Mientras las emisiones debidas a los motores están en los medios de comunicación día sí y día también, se habla mucho menos de las que producen el uso de los frenos y el desgaste de los neumáticos. La razón no es precisamente que revistan poca importancia, pues este último aspecto -el referido a las cubiertas, que llevan tanto los coches de combustión como los eléctricos- supone el 50% de la generación de partículas por parte del transporte por carretera, según la startup inglesa Tire Collective.
La empresa añade otro hecho relevante y en el que costaría reparar si no nos alertaran de ello. Los neumáticos representan también el segundo mayor foco de contaminación de microplásticos en los océanos; son, por tanto, un factor primordial a la hora de evaluar el impacto ambiental asociado al uso de cualquier vehículo, incluidos los de cero emisiones como los eléctricos. Los automóviles y, más aún, los vehículos pesados ââtienen, pues, un impacto ambiental significativo no solo en términos de emisiones debidas al motor.
Y ya que hablamos de peso, conviene destacar otro elemento de la ecuación que también resulta de interés. En los modelos eléctricos, la ausencia de un motor de combustión interna implica la eliminación de todas las emisiones relacionadas con su utilización. Sin embargo, las emisiones de los neumáticos siguen estando presentes.
No solo eso, sino que la necesidad de instalar baterías de alta capacidad -muy pesadas- implica un aumento considerable de la masa del vehículo, en comparación con los coches con motores de combustión interna. Este aumento de peso repercute en el desgaste de las ruedas y, en consecuencia, en las emisiones nocivas a la atmósfera. Los vehículos cada vez más pesados que se avecinan ââgenerarán un mayor nivel de contaminación en este sentido, se aventura en una encuesta realizada por la empresa británica de la que se hace eco la web muchoneumático.com.
Tire Collective concluye que, en un futuro más o menos próximo, el aumento de coches eléctricos en el parque tendrá un impacto positivo en las emisiones globales del sector de la automoción. Al mismo tiempo, no obstante, aumentarán las emisiones por desgaste de los neumáticos, convirtiéndose en el nuevo parámetro a tener en cuenta para hacer sostenible el transporte por carretera.
El sentido de las llantas con cargas electrostáticas
Una de las posibles soluciones al problema consiste en instalar un dispositivo especial en la llanta que induce una carga electrostática en las partículas de carbón. De este modo las partículas de caucho, que de lo contrario acabarían convertidas en emisiones a la atmósfera, quedan atrapadas gracias al poder de la atracción electrostática.
Según estimaciones iniciales de la empresa, este sistema es capaz de capturar hasta el 60% de las partículas emitidas por el desgaste de los neumáticos. El dispositivo se coloca cerca del punto donde la cubierta se encuentra con la superficie de la carretera, de modo que sea posible aprovechar al máximo el caudal de aire para maximizar la eficacia del mecanismo.
Esta tecnología puede permitir también la recuperación de parte de las partículas que, en este caso, captura el sistema anti-emisiones. En pocas palabras, las partículas de menos de 50 micras podrían reutilizarse para la producción de nuevos neumáticos altamente sostenibles, así como para otros fines.
Actualmente, Tire Collective está trabajando con algunos de los principales fabricantes de neumáticos para desarrollar aún más las posibilidades de este invento. En el futuro, por lo tanto, es razonable esperar una transición de una condición de prototipo a un producto en serie que pueda contrarrestar de forma significativa las emisiones asociadas con el desgaste de los neumáticos.