Un libro que es algo más que un libro, o algo menos, pues forma parte de una intervención artística compleja, que incluye música, artes escénicas o performance. David Matuška aborda con 'Patrik M.' una obra de arte total sobre un fondo de desamor, desarraigo y crisis existencial. Hablamos con el autor y director de la compañía Matuška Project sobre esta propuesta inclasificable de cara a la presentación en Murcia del poemario el viernes 13 de diciembre a las 19:30h en Libros Traperos.
Dices que tu poesía parte de ese lugar intermedio entre el ritmo y la melodía que también transitas como bajista. ¿Cuánto hay de tu experiencia como músico y como artista escénico en el proceso de creación de 'Patrik M.'?
'Patrik M.' es un libro muy personal. Cada verso está vivido, cada vocal respirada y cada consonante masticada. La música forma parte de mi vida desde mi niñez y es algo sumamente importante en mi día a día. Desayuno con la música y me acuesto con ella. Un mundo sin música quedaría tremendamente pobre. El bajo une la parte melódica con la parte rítmica, la respiración con el latido del corazón y además es el instrumento ideal para el timbre de mi voz.
En el mejor de los casos el poema nace con una línea de bajo, pero eso depende de las circunstancias. No siempre cuando llega el momento de escribir tengo el instrumento a mano. Cuando vivo el poema no pienso en su interpretación, todo eso llega después. Pero llevo interpretando mis poemas en público desde mis 16 años, así que evidentemente forma parte de mi vida o si quieres, es mi vida. “El mundo entero es un teatro”, dijo Shakespeare.
“En mi tierra natal, / donde hay tantos colores verdes, / la cerveza luce como el ojo de Dios.”, nos recuerda el principio de 'Sueño checo'. ¿Cómo recogen tus obras tu experiencia como migrante?
“Media vida llevo aquí,
el tiempo suficiente para ser de aquí,
para la gente de allí.
Y poco tiempo para no ser de aquí,
para la gente de aquí.
Y me duele mucho“
Escribo en el poema Elche me duele en 'Pasado propio' (2018, Frutos de tiempo). Ya no me duele, añado hoy.
Me gustaría dejar una cosa bien clara. No me gustan los términos como patria, nación, bandera y semejantes estupideces. Es para la gente que se tiene que esconder detrás de algo inventado por miedo a enfrentarse a su existencia en este mundo. Yo nací “entre el carbón y la cerveza”. Viví en varios países antes de llegar a España y creo que todo el mundo debería hacerlo. ¿Acaso hay algo más enriquecedor que mamar de las culturas fuera de tu barrio? Y por supuesto mis vivencias, como todas las demás se ven reflejadas más o menos en mi creación.
“La poesía que somos quiere comer” es solo un ejemplo de imagen rápida de las muchas que pueblan este poemario, lleno de poemas breves y violentos, como apuntes del diario de una enfermedad, una pérdida. ¿Lo concebiste como una unidad, o se trata más bien de una colección de momentos?
Imágenes rápidas, insinuaciones, esbozos breves de diversas situaciones.
“Las miradas cambian,
las caras y los bastidores.
Todo como detrás de la ventana,
desde el tren“
Como dice Roland Barthes en 'La muerte del autor', el texto, una vez hecho deja de pertenecerle al autor y yo le invito al lector, que le dé el significado y el contexto que según sus vivencias y criterios sea el adecuado. No tengo la necesidad de explicar las circunstancias y empeñarme en que el mensaje llegue tal como fue concebido. Así revive con cada lectura colado por las experiencias vitales, emocionales e intelectuales de cada uno. Mencionas imágenes violentas, pero también las hay penetradas de tristeza, soledad, rabia, enajenación y por otro lado de ternura, amor, cariño, búsqueda y aceptación. Es la espina dorsal del poemario 'Patrik M.', del CD 'Patrik' (Supraphon, 2019) y de la obra de teatro con el mismo nombre. Una historia de amor imposible, que sirve de trasfondo del proceso de evolución del individuo en la segunda decena del siglo XXI con su búsqueda de paz, aceptación y superación. Es la médula de la obra. 'Patrik' es un mosaico hecho a conciencia de los miles de trozos de las emociones y recuerdos de Patrik y Dana. De hecho el espectáculo multidisciplinar de Matuška Project incluye colaboración de varios artistas (Petr Zinke - fotografía, Antoine Doinel - Artista visual, Marian Pawlas - coautor de arreglos musicales, etc.) que trabajaron bajo mi mando con la única finalidad: construir un Todo.
¿Cuánto hay en 'Patrik M.' de personaje teatral y cuánto de espejo en el que poder mirarte?
Creo que ya he contestado esta pregunta. Mi madre me dijo una vez que barajaba dos opciones: David y Patrik. Me llamo David. Y el nombre es una clara referencia Josef K. de mi paisano Kafka. “El poeta es un fingidor”, dijo Pessoa, “El poeta dice la verdad” es título de un poema de Lorca y “El poeta no debe ser objetivo” dice Matuška en 'Patrik M'.
“Lo hace porque tiene que hacerlo. / Cuando deje de escribir estará muerto o feliz.”. ¿Crees en las artes como destino inevitable, como compañía, como pasaje?
Es lo que escribí en el momento dado, pero ya sé que soy capaz de escribir siendo feliz. Cuando escribí ese verso no lo sabía. Lo tuve que aprender y ha sido muy agradable y gratificante. De hecho mi nuevo poemario abarca la época de la gestación y nacimiento de mi primer hijo.
Yo percibo el arte como el proceso y resultado de creación. Y la creación sí es algo esencial para mi vida y siempre lo ha sido. Es un placer emocional e intelectual, como un buen sexo lleno de amor, pero en otra dimensión, aunque no siempre están tan lejos. Yo escribo poemas, música, creo los espectáculos y los interpreto no para hacerme conocido, es una necesidad básica para mí, es parte de mí, soy yo. Lo hago, porque tengo que hacerlo y la manera de vivir el arte así, le da un rumbo claro a mi forma de existir.