Aire flamencos y 'Groove' en la noche del sábado de Jazz San Javier
La noche del pasado viernes en Jazz San Javier volvimos a esas clásicas jornadas dobles, en la que los contrastes dentro del género posibilitan conciertos bellísimos y delirantes, rítmicos y de verdadero desenfreno musical. Exactamente es lo que ocurrió en el escenario del Parque Almansa con una primera parte que nos dejó una paz y un regusto de belleza, a cargo del trío del pianista Daniel García y su invitada la violinista Maureen Choi. Luego, en la segunda parte, un torbellino de 'Groove' musical a cargo de la banda del organista Mauri Sanchis revolucionó a ese mismo público que 15 minutos antes había quedado ensimismado con la belleza de García y Choi, sacando a pasear piezas que no te dejaban estar quieto en tu butaca. No se puede bailar por imperativo normativo de la pandemia, pero sentado y todo tu cuerpo no puede dejar de balancearse y apenas puedes dejar quietos tus pies. Esos contrastes que marcan una de las señas de identidad de Jazz San Javier, nos volvieron a pegar aún más si cabe a esta cita veraniega con la música, de la que el año pasado tanto echamos en falta.
El pianista salmantino Daniel García se ha convertido en muy poco tiempo en referente del flamenco jazz. García viajó hace años a los Estados Unidos a estudiar en el prestigioso Colegio de Berklee de Boston, en el que logró el premio a la mejor interpretación de jazz en el año 2011. Desde ese instante, Daniel García esta siendo un gran difusor del flamenco jazz hacia nuevas cotas y que, cada vez más, gana asiduos. En su primera visita al festival de San Javier, García venía en formato trío con Pablo Martín Quiñonero al contrabajo que, explicó el pianista, tuvo que venir en sustitución del cubano Reinier 'El Negrón' por no poder asistir, y el también cubano Michael Olivera a la batería. Con ellos, Daniel García adaptó a su línea una pieza de Camarón de la Isla y Paco de Lucía titulada “Potro de rabia y miel”, que dio nombre a ese disco del gran Camarón e hizo que los primeros aplausos de un auditorio centrado en el sonido y ejecución que venía desde el escenario se escucharan con buen nivel de decibelios.
A continuación, y una vez presentada la primera y siguiente pieza, García y sus compañeros dejaron sonar unos tangos flamencos titulados “La comunidad”, en los que se entremezclaban las partes más 'jazzísticas' (cómo se nota a los músicos que han estudiado en Berklee) pasando con una absoluta facilidad y naturalidad a las partes flamencas, conformando un todo de una belleza enorme. Hubo partes para el baterista Olivera (muy fino en su ejecución) y para el contrabajista Martín Quiñonero, con el que Daniel García ha colaborado en muchas otras ocasiones. Llegados a este punto, el pianista salmantino detalló que cuando fue invitado para esta edición de Jazz San Javier, se le pidió que invitara a la violinista Maureen Choi a la que conocía desde su estancia en el Berklee de Boston ya que ambos cursaron estudios en ese centro y en los mismos años. Así que, concretó, tocar junto a Maureen no sólo es un placer, sino que es un lujo (y no les extrañe ya que Daniel García es el pianista del cuarteto de Choi, al igual que Olivera es el baterista de esa formación). Dicho lo cual, la violinista apareció en el escenario con su traje-mono blanco y porte elegante. Ambos interpretaron “Phoenix Borealis”; una pieza que abre el disco “Theia” de Maureen Choi de 2019, en el que podemos disfrutar de una música elegante y fluida que, al contrario que en el disco, interpretaron el dúo piano-violín.
El concierto estaba resultando de una belleza increíble y tal vez para una parte de los aficionados, de descubrimiento de cuatro artistas de una versatilidad, ingenio y ejecución desconocida o muy poco conocida. Daniel García es la primera vez que participa en Jazz San Javier, Pablo Martín Quiñonero tampoco lo ha hecho anteriormente y el baterista Michael Olivera formó parte del grupo que acompañó a Sole Giménez y Antonio Carmona como invitado, en la apertura de la XX edición en 2017. Por su parte, Maureen Choi también asistió como invitada del grupo Patax en aquella misma edición. Por lo tanto, aunque exista esa conexión tan directa entre los músicos de este concierto como trío y cuarteto posterior nunca habían aparecido en Jazz San Javier.
Con esa formación hasta el final del concierto, se dispusieron a continuar dejando volar sus sentidos musicales con la inspiración y la fuerza que en su momento lo hizo con Camarón de la Isla, a través de “La leyenda del tiempo” y que supuso para el gran cantaor recordado uno de sus iconos imperecederos. Sobre él, Daniel García fue construyendo una pieza nueva y hermosa en la que sus compañeros de escenario aportaban lo mejor del momento para la improvisación. Esa es la definición que el propio pianista hace de su trío (en esta ocasión, cuarteto con Choi) cuando interpretan sobre el escenario. Grandioso.
Con “Travesuras”, título de su más reciente disco (inspiradas en las famosas charradas salmantinas, según Daniel García) y motivo por el que este año ha participado en la XXIII edición de Jazz San Javier, daban por finalizado el concierto en el que, como destaca también el pianista, ofrecen esa visión traviesa del niño que va descubriendo el mundo; en este caso, van realizando travesuras musicales en las que las fronteras entre estilos o tendencias no existen y, lo señalé antes, conforman un todo increíble, dinámico, fresco que te enamora irremediablemente. Así se mostró el auditorio puesto en pie y vitoreando a este trío-cuarteto que lidera el pianista Daniel García, con el concurso de su invitada y amiga, la violinista norteamericana Maureen Choi.
En Jazz San Javier es de ley pedir más por parte del respetable y los músicos regresaron de inmediato, para regalarnos “Gitanilla”; una composición que incluyó en su disco “Samsara” publicado en 2018. Broche de oro a una experiencia musical absolutamente singular. Auguramos el regreso de Daniel García a futuras ediciones de Jazz San Javier. Nos hemos quedado con ganas de un poquito más.
La segunda parte de esta jornada de viernes en Jazz San Javier fue absolutamente distinta. Fue como darle la vuelta a un calcetín; como de la noche al día. Porque un torrente musical arrasó hasta los mosquitos y demás insectos despistados que andaban por el auditorio y alrededores. El organista alicantino Mauri Sanchis y su Banda, conformada por Oneida James, en el bajo y voz; Lucas Ibáñez, en la guitarra eléctrica y española; el gran Felip Santandreu, a la batería, complementado por la percusión de Carlos Llido; el trío de viento a cargo de otro grande de nuestro jazz, Francisco Blanco “Latino”, en saxos y flauta; José Luis Rodrigo, trompeta, y Vicente Lloret en el trombón. Y otro colaborador habitual de Sanchis: El cantante Damon Robinson y la colaboración del cantaor Raúl Micó, desplegaron todo el potencial que posibilita el 'Groove' de Sanchis con una primera pieza instrumental titulada “Maurius”.
Tras saludar al público -y por si acaso los aficionados aún no habían terminado de reaccionar- atacaron “Tijuana”, pieza rítmica donde las haya y que dedica al gran Carlos Santana. Escuchando los primeros compases te das cuenta de ello, con un Lucas Ibáñez que dejaba escapar una emulación de la guitarra de Santana y un Carlos Llido imprescindible, si se quieren hacer las cosas como es debido, cobrando un cierto protagonismo para lograr ese sonido único del grupo del guitarrista mejicano.
El 'Groove' que despliega Sanchis es tremendo y así lo estaba percibiendo un auditorio entregado con el organista de Alcoy, que llamó al cantante Dame Robinson para que se uniera al grupo e interpretarnos 'Every Little Thing'. Robinson, según detalló Mauri, participó en la primera visita que el organista hizo a Jazz San Javier y tan sólo tuvo diez días para preparar el repertorio, antes de ponerlo en práctica en el escenario del Parque Almansa. Desde ese momento, Robinson es un colaborador habitual de Mauri Sanchis. Tras esta pieza a medio ritmo, el cantante dio a conocer que le comunicó al organista que le gustaría componer canciones y Mauri le explicó que bueno, pero que no escribiera mucho de amor (carcajada general del público). Y ahí comenzó a sonar el pegajoso 'Pocket Groove', que define bastante fielmente la línea musical de Mauri Sanchis; un 'Groove' que se mueve entre el soul, funk, blues, jazz… Para que todos nos podamos hacer una idea de qué significado tiene 'Groove' para la música, se define como la sensación del ritmo, el sentido del 'swing' interpretado por la sección rítmica de una formación. Ahora creo que la idea está más centrada para una mayoría.
Para atemperar el ambiente del concierto, Sanchis colocó una especie de balada, 'On my way', cuya moraleja viene a indicar que hagas lo que hagas en la vida al final, lo importante es el amor (pequeña laguna recordatoria de su letra de Sanchis, que el público acogió con mucha simpatía). Una pieza que sin una voz como la de Damon Robinson no tendría el ingrediente 'soul' necesario para conquistar a cualquier oyente. Y continuaron con una pieza que interpretó en su primera visita a San Javier y que, posteriormente, grabó en estudio con la participación del saxofonista norteamericano Bill Evans, a quien dio la réplica en este concierto el gran saxofonista y líder de Sedajazz en la comunidad valenciana, Francisco Blanco 'Latino'; toda una institución del jazz español.
Como vamos comprobando, Mauri Sanchis va desarrollando su concierto con un clímax absolutamente controlado en todo momento al objeto de que nadie se despiste o pueda dar cabida al aburrimiento. Por ello, las primeras notas de 'Lights' dieron paso una balada instrumental preciosa que publicó en su disco 'Good Vibes' ('Buenas vibraciones') y en la que se aprecia parte del ambiente que crea el órgano Hammond, del que Sanchis es 'endoser' (una especie de probador que promociona el producto) en España. Llegados a ese punto del concierto, Mauri pidió la presencia en el escenario del cantaor flamenco Raúl Micó, para interpretar 'Dream', en una muestra inequívoca de fusión musical. He de destacar el buen toque del guitarrista Lucas Ibáñez, también con la española, y del percusionista Carlos Llido en el cajón flamenco.
Bueno, nadie se movía de su butaca; y no sólo por imperativo legal sino porque el de Alcoy, insistiré otra vez, mantenía en todo momento la expectación. Así que después de esta fusión con aires flamencos, de nuevo el funky a través de 'The shark' ('El tiburón'), que se estaba comiendo, literalmente, a un auditorio que no oponía resistencia alguna; antes, al contrario, se había dejado cautivar por la música de Mauri Sanchis y su banca cuyo potencial estaba siendo muy evidente. Y entonces, el organista nos ofreció una experiencia de estos últimos años que ya realizó durante 2009 y siguientes: Interpretar piezas con tan sólo otro músico. En esta ocasión, Mauri detalló que lleva ya unos cuatro o cinco años quedando a almorzar con el baterista Felip Santandreu y luego nacen sesiones entre ambos. Así surgió 'Always' que, de nuevo, puso un punto de tranquilidad musical a la actuación.
El tiempo se agotaba y la banda echó el resto a pesar de estar lejos de dar todo su potencial. Pero no podían extenderse mucho más y comenzó la recta final con una versión de 'Superstition' que cantó la bajista Oneida James para finalizar con 'Baby knows' ya con toda la banda al completo. Final apoteósico con participación del auditorio coreando y explosión final del público, que aplaudía sin cesar a estos diez músicos sobre el escenario del Parque Almansa. Naturalmente, al ser sábado con más razón, este público de San Javier pedía más y más. Y el grupo se lo dio.
Primero, con un blues pegajoso (el primero que suena este año en Jazz San Javier, ya que al suspenderse muchos de los festivales dedicado a ese género no hay giras), titulado 'Stormy Monday'. ¡Uff, qué entrega de músicos y aficionados! La verdad es que, en Jazz San Javier, se ha echado de menos esta especialidad en la presente edición. Y para el broche, otro éxito de los años 60 del pasado siglo XX obtenido por Stevie Wonder: 'Sunny'. Una versión muy original de la banda que terminó por fundir al respetable mostrándose con una entrega absoluta. Si le hubieran tocado las palmas, les aseguro que de allí no nos echan hasta las 5 de la madrugada. ¡Qué pasada!
En resumen, noche de contrastes musicales con un primer concierto delicado, original y muy bien ejecutado por el trío del pianista salmantino Daniel García, que invitó a su amiga y colega Maureen Choi, al violín, regalándonos una fusión de aires flamencos y estructuras jazzísticas con toques folklóricos en otros momentos, que fue una delicia sonora para nuestros sentidos. En la segunda parte de este sábado, el 'Groove' musical y potente del organista alcoyano Mauri Sanchis, que puso sobre el escenario del Parque Almansa un torbellino musical de primer orden que contrastó, de buen rollo, con sus predecesores. Noche, pues, de aires flamencos y Groove en el XXIII Jazz San Javier. La nueva cita, con una joven cantante murciana, Sara Zamora, que promete sorprender a una buena parte de los asistentes. Se lo contaremos; no pierdan este hilo.
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