Jeep Avenger eléctrico: territorio inédito, pero no tanto

Pedro Urteaga

La firma estadounidense Jeep, integrada en el consorcio Stellantis, estrenó el año 2023 con el regalo de un galardón muy codiciado, el de Coche del Año en Europa, para su primer modelo 100% eléctrico, el Avenger. A España, el coche llegó además en versión de gasolina de 100 caballos (de la que te hablamos en este artículo), a la que se ha unido recientemente una tercera dotada de hibridación ligera.

Hace algunos días hemos podido probar extensamente por primera vez el Avenger eléctrico, que despertaba nuestra curiosidad por tratarse, como decíamos, del primer Jeep movido en exclusiva por baterías. En realidad, la sorpresa que esperábamos era relativa pues el sistema de impulsión elegido nos era bien conocido por montarse también en otros modelos del grupo, por ejemplo el DS 3 E-Tense, el Peugeot E-2008 y el Opel Mokka-e GS.

Curiosamente -para la idea que todos tenemos de un Jeep-, el Avenger es el más corto de los tres, con 4,08 metros, el más estrecho -junto con el Peugeot- y el más bajo, pues solo se eleva 1,52 m desde el suelo. Por lo que hace al peso, todos ellos se mueven en el entorno de los 1.600 kilos.

Comparten también la cadena cinemática compuesta por un motor eléctrico de 156 caballos y una batería de 54 kWh de capacidad que otorga 400 kilómetros de autonomía en ciclo WLTP. Como sus primos hermanos, el Avenger permite recorrer como mucho 350 km en ciudad y alrededores y acercarse con suerte a los 300 en carretera, merced a un consumo que bordea los 18 kWh/100 km de media.

De los modos de conducción disponibles, el denominado Eco nos ha resultado poco recomendable tanto por su lentitud de respuesta como por la limitación que ejerce sobre el climatizador, algo muy incómodo en los rigores del verano. El normal y el deportivo funcionan adecuadamente a nuestro parecer, y a ellos se añaden en el caso del Avenger programas específicos para circular por arena, barro y nieve, agrupados en el sistema Select Terrain.

A todo esto se suma un dispositivo de control de descenso para que el vehículo pueda bajar pendientes a velocidad reducida y constante sin que el conductor tenga que preocuparse de regular la presión sobre el pedal del freno. 

Otra singularidad del modelo de Jeep es, en lo tocante a un acabado que no destaca por su gran factura, la pieza central del salpicadero que puede ir pintada -como era nuestro caso- en el color amarillo de la carrocería, un detalle muy vistoso pero que presenta el pequeño inconveniente de que su reflejo en el plafón central durante los días de sol produce la sensación de que llevamos permanentemente encendida la luz del habitáculo.

El elemento más destacado de la consola es la cubierta plegable e imantada que tapa un espacio de buen tamaño donde caben numerosos efectos personales. Justo encima de ella encontramos la hilera de pulsadores con los que se acciona el cambio automático, que queda algo alejada del conductor, especialmente si queremos cambiar de la marcha normal (D) a la posición de mayor regeneración de energía (B) mientras estamos circulando. Sería preferible y más seguro optar por cualquier otro selector que se sitúe más a mano, y que la propia Stellantis tiene disponibles.

Un ‘look’ desenfadado

A nuestro criterio, el Avenger es un SUV estéticamente coqueto y que, por sus dimensiones compactas, se antoja ideal para moverse con agilidad por el tráfico urbano y alrededores de las ciudades. Aventurarse más allá, como parece que pide todo Jeep, presenta más dificultades por varios motivos. El primero es la autonomía limitada, que obligará a recargar la batería con frecuencia; para recuperar hasta el 80% se necesitan 34 minutos en un punto de 100 kW de potencia máxima.

Otro inconveniente lo hallamos en las plazas traseras, demasiado angostas para que dos personas crecidas puedan sobrellevar un viaje con comodidad, a lo que se suma la ausencia de huecos portaobjetos (tampoco en las puertas) y de climatización independiente. El maletero también se resiente en esta variante 100% eléctrica, donde el volumen de carga merma hasta los 355 litros, aunque el compartimento presenta por fortuna formas regulares y bien aprovechables. 

Por último, quienes tengan la tentación de salir del asfalto deben ser conscientes de las limitaciones del Avenger, tanto por unos ángulos característicos que no dan para muchas alegrías como por la imposibilidad de contar con tracción a las cuatro ruedas, que sí pueden llevar otros modelos de Jeep, comenzando por el Renegade, solo un poco más grande que el Avenger.

Para los que gustan de personalizar el coche conforme a sus gustos, la firma especializada Mopar ofrece un extenso catálogo de accesorios que incluyen los que incorporaba la unidad que ha pasado por nuestras manos: el vinilo para el capó y las carcasas de tipo camuflaje para los retrovisores exteriores. Los más aventureros tienen también a su disposición alfombrillas de goma para habitáculo y maletero, portaesquíes y demás adminículos.

El Avenger, a la venta desde 22.943 euros en variante de gasolina de 100 CV, se ofrece a partir de 35.773 euros en configuración 100% eléctrica y acabado Longitude. El llamado Altitude sube a 37.183 y el más equipado Summit alcanza los 39.533 euros, sin incluir eventuales ayudas a la compra. Por supuesto, las tres variantes se benefician del distintivo 0 emisiones de la DGT.