La siempre presente figura del pianista catalán Tete Montoliu –el primer músico español de reconocida fama y prestigio internacional en el mundo del jazz, que falleció siendo aún persona con algunos años más de futuro musical (a los 64)- ha sido motivo de un merecido homenaje y recuerdo: “25 años sin Tete”. Un proyecto pensado para reunir algunos de los muchos y variados músicos que con él trabajaron en los escenarios y que ha capitaneado, de alguna manera, el pianista gaditano Chano Domínguez junto al que fuera su contrabajista de cabecera hasta su fallecimiento, Horacio Fumero. Con estas dos nombres de base, se comenzó a trabajar en la elección del grupo que, finalmente, ha conformado este recuerdo hacia quien fuera el indiscutible pianista internacional. El saxofonista Eladio Reinón, el baterista David Xingu y la cantante Carme Canela. Con este quinteto, la música que Tete interpretó a lo largo de sus intensos años activos regresó a la memoria colectiva de un auditorio lleno que acompañó al grupo en todo momento. La noche dio un vuelco musical, aunque no lejano a las bases del jazz, con esa mezcla bien hecha y ejecutada de soul, rock y blues a cargo del grupo norteamericano surgido en Los Ángeles: Vintage Trouble. Buenos músicos, alegres, simpáticos y con muchas ganas de agradar, que conectaron con un auditorio nada más dar las buenas noches. Se lo detallamos todo.
El que fuera pianista internacional del jazz, Tete Montoliu, falleció en agosto de 1997, a la edad de 64 años. Aquél, como muchos otros, fue un mazazo muy serio para los que disfrutábamos del gran pianista catalán con sus conciertos. De esas actuaciones, se guardan bastantes anécdotas como aquella de que mientras interpretaba al piano, Tete escuchaba un partido de fútbol del Barcelona y el equipo coló un gol y él, mientras se deslizaba por las teclas del piano cantó ese gol. Naturalmente, los asistentes se quedaron parados y gratamente sorprendidos. Es una de las muchas anécdotas que solamente Tete Montoliu era capaz de llevar a cabo.
Al margen de esto, el pianista catalán dejó una gran escuela entre las generaciones posteriores que han seguido la estela que dejó para la posteridad. De su amplio repertorio que conformaron sus actuaciones, se hizo una escasa selección aunque sí ha estado lo más representativo. El concierto homenaje –que ha sido el estreno nacional en Jazz San Javier-, se inició en formato trío, Chano Domínguez al piano, Horacio Fumero al contrabajo y David Xirgu a la batería, con “Freddie Freeloader”, una pieza habitual de Miles Davis que introdujo a los asistentes y muchos seguidores en este concierto recuerdo del que fuera uno de nuestros mejores jazzistas. A continuación, Chano presentó el proyecto a sus dos compañeros y anunció la presencia de otro habitual saxofonista en las formaciones de Montoliu: Eladio Reinón.
Con él, se inició una de las parcelas musicales que gustaban al gran Tete: El bolero. “Historia de Un Amor”. Reinón es, además de por edad, un saxofonista de la vieja escuela. Esto es, del corte de aquellos que interpretaban y creaban durante la década de los 40, 50 en adelante esos clímax de clubes en los que la música se mezclaba con el humo del tabaco, el respeto del público que atendía atento a las evoluciones de los músicos que se hacían de respetar (hoy casi perdido, en muchos casos, en la mayoría de ocasiones ya que se habla sin respetar que un músico está tocando para ellos) y que utilizaban esos toques suaves, sin abandonar la fuerza cuando es necesaria pero sin estridencias. Cuando llevas escuchada mucha música del género y ejecutada por diversos músicos sabes diferenciar los toques y escuelas y Eladio Reinón se identifica al momento. El público aplaudió esta primera incursión en el bolero que llevó a cabo el cuarteto. Ya con Reinón en el escenario, los cuatro abordaron dos piezas en una de otro preferido de Tete Montoliu: El recordado pianista Thelonius Monk. De él fueron las lecturas de “Evidence” y “I Mean You”, que los “pata negra identificaron al momento y premiaron posteriormente con un unánime aplauso. Uno de ellos me comentó que este Chano Domínguez es una enorme pianista; que cuando deja a un lado la parte flamenca de la que obviamente no desea olvidarse (recuerden que es de Cádiz), su jazz fluye ágilmente y se equipara a los grandes nombres del género. Y es cierto. Lo sabe muy bien Fernando Trueba, cuando lo incluyó en su proyecto ”Calle 54“, donde Chano demostró (si es que a esas alturas tenía que hacerlo) que es un pianista de jazz enorme.
De nuevo Chano Domínguez se dirigió al auditorio para anunciar la presencia de Carme Canela, una de las diversas voces que cantaron con Tete y que le conocieron, incluso y como explicaría después la propia cantante, siendo pequeña “porque en casa, mi padre ya nos ponía grabaciones del pianista”, detalló. Así que su participación con el cuarteto comenzó con una balada de Billy Strayhorn titulada “Lush Life”. Como se puede comprobar, la selección realizada por el proyecto homenaje de Tete Montoliu iba saltando de las piezas del jazz puro de sus compositores preferidos como fueron Monk, Coltraine o Dexter Gordon, a sus propias creaciones, los boleros (era un gran amante de estas creaciones) o las que componía y cantaba su gran amigo Joan Manuel Serrat, que este año lleva a cabo su gira de despedida de los escenarios. Así que con Carme Canela apareció, de nuevo, el bolero: “Como Fue”, que formó parte en los años 90 del pasado siglo XX de la banda sonora del film “Los Reyes del Mambo”, protagonizada por Armand Assante en el papel de César Castillo y el español Antonio Banderas (su primera película en habla inglesa) encarnando a su hermano Néstor.
Momentáneamente se retiró Carmen Canela, para que el cuarteto instrumental atacaran una pieza de Dexter Gordon titulada “Fried Bananas”, que devolvió al público esos momentos tan inolvidables que Tete Montoliu regaló a sus seguidores y durante cuya interpretación el saxo de Reinón tuvo sus momentos de gloria que, personalmente, me encantaron como el resto del quinteto. De regreso al escenario del auditorio del Parque Almansa de Carme Canela, el quinteto abordó el momento Serrat, a quien Tete adoraba, con dos canciones bien representativas del de Poble Sec: “Aquellas Pequeñas Cosas” para pasar a una de las más representativas del amplio repertorio de Serrat y de sus creaciones en catalán como es “Paraules D’amor”, a la que Canela supo dar ese toque íntimo que requiere esta bella canción. El auditorio premió con sus aplausos y vítores la interpretación del quinteto, que se encontraba como en casa. Y ciertamente así era, porque algunos de ellos regresaban a Jazz San Javier tras anteriores visitas, como era el caso de Chano Domínguez, Carme Canela y Horacio Fumero. Este último, Fumero, presentó una lectura personal que ha hecho sobre una composición de Tete en homenaje a su figura y amistad ya que tocó con el pianista durante más de 20 años. Explicó brevemente que a Tete no le gustaba mucho interpretar sus creaciones pero ésta sí que lo hacía en los clubs. Esa lectura personal de Fumero la tituló “Carícies”, para no emplear el título completo del pianista. Toda una lección de la maestría de este contrabajista de origen argentino, que lleva afincado en España hace ya más de 40 años. Delicioso.
Encarando ya el final de este concierto homenaje al recuerdo del pianista Tete Montoliu estrenado a nivel nacional en Jazz San Javier, el cuarteto instrumental dejó sonar, ahora sí, la pieza completa creada por Tete, “Jo Vull Que M'acaricis” y finalizar todo el grupo con otra creación de Montoliu titulada “Acuarela”. El auditorio puesto en pie y premiando al quinteto que ha hecho más imperecedera la memoria y música que nos regaló en vida el gran pianista Tete Montoliu, se despedía de los muchísimos aficionados que llenaron el aforo mostrando su gratitud. Pero, ya se conoce, el público de Jazz San Javier siempre exige una más, al menos. Y el quinteto regresó al escenario para hacer ese regalo y con sumo gusto. El tema elegido fue “On The Green Dolphin Street”, que fue parte de la banda sonora de la película del mismo título y que tardaría unos años en convertirse en un estándar del jazz. Final apoteósico para cerrar un homenaje al recuerdo que nos dejó Tete Montoliu, ahora que se cumplen 25 años de su fallecimiento. Siempre en el recuerdo, Tete.
En esta jornada doble del jueves 14, regresaba el contraste con relación al concierto anterior. Pero son géneros, en cierta manera, vinculados al jazz en sus bases. Nos referimos al soul, rhythm and blues (a menudo abreviado como R&B o R'n'Bâ, es un género de música popular afroamericana que tuvo su origen en Estados Unidos en los años 40 del pasado siglo XX a partir del blues, el jazz y el góspel.â Se describió como una música basada en el jazz, movida, urbana y con un ritmo insistente), el propio blues o el rock. Esa mezcla intensa de tendencias y ritmos da un resultado final muy rítmico y atractivo cuyos protagonistas son el grupo californiano Vintage Trouble. Una formación compacta conformada por la personalidad del cantante Ty Taylor; el guitarrista Nalle Colt; una sección rítmica integrada por el bajista Rick Barrio Dill y Richard Denielson, en la batería, además de la efectividad en los coros y percusiones de la cantante Tawy Angelique. Cinco músicos que llegaban a Jazz San Javier por primera vez dispuestos a agradar y hacer pasar más de una hora inolvidable al público que llenaba el auditorio. Tan es así -y tan fuerte y definida la personalidad de su cantante Ty Taylor, que desde el saludo y primeras notas de “Love With Me” se habían ganado al respetable.
Vintage Trouble suenan a aquellas formaciones de los años 60 del pasado siglo XX, que escuchábamos en las emisoras de Radio interpretando el soul y el rhythm and blues que desde Estados Unidos llegaban al mercado español de las discográficas señeras como Atlantic, Tamla Motown o Stax. La voz de Taylor es clavada a aquellas que entonces sonaban en aquellos vinilos que se emitían por la radio o, los que podían, compraban en las tiendas. Posee un magnetismo del que te es difícil escapar, como fue demostrando durante todo el concierto con piezas que se entrelazaban y desarrollaban en esa fusión de estilos en los que Vintage Trouble basan su música y trayectoria. Una primera selección tras su presentación fue “Low Down Dirty Dog”, “Nacy Lee”, “Blues Hand Me Down”, “My Whole World Stopper” o “24-7-365 Satisfaction Man”. La fuerza y espectáculo que este grupo nacido en Los Ángeles estaba desplegando por todo el auditorio propició el desbordamiento de un público absolutamente conectado y entregado a estos músicos. El foso se llenó hasta que no cupo ni un alma más, mientras el resto de los asistentes seguía disfrutando desde sus butacas.
Hubo de todo; temas rápidos, de ritmo más sosegado, blues y baladas como aquellas que, repito, escuchábamos entonces en voces del recuerdo como Percy Sledge o Aretha Franklin. Todos disfrutaban con este derroche de música y simpatía, por eso había que mantener el espectáculo sin que decayera ni un milímetro y para ello, nada mejor que continuar desplegando ese torrente musical a través de otro puñado de canciones como “Pelvis Pusher”, “The World’s Gonna Have To Take A Turnaround”, “Lo and Behold”, “Run Like The river”, “You Saved Me”, “Run Outta You Or” y el remate con “Red-Handed”. El personal estaba derretido, inequívocamente a merced de Vintage Trouble y su espectáculo y música. Ty Taylor bajó a mezclarse entre el público en dos ocasiones certificando esa comunión que se produce entre músicos y auditorio. Pedían que aquello durara toda la noche, si podía ser. Pero ya conocemos que ese deseo no era posible y el grupo dio su puntilla final con “Get It” y “Strike”. Válgame, Dios. Qué poderío. Aquello era como tocar el cielo y los responsables eran aquellos cinco músicos de Vintage Trouble, que demostraron su enorme valía, conocimiento y acierto en dar con la fórmula musical que aún hoy sigue siendo mágica y electrizante. Nadie se movía; ni del foso, ni de sus butacas. Hasta los grillos y mosquitos cantaban y revoloteaban por todo el auditorio. Querían un poco más y los californianos -que también se mostraban alucinados con ese público (yo creo que no se esperaban una respuesta tan rápida e inequívocamente con tanta comunión con ellos)- regresaron al escenario para regalar una más (el tiempo ya estaba un pelín pasado del límite). Así que se dispusieron a cantarnos “Knock Me Out” con la que, ahora sí y definitivamente, Vintage Trouble acababan su paso por el XXIV Jazz San Javier que, seguro, para muchos de los allí presentes se guardará en sus memorias particulares.
En resumen, otra noche de contrastes que nos dejó una nítida silueta del recordado pianista catalán Tete Montoliu sobre un auditorio repleto de sus seguidores y buenos aficionados al género para, ya en la segunda parte, ser testigos y participantes del torrente musical, bien ejecutado y con una atracción absoluta de los californianos Vintage Trouble y su fusión musical muy efectiva y divertida. La próxima cita va a resultar un absoluto lleno ya que no quedan entradas. Se trata del regreso de un guitarrista mítico del rock cuya gira 2022 llega a Jazz San Javier: Steve Vai. Se lo contaremos, como siempre, en estas páginas. No pierdan el hilo.