Bissau y nacida en Cuba, Katia creció rodeada de una cultura que valoraba profundamente lo natural y lo artesanal.
En 2016, la maternidad se convirtió en el detonante de lo que hoy es AOKlabs. Su hijo Piero sufría de dermatitis severa y ninguna crema comercial parecía funcionar. “Volví a la manteca de karité de mi infancia, y fue mágico”, asegura, añadiendo que ese fue el momento en que comprendió que tenía un producto muy valioso entre manos.
Cosmética sobre “una caja de gambas”
El camino no fue sencillo, recuerda su fundadora. En 2018, Katia Simone y su marido, Fran, decidieron dar el salto y convertir aquella solución casera en una empresa. Sin conocimientos empresariales previos, asumieron todos los roles posibles. Katia recuerda con humor los inicios: “El primer expositor que usamos era una caja de gambas reciclada. Era lo que teníamos a mano”.
Aquel modesto comienzo marcó el espíritu de AOKlabs: “compromiso”, “esfuerzo” y una intención clara de conectar la tradición con la sostenibilidad. Juntos recorrieron farmacias locales presentando su primer producto, la manteca de karité pura, bautizada como “Oro Africano”. Aunque al principio hubo escepticismo, lograron introducirlo en el mercado. “No era fácil convencer a la gente de que un producto tan natural y tan poco procesado podía ser tan potente”, admite Simone.
El carácter sagrado del “oro africano”
Para AOKlabs, la manteca de karité no es solo un ingrediente, es un “símbolo de respeto por la naturaleza y las tradiciones”. Katia cuenta cómo, en producción, sigue un ritual ancestral: las mujeres recolectan las nueces solo cuando caen naturalmente al suelo, respetando el carácter sagrado del árbol, considerado intocable. “Este proceso, que incluye extracción en frío para conservar todas las propiedades naturales, es el alma de los productos de AOKlabs”, cuenta Katia.
“Preservar estos métodos tradicionales es una forma de honrar su origen y de ofrecer al consumidor lo mejor”, explica Katia. Esto ha permitido a la empresa diferenciarse en un mercado dominado por productos refinados y, en su opinión, “menos éticos”.
Desde su sede en Dos Hermanas, AOKlabs no solo distribuye cosmética sostenible, sino que también genera un impacto social tangible que se materializa en la colaboración directa con cooperativas en Ghana, donde más de 260 mujeres dependen de su actividad. Según Katia, “empezamos con 68 mujeres y ahora trabajamos con más del triple”, a las que les compran la materia prima. Pero la colaboración y el compromiso no se ha quedado ahí. La fundadora de AOKlabs ha creado la Asociación Katia Simone para implicarse aún más en el desarrollo de las comunidades de Nakunga y Kanvili, en concreto, buscando “soluciones prácticas y duraderas”.
Este crecimiento también se traduce en unos resultados económicos importantes. AOKlabs ha acumulado una facturación de 4,2 millones de euros en cuatro años. “Nuestro primer año, trabajando desde casa, cerramos cerca de un millón de euros. Fue increíble”, rememora.
Ahora cuenta con un equipo “diverso y comprometido” de 23 personas que, asegura, están detrás del éxito de AOKlabs. Katia, como directora comercial y fundadora, se encuentra a la cabeza de una empresa donde no existen jerarquías marcadas, sino que se rige por una estructura horizontal. A su lado, Fran Morales dirige el marketing, encargándose de estrategias de expansión y plataformas digitales. Rafael Torres, director creativo, aporta “frescura e innovación a la imagen de la marca”, mientras que Paula Jiménez gestiona las áreas de administración, operaciones y recursos humanos, asegurando el buen funcionamiento de la empresa.
“Aquí cada voz cuenta, y eso nos motiva a dar lo mejor”, asegura Paula, reflejando el espíritu de colaboración que define a la empresa. Rafael, por su parte, destaca el compañerismo entre el equipo: “Llegué aquí por casualidad. Viniendo de una empresa donde las condiciones laborales no eran las mejores, me impresionó cómo todos trabajan con tanta energía y compromiso”.
Innovación con rostro humano
La esencia de AOKlabs no solo está en su producto, sino también en cómo se cuida a las personas, a juzgar por cómo hablan algunos de sus empleados. Mariu González Carrillo de Albornoz, directora técnica, lo vivió en carne propia cuando estuvo embarazada. “El apoyo fue increíble: regalos, comprensión, ayuda constante. Me hicieron sentir parte de algo grande”, relata emocionada.
Este ambiente cercano también impulsa la creatividad. “Aquí no hay barreras entre departamentos; las ideas fluyen y eso nos hace avanzar como equipo”, explica Paula.
De Dos Hermanas al corazón de África
Con más de 20 productos en su catálogo, AOKlabs combina innovación, tradición y compromiso social. Desde aquella caja de gambas hasta convertirse en un referente de cosmética sostenible, la empresa ha demostrado que con esfuerzo y valores claros se puede transformar una idea aparentemente pequeña en algo global. “Somos un puente entre culturas, un eslabón que conecta lo artesanal y lo contemporáneo. Eso es AOKlabs”, concluye Katia Simone.
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