Si hay una creadora joven inclasificable en nuestras artes y/o en nuestras letras, esa es Violeta Nicolás. Murciana afincada en Madrid, Nicolás acumula ya un extenso bagaje como artista, performer, docente e investigadora, y acaba de publicar su cuarto poemario, ‘Hielo con espinas’, en una edición cuidadísima a cargo de Franz, a medio camino entre un libro y una pieza de arte. El texto explota ese territorio fronterizo entre literatura y creación visual, volcando en tu cabeza imágenes y sensaciones vanguardistas sobre un fondo de collage cultural en el que la ciencia ficción, el colapso, la educación sentimental y lo alienígena completan un viaje alucinante con próxima parada en Estados Unidos, donde ‘Hielo con espinas’ será traducido en breve. Nicolás visita su ciudad natal este sábado (12h., en Libros Traperos) acompañada por la escritora Cristina Morano y no será una presentación al uso.
La lectura de ‘Hielo con espinas’ es una experiencia sin duda intensa de la que, después, no es fácil hablar, o al menos no solo con las herramientas de la crítica literaria. Ni de la crítica de arte. Como creadora a caballo entre el mundo del arte y el de las letras (y muchos más), me pregunto si eres consciente de esa cualidad mutante de tu obra, si te sientes cómoda en lo mutante o si ese es incluso un objetivo tuyo.
Claro, es uno de los objetivos: moverme en lo fronterizo, generar incertidumbre. Creo que hay que abrazar esa incertidumbre, la base de la creatividad, del pensamiento más allá de la lógica habitual, y además sentido. Lo inquietante es necesario para avivar percepciones. Y es necesaria la atención desenfocada, de lo que hablaba Jesús Aguado en la presentación del libro en Barcelona, como comentó, debido al romper de ritmos musicales y semánticos, entiendo que el poemario resulta a veces, difícil de digerir, y eso está presente en el proceso de escritura del mismo. Es un revulsivo para cuestionar la propia palabra y su presencia en lo cotidiano, desde dinámicas creativas y cercanas al surrealismo, con inspiración en la ciencia ficción, en películas como Forbidden Planet o Solyent Green, y en documentales sobre exoplanetas...
Luego volveremos sobre lo extraterrestre, pero cuéntanos cómo interviene la Violeta artista en tu proceso como poeta.
A través de referencias visuales o plásticas, sensaciones o ideas fruto de performances realizadas, principalmente, ya sean propias, de fotografías, esculturas, vídeo, acciones… o de otros artistas cuyas obras me han impresionado. Es una manera de suplir los límites de un medio con otro, el de la escritura, más que una traducción o interpretación, porque eso me parece imposible. En el proceso creativo, a veces, el estímulo primero o detonante viene de la escritura, me sucedió que empecé a escribir un poema sobre la suciedad, el polvo, y al leerlo después, pensé, tengo que hacer una performance con este elemento del polvo, una serie de fotografías, y una escultura. Hice también un vídeo donde aparece ese poema. Debo aclarar que no se trata de ilustrar los versos, sino de generar un diálogo entre medios o disciplinas diversas. Siempre investigo, a nivel teórico y práctico, busco referentes de artistas o escritores que hayan trabajado con esos intereses, etc. En este caso del polvo ya conocía algunos ejemplos de artistas y me di cuenta de cómo me interesaba al escribir antes de realizar obra artística con dicho material. En cualquier caso, mi objetivo es ofrecer una experiencia al leer el poema, tiene un valor propio.
Al echar a leer cada uno de estos poemas nunca se sabe dónde puedes acabar: el texto puede cambiar de alfabeto, llenarse de tachaduras, convertirse en un dibujo, quedarse sin tinta o recorrer escenarios tan dispares como el MahÄbhÄrata, la ciencia ficción retro como Forbidden Planet o Soylent Green, el universo manga de Sailor Moon o tu propia adolescencia. Me pregunto si para ti la poesía es un vehículo con el que perderse, encontrarse o simplemente mantenerse en movimiento.
(Y referencia a obras de artistas como Marina Núñez -cercanas a lo fantástico, ciencia ficción- a quien sigo desde que estudiaba Bellas Artes) Creo que es importante activar a los lectores/as, ofrecer espacios en blanco en la arquitectura/estructura del poema (de manera literal y figurada) para que ellos proyecten sentidos y percepciones. También se ofrecen estímulos que parecen en un primer momento muy diversos entre sí, y por eso mismo, se activa a los lectores, que tratan de encontrar algo en común entre esas pistas, esas palabras, referencias, versos del poema. Es una estrategia presente en técnicas para estimular el pensamiento divergente y creativo, que también se apoya en lo aleatorio.
A pesar de la radical contemporaneidad de tu trabajo, en ‘Hielo con espinas’ hay lugar para una raigambre literaria de escritoras de todas las épocas, ‘Las Eulalias’(desde Safo a Pizarnik), e incluso para las mujeres de tu genealogía familiar. ¿Qué relación tienes con la tradición y qué función cumple en tu proceso?
Soy una lectora apasionada de poetas clásicas y contemporáneas, entiendo el acto de leer como algo íntimo que propicia la introspección y a la vez, ayuda a entender a quienes nos rodean, es mejor que leer un ensayo sociológico o sobre psicología... Todas las lecturas influyen en la manera de vivir la poesía y la escritura. Supongo que es una forma de entender la literatura como diálogo entre esas escritoras a las que me refiero, y también es una forma de homenaje o tributo a su obra.
Gema Monlleó ha destacado, en la revista Détour, el vínculo entre tu poesía y el cuerpo, tan fuerte que casi es capaz de sacar los poemas de la cultura, convirtiéndolos en una especie de ceremonia orgánica. Entiendo además que la corporeidad es uno de los ejes más importantes de tu trabajo tanto como artista como en lo literario. ¿Se puede llegar al texto desde algún lugar no cerebral, cuál es el rito en torno a la creación de ‘Hielo con espinas’?
Creo que no es un poema cerebral sino muy sensorial, intuitivo, además de trabajar mucho la palabra considerando múltiples dimensiones, que acogen el lapsus, el error, otros idiomas, lo onírico, simbólico… Lo interesante es generar preguntas, más que dar respuestas, esto es algo que defiendo también como docente.
La poeta y editora Lola Nieto ha inventado un término para tu trabajo: Queda inaugurada la poesía alienígena. Me gustaría saber hasta qué punto llevas con orgullo esta condición de murciana-marciana capaz de mirar el mundo con una óptica extraterrestre.
Orgullo no sé, pero sí hay que valorar las cualidades de cada cual sin tratar de encajar en lo que nos vamos encontrando en la vida, precisamente para poder vivir una vida real, fuera de estereotipos y espejismos sociales o culturales. Esto es el deber de la poesía y el arte en general. La óptica extraterrestre creo que nos aproxima al pensamiento crítico, creativo, sentido (ligado a la emoción) y social, también supone abrazar la diferencia y disolver los prejuicios, ya sean de género, raciales, nacionales... En cualquier caso, hay que percibir lo enigmático, como se plantea en la poesía escénica premiada por el Museo Carmen Thyssen, “Por qué pompa encontró a espina”, que, llevaré a cabo en colaboración con mi hermana, y, donde aparecen algunos de los poemas de 'Hielo con espinas'.
¿Lo podemos dejar entonces en ‘queda inaugurada la poesía ‘enigmanígena’?
Bueno, es que lo alienígena tiene en su base el enigma, es mirar el mundo sin la clave/filtro o lógica habitual. Lo alienígena supone quizás, una concreción más sensorial, que implica la dimensión corporal, por ahí vendría lo performativo.
Creo que hay que considerar una cuestión de esencia filosófica, socrática, la autoconciencia de no saber nada.
Más allá de cualquier categoría: hay que disfrutar de la literatura y vivirla, leyendo que es una forma de escritura o también escribiendo.