La muestra ofrece un recorrido por la evolución de la escritura y la caligrafía, desde la letra gótica a la electrónica, a través de veinte documentos conservados en el Archivo.
Los documentos seleccionados están fechados desde el siglo XIII hasta la actualidad y permiten ilustrar los cambios producidos en la forma de las letras, el modo en el que están trazadas y su tamaño, pero también en los instrumentos usados para escribir y los soportes sobre los que se escribe.
La consejera de Cultura y portavoz del Gobierno regional, Noelia Arroyo, ha señalado que la muestra “nos permite ser más conscientes de la importancia que la escritura ha tenido a lo largo de los siglos, siendo algo que va más allá de una método de transmisión para convertirse en un elemento cultural con entidad propia” y ha destacado el “gran trabajo de selección realizado por el equipo del Archivo General y los comisarios para encontrar en sus fondos los documentos más representativos para cada tipo de letra”.
El recorrido de la exposición se realiza por ocho apartados y comienza con la letra gótica, la dominante entre los años 1150 y 1500 y cuya singularidad residía en la forma de tallar la caña o pluma de oca haciéndole un corte oblicuo para que tuviera un aspecto anguloso y vertical.
Desde 1425, especialmente durante el reinado de los Reyes Católicos, las reales provisiones, reales cédulas y misivas fueron escritas en letra de corte o cortesana, que tuvo una vigencia de escasamente un siglo. La escritura humanística es la siguiente que se muestra en esta exposición, una escritura clara y elegante que nació en Italia a finales del siglo XIV y a la que siguió, desde mediados del siglo XV hasta el XVII, la escritura procesal, similar la cortesana y de nuevo dominada por curvaturas, lazos y bucles.
A partir del siglo XVI, nuevos tipos de letras basados en la humanística abren la puerta al multigrafismo del periodo moderno y contemporáneo. En la segunda mitad del siglo XVII fue reconocida internacionalmente la escritura bastarda española. Y la letra bastarda moderna o pseudoredonda fue la que dominó el siglo XVIII.
El viaje continúa por los siglos XIX y XX, cuando la caligrafía adquiere su máximo esplendor, en paralelo con el incremento de la alfabetización. Es entonces cuando los grandes países crean su letra nacional, siendo en España la dominante la escritura letra española y la letra inglesa, la más utilizada en todo el mundo.
El final llega con la escritura mecánica-electrónica, que coincide con la popularización del uso de la máquina de escribir desde los inicios del siglo XX y la posterior introducción de los ordenadores y los teléfonos móviles, que con los WhasApp y las redes sociales han revolucionado los medios y los caracteres empleados en la comunicación.