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“Aspiro a que mi traje de aprendiz no se descomponga”

Jairo Zavala (Madrid, 1973) es un músico hecho a sí mismo con sus propias manos y con las de muchos artistas; con las manos de todas las personas a las que ha escuchado y conocido en sus experiencias vitales, ya sea en su comunidad de vecinos, en su barrio de Carabanchel o en sus viajes por todo el mundo, siempre hablando el lenguaje universal del ritmo y del corazón. Ritmo y corazón es lo que más le interesa de las canciones, y en encontrarlos se esmera con la paciencia del relojero y la perseverancia del artesano.

Es difícil repasar una trayectoria como la de Zavala, que abarca desde su etapa como miembro de bandas televisivas (el Club de la Comedia o Lo Más Plus) hasta su personal y maduro proyecto de Depedro, pasando por el rock de Vacazul o el indie folk de Calexico. Tampoco podemos olvidar sus colaboraciones con Amparo Sánchez, amiga y compañera infatigable, con Luz Casal o con la directora murciana Paloma Zapata, con la que viajó por África en el rodaje del documental 'Casamance: la banda sonora de un viaje'.

Vuelves a Murcia cuatro meses después de tocar en la Sala REM.

Sí, y me quedé con un gran sabor de boca. No me imaginé que íbamos a vender todo el papel en esa sala. Han pasado cuatro meses ya… Cómo pasa el tiempo.

Sí, pasa rápido. De hecho, en mayo se va a cumplir un año desde que grabaste 'Todo va a salir bien' [se grabó en directo en Estudio Uno los días 14, 15 y 16 de mayo de 2018].

Pero salió en octubre, ¿no?

Sí.

Desde que se graba hasta sale pasa un tiempo porque hay que editar y demás.

Y en este caso en concreto se incluye el vídeo de la sesión de grabación en Blu-Ray, con lo que hubo más trabajo.

Sí, se incluye el vídeo.

La idea de sacar este disco no fue tuya.

No, fue de mi entorno. Me hicieron ver que habían pasado ya diez años desde que empecé este proyecto y que debería recopilar en un disco el trabajo de estos años; hacer una celebración. Y menos mal que cedí.

Tú eras reticente, ¿por qué?

Porque acertar no es uno de mis 'superpoderes'. No tengo una visión global de mi trabajo. Me quedo un poco en el día a día, pero hay gente que trabaja conmigo que sí que se da cuenta de lo que pasa alrededor y de qué momentos son los adecuados para hacer determinados movimientos. En la vida hay que saber delegar.

Este disco cuenta con la colaboración de artistas que han sido muy importantes en la trayectoria de Depedro, a pesar de ser diferentes entre sí. Te he escuchado muchas veces valorar la música como lenguaje universal y como herramienta para comunicarse, para trazar relaciones humanas con personas muy distintas y en cualquier lugar del mundo.

Sí, he tenido mucha suerte en crear y conservar la amistad con mucha gente con la que he tocado, con casi toda. La distancia desde luego es algo que siempre está en medio, sobre todo con compañeros que vivimos en el otro lado del planeta, pero cuando la vida y la música nos vuelven a juntar, es como si no hubiera pasado el tiempo. Es algo de lo que estoy muy agradecido a mi profesión.

Como decimos, en 'Todo va a salir bien' tocas con varios artistas, pero, ¿con cuál o cuáles de los que hay ahora mismo en el mundo, y que no conozcas personalmente, te gustaría tocar?

[Resopla] Con muchos. Muchísimos. Es que depende de qué país y de qué género... Soy una persona muy inquieta y muy curiosa, y en cualquier lado siempre hay algo y alguien de quien aprender. Aspiro a que mi traje de aprendiz no se descomponga, a que siempre esté bien cosido y preparado para lo que venga.

¿Y de los artistas que ya no están? ¿Con cuál te hubiera gustado tocar? ¿Quizá con Lamine Konté, cuyo rastro seguiste por África en el documental de Paloma Zapata?

Con Lamine no pude tocar, pero he tenido la suerte de tocar con su legado y con el camino que él abrió, y que inspiró a tanta gente. Siento que, aunque no he tocado con él, sí que he disfrutado de ese legado en forma de música que nos dejó. Hay mucha gente del pasado con la que me gustaría tocar, pero yo siempre miro al presente. El pasado es algo que siempre está ahí y a lo que puedes recurrir para aprender y enriquecerte, pero me gusta mirar al presente, al año… ¿Estamos en el 2019, no?

Parece mentira pero sí: 2019.

Es que la realidad es esa, la del día a día. Mirar al pasado y al futuro me parece aburridísimo.

Siempre has reivindicado la dignificación de la profesión de músico y has trabajado mucho y muy duro como músico.

Bueno, pero como todo el mundo, ¿no? Un fontanero trabaja un montón también.

Un fontanero bueno, sí.

Creo que, en general, hay que reivindicar la dignificación de los trabajadores. Estaría genial que no tuviéramos que hacerlo, pero es así. Con tu profesión pasa igual.

Si yo te contara… Tú has tocado con muchas, muchas bandas, de las cuales también has aprendido: La Vacazul, por ejemplo, y tu colaboración con Calexico.

Sí, he tenido mucha suerte siempre en tocar con muchas bandas.

Y además, eres Licenciado en Bellas Artes.

Sí, soy licenciado en Bellas Artes. No sé cómo acabé la carrera, pero la acabé [risas].

El primer disco de Depedro es diseño tuyo, ¿no has seguido pintando?

Sí, el diseño del primer disco de Depedro fue mi proyecto de final de carrera y desgraciadamente fue lo último que pinté.

¿Por qué?

No me veía. Al margen del tiempo que te impone cualquier manifestación artística, hay una parte de trabajo enorme. En la parte plástica yo soy un consumidor, me encanta todo lo relacionado con la estética, lo disfruto como espectador, pero como creador no he tenido el tiempo, quizá porque no tenía talento. Recuerdo que tenía capacidad técnica y habilidad, pero la habilidad es una trampa que te impide encontrar tu discurso y tu voz propia, porque te quedas en la zona de confort. Y eso en el arte plástico es demoledor.

Has contado en alguna ocasión que tu madre te ponía música de Lamine Konté mientras desayunabas. ¿Les pones música a tus hijos?

Les pongo música, pero de momento no me ha salido ninguno músico.

¿Saben que su padre es músico? ¿Te han oído tocar?

No hablo de trabajo en casa, y por supuesto que se escucha música, pero no es la imagen onírica en la que el padre está tocando canciones a sus hijos con la guitarra. En absoluto. En casa hablamos de otras cosas de la vida que son igual o más importantes que mi profesión.

Pero la enseñanza musical te parece importante, ¿no?

La enseñanza musical me parece importante, pero lo que me parece más importante es no obligar a nadie a estudiar lo que no quiere, o forzar algo que requiere un enfoque totalmente natural y lúdico, en principio. Luego, si te quieres dedicar a esto, sí que tienes que tener mucha disciplina, pero el encuentro con la música, que como tú has dicho antes, es un lenguaje para comunicar emociones, tiene que salir desde un sitio natural.

Tú  con la guitarra has sido autodidacta, aunque también recibiste clases, ¿verdad?

Sí, me dio clases un maestro tremendo, Chema Saiz, durante un par de años. Y luego ha sido tocar y tocar. Pero con Chema aprendí un montón, es un maestro y lo recomiendo, si lo puedes ver.

Y como vocalista, ¿qué tal? Te he escuchado decir que empezaste a cantar en Vacazul porque eras el que menos desafinabas. Imagino que lo dirías de forma irónica.

No, era la verdad. Cuando se fue Rodrigo, nuestro cantante, dijimos que había que seguir, y yo dije, bueno, pues canto yo. Pero todo es un proceso y mi evolución musical no ha sido de un día para otro, y con la voz pasa igual. Todo ha sido un pasito a pasito.

¿Pero has dado clases de canto? ¿Cuidas tu voz?

No he dado nunca clase de canto. Debería, pero no. Y no me cuido especialmente la voz. Tampoco es que cometa excesos... No soy un… [Duda] Es que yo no me he considerado vocalista nunca. Lo considero secundario. Yo me considero guitarrista de toda la vida.

“Para componer no tengo un método. Me gustan mucho los accidentes, que de repente me salga algo”, dijiste en una entrevista.

Has estudiado, ¿eh?

[Me río] No sé hacer esto de otra manera. ¿Ha habido alguna canción que, al acabarla, hayas dicho ‚“¡qué inspirado he estado! ¡Qué redonda me ha quedado!”?

Yo siempre pienso… Espero que lo mejor esté por llegar, ¿sabes? Además en mi caso, las canciones... No te creas que son… Ahora, desde hace unos meses, no hace mucho, viene más gente a nuestros conciertos, y noto que las canciones están dejando de pertenecerme, que el público las hace grandes, que mis canciones antes no eran así. Y son las mismas canciones, ¿sabes? No sé si realmente una canción tiene vida propia, o... Yo no lo puedo explicar. Cuando hago una canción, digo… [Resopla] ¡Ojalá me salga mejor la próxima vez! Pero esto es lo mejor que puedo hacer y no está al nivel de lo que a mí me gustaría... Siempre he tenido la premisa de hacer canciones sabiendo que no voy a hacer nada espectacular ni extraordinario. Me digo que voy a hacer canciones porque si no las hago, al final no camino, no me muevo. Pero no las hago pensando que voy a hacer algo con calidad suficiente como para que diga, ‘esto es una pedazo de canción’. No, yo sigo mi camino, pero es la gente la que hace que cambie esa percepción.

Entonces, le das muchas vueltas al tema, como Antonio López con los membrillos.

Sí, sí, le doy muchas vueltas. Hay canciones que me cuesta muchísimo terminarlas. Me gustaría decir que soy muy prolífico y que tardo poquísimo, pero qué va… Muchas veces, terminar una canción es un Everest para mí.

Sabes que, en la historia del arte, hay quien valora más el boceto que la obra acabada, porque dicen que el boceto está más cerca de la idea inicial del artista…

Lo entiendo, pero eso díselo al que luego tiene que poner el disco en la calle, ¿sabes?

Respecto del sentido de las canciones, o del doble sentido, ¿tienes alguna que parezca que diga una cosa pero diga otra? Siempre está aquello que dicen algunos de alguna canción, de “en realidad no habla de amor sino de la marihuana”, por ejemplo.

No, ¿sabes lo que pasa? Que las canciones, a veces..., es mucho más interesante que sugieran ideas conceptuales. Que no te aplasten. Aunque tengo canciones que son bastante evidentes… Pero me gusta crecer en el terreno de la sugestión más que en el del significado cerrado. Me parece más interesante. Quizá en Depedro es más difícil encontrar una dirección clara. Ni yo mismo lo sé, a lo mejor.

Como tú decías antes, al final la gente hace suya la canción y la lleva por donde quiere.

Sí, de hecho ha pasado en la historia, ¿no? Creo que 'Ojalá', de Silvio Rodríguez, fue considerada un himno político pero en realidad era una canción de desamor totalmente. Pero no, la gente le dio la vuelta y la convirtieron en la canción más potente políticamente hablando de Silvio. Y él dice: que no, que no, que yo he hecho una canción de amor… [habla como si el propio Silvio se estuviera explicando]. ¡Mentira! Lo que pasa es que no sabías lo que estabas haciendo… ¡Ah, vale! [Risas].

Bueno, ¿has logrado tocar ya en Japón?

No me lleva nadie... ¿Te lo puedes creer?

Mira que está lejos Japón, como cantaban aquellos...

Sí que está lejos, pero yo he tocado en Corea del Sur.

Y en Nueva Zelanda, que está más lejos.

Sí, en Nueva Zelanda.

¿En Corea del Norte no?

En Corea del Norte de momento no. Estamos trabajando en ello.

Quizá allí la audiencia no sea peor que aquella vez en la que el público te hacía el gesto de cortarte el cuello con el dedo.

¡Ah! Sí. Aquello fue en México con la Vacazul. Tocamos en una fiesta surfera, en un local donde todo el mundo estaba enmascarado, y en las primeras canciones algunos nos hacían gestos de que nos iban a matar después, a cortarnos el cuello y a pegarnos un tiro en la cabeza, pero luego todo el mundo se puso a bailar y nos daban abrazos y tequila [Risas].

Para ir acabando... Dices que te gusta perderte en Cabo de Gata, en Almería.

Sí, pero el verano pasado no pude ir por culpa de Depedro... A ver si este año me puedo escapar.

Y otra cosa: el nombre artístico de Depedro. He leído versiones contradictorias sobre eso: que si Pedro es como llaman a los españoles en Norteamérica, que si es por un jugador de la Real Sociedad...

No, no, no... Qué va. Lo del nombre es otro de mis superpoderes... Lo pensé en cinco minutos y lo asociaba un poco a algo familiar, porque la música que hago no es nada del otro mundo ni he inventado la pólvora ni nada, pero es algo cercano. Y quién no conoce a un Pedro, ¿no? Aparte de la propia historia del nombre... Yo qué sé.

Vale, y ahora sí que acabamos de verdad... ¿Esas 'patillacas' que llevas desde hace años, qué tal?

¿Pero esto qué parte de la entrevista es?

Esto es la coda.

Pues es que yo me las he querido quitar, pero mis hijos no me dejan. Me las afeité una vez y dijeron, ¿quién es ése? Y me las tuve que dejar otra vez. En algunos aspectos mi vida ya no me pertenece.

Jairo Zavala actuará en directo en el Teatro Circo de Murcia el lunes previo al Bando de la Huerta, el día 22 de abril a las 21:00 horas, junto a Morgan, en el Ciclo Conciertos de Primavera.