Los españoles que liberaron París

Ahora que estamos tan necesitados de ejemplos de buenas prácticas nacionales que nos hagan levantar la cabeza, de esos intangibles que conforman la buena marca España, la periodista Evelyn Mesquida nos trae el relato duro y conmovedor de La Nueve. Diez años de investigación llevados al papel sobre la también llamada “División Leclerc”. La Nueve fue la primera compañía del ejército francés que entró en el París ocupado y lo hizo libre, y en su seno se hablaba español. Junto a la insignia de la Francia libre, sus soldados lucían la bandera de la España republicana.

Mesquida pudo compartir las sensaciones que le provocó indagar sobre esta historia con los asistentes al primer acto de la Asociación para la Recuperación y Defensa de la Memoria Histórica de Murcia -MHMU-Tenemos Memoria-, que se celebró la semana pasada en el Txoko Pepe Carvalho de Murcia. Y tras el resumen de su relato, se dio paso a un interesante debate con preguntas y reflexiones entre el público y la escritora.

“La Nueve: los españoles que liberaron París”, comienza dibujando el sobrío panorama que se cernía sobre más de medio millón de españoles, aquellos que en los primeros meses de 1939 tuvieron que cruzar los Pirineos buscando refugio en Francia. Fue el éxodo que el mundo conoció como “la retirada”, y lo que encontraron en el país vecino poco tuvo de acogida: hambre, sed, frío, humillación, brutalidad, piojos y sarna, abandonados a su suerte entre las alambradas que los rodeaban en los campos o en las playas. Según recoge Mesquida en su libro, en aquellos días un comandante de infantería del ejército republicano, indignado, clamó: “Lo más intolerable de nuestra situación es la humillación moral a la que estamos sujetos. Nos tratan como bestias. Perdimos con dignidad, ¿por qué no nos tratan con dignidad?”.

Más de quince mil personas murieron en las primeras semanas a causa del frío, las heridas y la enfermedad. “Y de pena también”, cuenta Evelyn Mesquida. “Algunos dejaban de comer, otros se metían en el mar, sin retorno”, relata. Aunque ese momento supone el inicio del libro, la periodista precisa que el inicio de La Nueve se debe buscar en 1936, “cuando aquellos hombres, por todos los rincones de España, empuñaron las armas para defender la República Española”. Mesquida cuenta que “casi todos tenían en aquel momento menos de veinte años”, y durante dos años y medio “lucharon contra cuatro ejércitos: Franco, Hitler, Musolini y Salazar”.

Acabada la Guerra Civil, muchos de aquellos que lograron sobrevivir, que huyeron y cruzaron la frontera, y que fueron recluidos en los campos de refugiados de Francia, serían alistados forzosamente en la industria de francesa que se preparaba para la Segunda Guerra Mundial. A otros se les interpeló: “¿Queréis volver a España, o entrar en la Legión?”. Así, repartidos en numerosas divisiones y casi siempre en la primera línea de combate, los republicanos españoles continuaron la lucha junto a los soldados franceses y el resto de fuerzas aliadas. Y según Mesquida, “participaron en todos los combates desde Noruega al Chad”; miles de ellos murieron en las batallas más importantes del conflicto armado.

Mesquida relata que “cuando en 1943 se formó en Marruecos la Segunda División Acorazada del General Leclerc, los españoles constituyeron una parte importante de las tropas”, pero de todas las compañías, “La Nueve era la que tenía totalmente el estatuto de unidad española”. “El idioma que se hablaba, era el español; la mayoría de sus oficiales eran españoles; las órdenes se daban en español, y junto a la insignia de la Francia libre, sus soldados lucían la bandera de la España republicana; además, sus tanquetas de combate llevaban los nombres de las batallas más importantes de la Guerra Civil española”, cuenta Evelyn Mesquida.

“Compañía destinada a la avanzadilla de tropas, siempre en primera línea de fuego, La Nueve se convirtió rápidamente en un mito”, explica Mesquida. Y prosigue: “A sus soldados se les reconocía una enorme valentía, y el coraje de no retroceder nunca, ni ceder un palmo del terreno conquistado”. Sin embargo, “algunos decían que La Nueve era una compañía de salvajes, y no era así”, aseguraba Germán Arrúe en uno de los testimonios recopilados por la periodista. El mismo Arrúe explicaba: “Contra los alemanes teníamos el odio de lo que nos habían hecho pasar en España, y naturalmente, ellos lo sabían. La verdad es que creo que nos tenían miedo. Cuando se atacaba una división americana, para ellos era un poco folclor, pero sabían que con nosotros no había cuento. Sabían que nosotros no retrocedíamos y que atacábamos fuerte, sobre todo cuando se trataba de fuerzas de las SS”.

Según Mesquida, a pesar del ostracismo al que los historiadores franceses relegaron a los soldados españoles en sus libros, “no hubo batalla de la Segunda Guerra Mundial en la que combatieron los franceses, en la que no hubiera españoles”. “Los españoles combatieron en todas las batallas, en todas estuvieron en primera línea y no eran sólo un puñado. Eran un puñado de decenas de miles”, explica la periodista.

Con las tropas de Leclerc, La Nueve desembarcó en Normandía y liberó París. Uno de los supervivientes de dicha compañía lo relató así: “Después de liberar Normandía, llegamos hasta París. Los americanos querían detenernos en las afueras, y dieron la orden a Dronne, nuestro capitán, pero cuando llegó el General Leclerc les dijo que no tenía que acatar órdenes estúpidas, y que entrara rápidamente en la capital con nosotros. Dronne cogió a todos los españoles y a algunos franceses, y con una sección de tanquetas y otra de tanques llegamos hasta el mismo ayuntamiento. Fue sencillísimo, como una fiesta. La gente nos vitoreaba por todo el camino, corría a nuestro lado, lloraban, aplaudían, saludaban... El entusiasmo era increíble. Parece ser que por todos sitios cantaban la Marsellesa, pero nosotros con el ruido de los vehículos no oíamos nada. Poco después de llegar al ayuntamiento, comenzaron a sonar todas las campanas de París”.

Otro superviviente contó también con orgullo: “Fuimos nosotros, La Nueve, los primeros en entrar. La gente se sorprendía mucho cuando nos escuchaba hablar porque no nos entendían, pero nos abrazaban y nos besaban. Fue algo extraordinario. Dos días después, cuando el General De Gaulle desfiló por los Campos Elíseos, nosotros fuimos los que le servimos de escolta. A muchos militares franceses no les hizo ninguna gracia”.

Evelyn Mesquida destaca la figura de otro superviviente de La Nueve, el valenciano Amado Granell, “que fue realmente el primero que entró en París, y el que dijo, 'entren'”. Granell contó así la liberación de París: “Las campanas de Notre Dame nos conmovieron, el combate no nos había endurecido completamente. Todos teníamos lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta. Yo traté de cantar con los otros, pero no pude. Esa enorme emoción, aquel gran entusiasmo, significaba simplemente la libertad. La victoria”.

No acabó ahí la historia de La Nueve. La periodista cuenta que tras liberar París, a la compañía española le esperaban los combates más duros contra los alemanes para liberar la capital de la Alsalcia, Estrasburgo, y finalmente consiguieron llegar hasta “el nido de águilas, el mismo búnker de Hitler”. Sólo 16 de ellos pudieron celebrar la victoria, el resto se quedó en el camino y, según contó el Capitán Dronne, se les puso una pequeña bandera republicana sobre sus tumbas. El mismo Dronne dijo de sus hombres: “Eran individualistas, idealistas, valientes... Mostraban un valor algo insensato, no tenían el espíritu militar, eran incluso antimilitaristas, pero todos eran magníficos soldados. Si abrazaron nuestra causa, fue porque era la causa de la libertad”.

El pasado verano, con motivo del 70º aniversario de la liberación de París, los españoles de La Nueve recibieron el homenaje de Francia y de la alcaldesa Anne Hidalgo.

 

Los españoles mostraban un valor algo insensato; no tenían el espíritu militar, eran incluso antimilitaristas, pero todos eran magníficos soldados. Si abrazaron nuestra causa, fue porque era la causa de la libertad