Aprovechando la celebración del Mundial de Rusia lanzamos este blog para contar las historias más curiosas o desconocidas de los mundiales: política, literatura, algún test de conocimientos, economía y algo de fútbol.
La trampa suprema de la Argentina de Bilardo
“Algo voy a inventar, no sé qué, pero algo será; este partido con los brasileños tenemos que ganarlo, ya vas a ver”. El autor de la amenaza es Carlos Salvador Bilardo justo antes del partido de octavos de final contra Brasil en el Mundial de Italia en 1990. El entonces seleccionador argentino se lo confesó a un periodista de la revista El Gráfico. Y el ‘Narigón’ cumplió su amenaza.
En algún momento Bilardo, solo o en compañía de alguno de sus compinches, tuvo una epifanía: poner un potente sedante en algunos bidones de agua y ofrecérselos a los brasileños a lo largo del partido. El entrenador, licenciado en Medicina en la especialidad de ginecología, sabía lo que hacía. No queda tan claro que hubiera realizado el Juramento Hipocrático al acabar sus estudios.
Por lo visto no todos estaban al tanto de la estratagema. Como todo plan criminal, cuantas menos personas estuvieran involucradas mayores serían las probabilidades de no ser descubiertos. Entre los informados, obviamente, estaba Diego Armando Maradona, quien no tuvo inconveniente en confesar la artimaña 14 años después en un programa de televisión. Entre muchas risas y burlas a los brasileños relató lo sucedido: “alguien picó un Royphnol [el sedante] en el bidón y se pudrió todo”.
El partido se disputó en Turín una tarde de un domingo 24 de junio bajo un calor que superaba los 40º. El plan se activó a los 39 minutos cuando tras una dura entrada del brasileño Ricardo Rocha a Pedro Troglio entran los masajistas argentinos al campo. Maradona les ofreció un bidón verde. De los verdes sólo tenían que beber los rivales y los argentinos de los trasparentes. “Estaban todos y venían a tomar (agua) los buenos de ellos… Yo les decía tomá, tomá y Branco se la tomó toda. Después tiraba los tiros libres y se caía”, recordaba Maradona.
Y allí se pudo ver como no todos estaban al tanto del plan: “Nosotros nos enteramos en el momento, cuando íbamos a tomar agua porque hacía más de 40 grados. En el instante en que un jugador se lesionó nos acercamos y ‘Galíndez’ (apodo de Miguel Di Lorenzo, el masajista argentino) se encargó de darnos los recipientes. Fue ahí cuando nos enteramos de que le habían echado una sustancia al agua y Branco fue el encargado de llevarse el bidón. Justo él, que lanzaba las faltas y sacaba los saques de esquina”, relató José Horacio Basualdo en 2005.
Amenazas
Bilardo amenazó unos días después a Basualdo con difundir un video personal sobre una supuesta infidelidad matrimonial del ex jugador cuando lo dirigía en Boca Juniors, en 1996, aunque sin mencionarlo. El Narigón nunca cumplió su amenaza.
El entonces seleccionador siempre ha negado la historia, al igual que ‘Galíndez’: “No le di nada a Branco ni a ningún jugador de Brasil. Del mismo bidón tomaron Giusti, Burruchaga... Y no les pasó nada. Y a vos, Branco, te digo que, si saliste mareado de tu vestuario, ¿qué culpa tengo yo? Si te llego a dar veneno, no terminás... Fue una broma de Diego”.
“Yo no me desdigo de nada. No mentí en nada. El que se quiera hacer el boludo que se haga. Yo me quedo con Basualdo, los demás que se hagan los boludos”, insistió Maradona, en el mismo programa de TV en el que había formulado su revelación a fines de 2004. Branco declaró tiempo después estar seguro de haber sido drogado. Y añadió que pudo haber tenido todavía peores consecuencias para su carrera en caso de haber tenido que pasar un control antidoping.
El partido acabó con victoria agónica de Argentina por 1-0 con gol de Claudio Caniggia en el minuto 81. “La clave del encuentro ha sido frenar las subidas de Jorginho y Branco”, proclamó orgulloso Bilardo tras acabar el partido. Como si el triunfo hubiera sido sólo cosa de su ingenio táctico. La albiceleste llegó después a la final en la que perdieron por 1-0 contra la Alemania de Matthäus.
Los brasileños no olvidan lo sucedido. En 2015, en uno de los primeros partidos de clasificación para el Mundial de Rusia, Brasil rindió visita a Argentina. Dunga, el entonces seleccionador, fue uno de los jugadores titulares contra Argentina en aquella infame tarde de Turín 25 años antes. La única instrucción que Dunga repitió a sus jugadores fue que no tocaran los bidones de agua que la Federación Argentina de Fútbol había dejado como cortesía en el vestuario visitante.
“Algo voy a inventar, no sé qué, pero algo será; este partido con los brasileños tenemos que ganarlo, ya vas a ver”. El autor de la amenaza es Carlos Salvador Bilardo justo antes del partido de octavos de final contra Brasil en el Mundial de Italia en 1990. El entonces seleccionador argentino se lo confesó a un periodista de la revista El Gráfico. Y el ‘Narigón’ cumplió su amenaza.
En algún momento Bilardo, solo o en compañía de alguno de sus compinches, tuvo una epifanía: poner un potente sedante en algunos bidones de agua y ofrecérselos a los brasileños a lo largo del partido. El entrenador, licenciado en Medicina en la especialidad de ginecología, sabía lo que hacía. No queda tan claro que hubiera realizado el Juramento Hipocrático al acabar sus estudios.