Seat lanza una nueva motorización del Ibiza de última generación, el Ibiza TGI, un utilitario de cinco puertas movido por una tecnología híbrida de gas natural comprimido (GNC) y gasolina que resulta más ecológico que los modelos equivalentes que emplean gasoil y gasolina, y una alternativa real por economía de adquisición y economía de uso a los híbridos eléctricos no enchufables.
La llegada del Seat Ibiza TGI aumenta las opciones de compra de utilitarios -coches en torno a los cuatro metros de longitud y cuyo uso habitual se desarrolla en la ciudad y sus alrededores- con motorizaciones híbridas, como por las que ya apuestan modelos como Toyota Yaris Hybrid (eléctrico), Dacia Sandero, Citroën C3, Opel Corsa (GLP) y Fiat Punto (GNC).
El Seat Ibiza TGI parte mecánicamente del mismo bloque que el motor de gasolina 1.0 TSI, sobre el que incorpora pistones específicos recubiertos de cobre y níquel, refuerzos de los asientos de las válvulas, se aumenta el alzado de las válvulas de admisión y se emplea un turbo más ligero. La potencia total es de 90 caballos, 5 menos que el TSI, y el cambio es manual de cinco marchas.
Además de las modificaciones mecánicas, bajo el maletero del Ibiza TGI se encuentran dos depósitos de gas de 13 kilogramos de capacidad (que reducen el espacio de maletero de 355 a 262 litros) y en la tapa del depósito cuenta con dos bocas de carga, una para la gasolina y otra, más pequeña, para el gas.
Si por algo destaca el gas natural comprimido, no confundir con el gas licuado derivado del petróleo o GLP, es por su elevada eficiencia respecto a otros combustibles, ya que por un lado requiere de una menor cantidad de combustible para producir la misma energía y por otro, el llenado completo del depósito de gas cuesta menos que la gasolina o el diésel.
Para el Ibiza TGI, Seat ha calculado que el llenado completo del depósito GNC cuesta unos 12,6 euros. Este dato se basa en un precio medio del GNC de 0,975 euros/kilogramos. El consumo medio homologado es de 3,3 kg/100 kilómetros en modo GNC o, lo que es lo mismo, necesita de una inversión de 3,22 euros para recorrer 100 km, por los 5,87 y 4,64 euros que necesitan el gasolina y el diésel, respectivamente.
Al ahorro por kilómetro, el Seat Ibiza TGI añade una autonomía teórica de 1.194 kilómetros con los dos depósitos a tope de carga (el de gasolina mantiene los 40 litros de capacidad), el etiquetado ECO de la DGT que implica beneficios fiscales -exento del impuesto de matriculación- y de utilización -en escenarios de alta contaminación, se puede circular y estacionar en el centro de las grandes ciudades- y un precio de adquisición similar (PVP de 17.110 euros) al de los turismos equivalentes de combustible tradicional.
El Ibiza TGI utiliza siempre que sea posible el gas natural como combustible principal, salvo si la temperatura del líquido refrigerante es inferior a 10 °C o si el depósito de GNC está vacío. No hay opción de cambiar a petición del conductor el tipo de combustible utilizado. En el cuadro de instrumentos, se incluyen dos indicadores de ambos depósitos y en la pantalla de TFT que hay entre los relojes, información sobre el gasto y la autonomía de GNC.
Como el resto de las versiones de la quinta generación del Ibiza, este TGI se apoya en la plataforma MQB A0, lo que le sirve para ser un modelo con una pisada de segmento superior. Sin embargo, el funcionamiento con el gas merma sensiblemente las prestaciones (es un segundo más lento acelerando de 0 a 100 km/h) y la respuesta del motor tricilíndrico, perezosa por debajo de las 3.000 rpm y con un sonido menos refinado de lo habitual.
Seat ya ofrece versiones de GNC con el Seat León 5p, el Seat León familiar y el Mii Ecofuel, y después de este Ibiza, llegará una variante TGI para el SUV urbano Arona. Además, Seat entrega el coche con los depósitos de GNC llenos y una tarjeta de combustible por valor de 200 euros, fruto del acuerdo con Gas Natural Fenosa. Por cierto, actualmente hay 50 puntos de carga de GNC, que, según Seat, serán más de 100 a finales de 2018.