La recién anunciada fusión entre el grupo francés PSA y el italoestadounidense FCA (Fiat Chrysler Automobiles) supone el nacimiento del cuarto fabricante automovilístico a nivel mundial por número de unidades vendidas, además de una transformación radical de la industria que se jugará, entre otros, en el campo de la electrificación. El comunicado que anuncia oficialmente la operación cifra en 8,7 millones anuales los coches vendidos por ambos consorcios, con ingresos combinados de casi 170.000 millones de euros y ganancias operativas de más de 11.000 millones, todo ello calculado con base en los resultados de 2018 y excluyendo del cómputo lo aportado por Magnetti Marelli, propiedad de FCA, y Faurecia, cuyo socio mayoritario es PSA.
La nota señala a renglón seguido que la empresa resultante de la fusión, que tendrá su sede en Holanda, combinará “las amplias y crecientes competencias de ambas compañías en las tecnologías que están modelando la nueva era de la movilidad sostenible, incluyendo la electrificación, la conducción autónoma y la conectividad digital”. Un movimiento que no se duda en calificar de “audaz y decisivo”, y que llega tras la frustrada asociación de FCA con Renault, cuenta con “una lógica convincente” para crear “un grupo líder con la dimensión, las capacidades y los recursos para aprovechar con éxito las oportunidades y gestionar eficazmente los desafíos” que plantea este nuevo tiempo.
Veamos qué recursos son esos de los que habla el comunicado. En primer lugar, las marcas que aporta cada conglomerado: PSA posee Peugeot, Citroën, DS Automobiles y Opel, que adquirió en 2017; las de FCA son, por un lado, Fiat, Abarth, Lancia, Alfa Romeo y Maserati -originarias del Grupo Fiat- y, por otro, las que provienen del Grupo Chrysler, esto es, Jeep, Dodge, Ram y la propia Chrysler.
La fusión da lugar a importantes ventajas para ambos socios. Por ejemplo, abre a PSA las puertas del mercado estadounidense de la mano de los modelos de Jeep, tan populares en aquel país. Por su parte, FCA podrá disponer de las soluciones de los franceses en materia de electrificación, mucho más avanzadas que las suyas hasta el momento. El grupo en su conjunto contará además con el valor añadido que aportan firmas deportivas y de alta gama de los italoestadounidenses, como Alfa Romeo y, especialmente, Maserati.
El acuerdo no supone el cierre de ninguna planta y contempla que el 80% de las sinergias no se lograrán hasta pasados cuatro años desde la firma. Se estima que estas rondarán los 3.700 millones de euros anuales, gracias a “una asignación de recursos más eficiente para inversiones a gran escala en plataformas de vehículos, propulsión y tecnología”, y al mayor poder adquisitivo que se deriva de la nueva dimensión del grupo resultante.
La ventaja de PSA en este campo de las plataformas y la tecnología eléctrica es significativa. Dispone ahora mismo de dos plataformas modulares, llamadas CMP (Common Modular Platform) y EMP2 (Efficient Modular Platform), que le permiten fabricar en las mismas líneas de montaje tanto vehículos electrificados como convencionales, lo que optimiza costes y agiliza la producción para adaptarse más fácilmente a las fluctuaciones de la demanda.
15 nuevos vehículos electrificados de PSA en los próximos dos años
Todos los modelos de Peugeot, Citroën, DS y Opel tendrán en 2025 una versión con algún grado de electrificación, es decir, híbrida, híbrida enchufable o 100% de baterías, y la proporción alcanzará ya el 50% en 2020. En los próximos dos años llegarán al mercado 15 nuevos vehículos electrificados del Grupo PSA, y algunos de los modelos enteramente eléctricos saldrán de sus fábricas españolas, sitas en Vigo, Villaverde (Madrid) y Zaragoza.
Entre los muchos asuntos que habrán de resolver los directivos del nuevo gigante mundial, con John Elkann (FCA) como presidente y Carlos Tavares (PSA) como CEO a la cabeza, se encuentran las inversiones en ciernes de Fiat-Chrysler para renovar completamente su gama y electrificar buena parte de ella. Se había previsto con ese fin una inyección de 5.000 millones de euros, 700 de los cuales irían a parar a la planta de Mirafiori para fabricar la versión eléctrica del popular Fiat 500.
Luca Napolitano, responsable de Fiat y Abarth para Europa, Oriente Próximo y África, anunciaba recientemente también la creación de un centro de excelencia, compuesto por 260 personas, que se encargaría de la electrificación de todas las marcas de FCA.
Por último, en las últimas semanas se había dado a conocer que el mismo complejo de Mirafiori, el mayor del grupo en todo el mundo, iba a albergar además una unidad donde se ensamblarían las baterías de todos los coches eléctricos del consorcio. Estaba previsto que esta instalación, que se conocería como Battery Hub, comenzara a construirse a principios del año próximo con una inversión inicial de 50 millones de euros.