Rafael Picó recurre a la metáfora para explicar su visión sobre la contradicción que supone arremeter contra las aguas de un entorno supuestamente venerado y alabado por todos, incluido sus verdugos directos. Los reclamos turísticos ensalzando el microclima, el paisaje, y las peculiaridades de la laguna chocan con los hechos. Todavía hay quien recurre a las representativas casetas de baño y sus pasarelas de madera como reclamo para presumir de tipismo, cuando han prácticamente desparecido, no sólo por dejadez, sino por su deliberada destrucción, en algunos casos, con nocturnidad y alevosía, como sucedió en Los Alcázares. Contradicción entre lo que se deseaba y lo que se desea, entre lo que se dice y lo que se hizo, y se sigue haciendo. El Mar Menor, boca abajo; la casa, al revés. Una perfecta paradoja.
“En mi serie actual ”Habita mi mente“ la forma de casa tiene gran protagonismo. Dentro de ésta pinto todo aquello que me gusta, aquello que quiero o lo que añoro. Pueden ser simplemente personas, colores, paisajes abstractos o figurativos. Es un espacio que me deja ser libre y que no me obliga a etiquetarme en un estilo en concreto, sino que puedo jugar a mis anchas sin que haya ningún tipo de norma.
En esta ocasión la casa está al revés ya que lo que represento es la fuerza y el vigor del mar, todo lo contrario, a la situación actual del Mar Menor, a la que debemos dar la vuelta“.
4.- Dies Irae: Rafael Picó
Decenas de miles de personas claman contra la degradación del Mar Menor: “Es una injusticia, una dejadez y una vergüenza”
Dies irae, dies illa Solvet saeclum in favilla: Teste David cum Sibylla. Quantus tremor est futurus, Quando judex est venturus, Cuncta stricte discussurus! (Día de la ira, aquel día en que los siglos se reduzcan a cenizas; como testigos el rey David y la Sibila. ¡Cuánto terror habrá en el futuro cuando el juez haya de venir a juzgar todo estrictamente!
Decenas de miles de murcianos y de otras procedencias salen masivamente a la calle para protestar por el progresivo quebranto del ecosistema del Mar Menor. Injusticia, dejadez, vergüenza, claman, entre otras imputaciones, los manifestantes por las calles de Cartagena. Las sospechas de manipulación de la información que se difunde en medios oficiales se hacen también eco entre los eslóganes de las reclamaciones populares. El oportunismo político también se hace patente por parte de algunos representantes institucionales.